12: Alexander no te merece.

...MADISON...

La puerta se cierra por el viento, lo que provoca que el se mueva con pereza en la cama mientras refriega sus ojos.

—¡Alexander!

Me mira con los ojos entre cerrados y al mirar a Brooke que está a su lado no tarda en sentarse en la cama de golpe.

—No lo puedo creer...— niego con la cabeza.

Al igual que el, ella también se sienta en la cama pero con una sonrisa de labios cerrados.

—Al parecer tenemos visita tan de mañana— murmura la bruja.

—¿Brooke? que haces aquí y...— la mira a ella y después a su cuerpo— Madison...— me mira fijamente— yo te lo puedo explicar.

—¡Eres un maldito desgraciado Alexander, mientras Grace está que sufre y se culpa por no poder darte un hijo tu estás que te revuelcas con esta putibruja!

—Mira estúpida a mi no me llames así.

Me acerco a ella y la agarro del cabello.

—¡Camina!—a rastras la saqué de la cama y le di una cachetada haciéndola caer al suelo fuera de la habitación.

Le tiré su ropa y arrodillandome ante ella volví a golpearla. Si no me devuelve los golpes es porque estoy embarazada pero cuando iba a hacerlo Alexander la agarró de la muñeca.

—¡Cuidado con lo que vas a hacer Brooke! Madison escúchame...

—¡¿Escuchar qué cabron?! ¡¿Que estás que engañas a mi amiga con esta zorra que tanto la odia?! ¡No permitiré que lastimes a Grace por aquí estoy yo para defenderla! Que asco me das— miré la cama— ¿y en la habitación donde estuvieron juntos? Que imbecil— seco mis lágrimas.

—Las cosas no son como parece, ni siquiera recuerdo cuando esta se metió a mi cama...

—Que cobarde eres Alexander para engañar a tu amiga en mi presencia, dile que anoche conmigo calmaste tú dolor. Que hicimos el amor.

—¡Cállate!

—No quiero escuchar más. Solo te diré una cosa Alexander, a Grace le dirás todo, porque si no lo haces tú, ten por seguro que lo haré yo. No permitiré que ella derrame una lágrima más por un sinvergüenza como tú. Acabas de perder a una gran mujer, ahora humillate como el perro que eres— bajé las escaleras.

—¡Madison! ¡Madison!

Me subo al carro y me alejo lo más rápido de esa maldita mansión.

...ALEXANDER...

Miro a Brooke.

Juro que no recuerdo lo que pasó anoche, tan solo recuerdo lo último que Madison me dijo ayer de tarde antes de irse, y que tomé un poco pero...¡Maldita sea!

—Yo también te dejo mi amor— sonríe. Pongo mi mano sobre su cuello y la presiono en la pared.

—¿Qué me hiciste?

—Qué hicimos querrás decir. Mmm—muerde sus labios y cierra sus ojos— me la pasé muy bien, lo confieso, si que sabes satisfacer a una mujer mi amor. Diablos eres toda una bestia. ¿Acaso no recuerdas que estuvimos cuatro horas haciéndolo? Te console en mis brazos, te hice olvidar de esa mojigata...

—¡Cállate!

—Aunque lo niegues, sabes que estuvimos juntos. Estas jodido cariño. Ahora...afronta las consecuencias.

Se coloca el abrigo y sale de la mansión con una sonrisa triunfadora.

...GRACE...

No sé cuántos horas llevo llorando en la cama, solo sé que mis ojos se están hundiendo. Seco mis mejillas al mirar de reojo a Madison entrar a la habitación.

—Pensé que estabas dormida.

—No puedo dormir.

Me siento.

—¿Pasa algo?

—El cabron de Alexander no merece tus lagrimas.

—¿Por qué lo dices?...¿acaso pasa algo que yo no sé?

—¿Te parece poco que te haya dejado sola? Ya lo veré viniendo a rogarte. Tan solo recuerda esto Grace, los hombres son unos perros infelices, y por esos perros una mujer no llora. Así que te me vas secando esas lágrimas y agradecele a Dios que te sacó a ese imbecil del camino. Alexander no te merece, porque no te ama lo suficientemente, sé que suena algo cruel pero no tengo pelos en la lengua— limpia mis ojos— Porque cuando se ama se está en las buenas y en las malas, y se es fiel para toda la vida— me abraza —no llores mi amor.

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