6: Hoy no pienso dejarte dormir.

...GRACE...

—Al convertirte en la esposa de Alexander, te corresponde una parte de su fortuna y empresa.

—A mi no me importa eso, en cinco meses nos divorciamos.

—En cinco meses pueden ocurrir muchas cosas. Sé que en este tiempo tú y mi hijo tendrán la oportunidad de conocerse— y vaya que ayer lo hicimos muy bien—. Grace, no permitas que ninguna mosquita muerta se adueñe de lo que es tuyo. A leguas se nota de las intenciones de esa mujer.  Tu eres su esposa, tu eres su mujer. ¿Entiendes? — asiento.

—Yo me encargaré de proteger lo que es mío.

Sonríe levemente y acaricia mi mejilla.

—Créeme que a Alexander le gustaría escuchar esto. Luego nos vemos para darte un par de clases.

—¿No vino a ver a Alexander?

—...No, de hecho sí, pero sé que lo iba a hacer, tú lo harás mejor —me dá un guiño —cuídate mi amor— da un beso en mi frente y camina hacia su lujoso gran carro donde su chófer la está esperando.

Que habrá querido decir.

Me apresuro donde la oficina de Alexander y vuelvo a entrar.

—Pensé que te habías ido— apenas me mira de reojo.

—Quiero hablar contigo.

—Toma asiento.

—Antes que todo quería pedirte una disculpa por hablarte de esa manera hace un momento, tuve un mal día eso es todo— pareciera como si me estuviese ignorando, su mirada sigue puesta en la revisión de unos documentos, por lo que se los arrebato— te estoy hablando.

—Y yo te estoy escuchando. Creo que debemos restarle importancia a lo que sucedió anoche, porque como dices, tan solo fué un desliz que no se volverá a repetir— muerdo mis labios y me aferro de mi falda— ¿solo para eso viniste? Necesito trabajar para algo importante, la verdad.

—Vine también para otra hablar de otra cosa— me levanto—. Me niego a que Brooke forme parte de esta empresa.

—Dios —susurra.

—Quiero que la eches.

—Mira Grace, Brooke firmó un contrato conmigo, y al hacerlo tendrán que pasar dos meses para poder ser despedida, así que no podré cumplir tu capricho.

—¡No es un capricho, simplemente no quiero que ella esté aquí!

—¡Como dueño de esta empresa yo decido quien se queda y quien se va, y Brooke se queda!

—¡Esa mujer iba a golpearme, me insultó y se nota que te tiene ganas y no dejará pasar oportunidad para seducirte, soy tu esposa!

—Algo debiste hacer para provocarla— abro los ojos bien grandes.

—Eres un imbecil Alexander, por eso es que toda la vida has estado soltero y nunca has podido estar con una mujer que amas.

Me detiene del brazo antes de salir.

—Perdón...no quería gritarte— limpia mis lágrimas— pero no puedo echarla— me iba a soltar pero me agarró más fuerte —. Prometo darte tu lugar, ni Brooke ni nadie volverá a humillarte, eres mi esposa y me encargaré de hacerte respetar como es debido. ¿Si?— asenti y puso mi cabeza sobre su pecho y rodeo mi cuerpo con sus brazos—. Pero te equivocaste Grace, ayer tuve la dicha de estar con la mujer de la cual eh estado enamorado hace mucho tiempo.

Me alejé y lo observé por unos segundos.

—¿Ah, sí?

¿Quiere decir que estuvo con las dos ayer?

—Recordé que debo hacer algo, hasta pronto.

...ALEXANDER...

¿Habrá entendido lo que le quise decir o debí ser más claro? ¿Porque siempre paso metiéndome en problemas?

Bajo del auto algo cansado. Tuve un día con mucho trabajo que lo único que quiero hacer es acostarme a dormir, estoy muy estresado con todo esto de la construcción.

Ni bien la puerta se abre y ya las serpentinas y globos caen sobre mi cabeza.

—¡Sorpresa!

Veo a mis hermanos en mi casa. Había olvidado que era mi cumpleaños.

—Feliz cumpleaños hermano...—Manuel camina hacia mí.

—¿Qué hacen aquí? Saben que odio los cumpleaños. No me gustan las fiestas sorpresas— Las chicas y mis hermanos me hicieron señas para que me callara—. Detesto todo esto.

—No quería molestarte— aparece Grace detrás de mí y doy un brinco— lo siento, yo fui la que planeó todo esto.

Sonreí.

—¿De verdad? Muchas gracias, me encanto la sorpresa.

—Que hipocresía— murmura Manuel y todos niegan con la cabeza.

—Feliz cumpleaños, Alexander— da un beso en la comisura de mis labios con nerviosismo como si de una niña se tratara.

—Gracias.

—Bueno, ¿ahora sí me dejarás felicitarte?—me abraza Manuel— hipócrita— susurra en mi oído y río.

Luego de recibir las felicitaciones de mi familia por mis 29 años cumplidos, hicimos un brindis.

Grace pone su mano sobre mi hombro.

—Te agradezco esto, te confieso que me caracterizo como un amargado aguafiestas. Nunca me han gustado los cumpleaños pero de todos modos gracias por este detalle, me encantó.

—Aún falta tu regalo. Espero que te guste como el de los demás. Estaba indecisa en qué elegir pero Madison me ayudó.

—¿De verdad? ¿Y donde está?

—Te lo daré cuando todos se vayan.

—¿Entonces que tal si echamos a todos en este momento?

Ríe negando con la cabeza.

Luego de que por fin todos se vayan, Grace y yo nos quedamos solos.

—Me tomé el atrevimiento de decirle a los empleados que se vayan a sus casas— subimos las escaleras.

—Recuerda que también eres la dueña de esta mansión y puedes hacer lo que quieras.

Nos detenemos en la puerta de una de las habitaciones desocupadas.

—La sorpresa está aquí adentro. Pero necesito ponerte esto —me enseñó una venda— ¿me permites?— asiento y coloca la venda en mis ojos y escucho como la puerta se abre.

Me agarra de ambos brazos y dando un par de pasos me acuesta en la cama.

—Quédate quieto. Y ponte cómodo.

Quita mi corbata, mi saco y zapatos.

—Lo siento pero tendré que asegurarme de que no te quites la venda— me pone unas esposas en la cama.

—¿Grace?

—Tranquilo, no te haré daño Alex.

Siento sus tacones alejarse hacia la puerta del baño y la siento entrar en él.

Me tiene ansioso por ver aquella sorpresa, por su mirada sé que la tenía preparada hace mucho tiempo y que le daba un poco de pena enseñarme el dichoso regalo. Ahora solo espero saber que es.

Cuando ya estaba a un paso de llamarla, siento de nuevo sus tacones salir del baño.

—Perdón por hacerte esperar.

—Tranquila, dicen que lo bueno tarde. ¿Podrías quitarme esto por favor?

—Claro.

Se sube en la cama y mi amigo de allá abajo se despierta cuando siento la mano de Grace rozar en aquella zona.

Lo primero que me quita es la venda y me quedo estupefacto al verla en ropa ropa interior delante de mí.

—¿Qué haces así vestida?

—Esto es parte de mi regalo, pero aún falta más.

—A qué te refieres.

Sonríe ladeada y me quita las esposas.

—Ya era hora que despertaras— le habla al de abajo —.Nos divertiremos mucho— pasa su mano en mi entre pierna y masajea a mi amigo por encima de mí pantalón.

—Grace...

—Me encanta saber lo duro que se pone entre mis manos. Hoy no pienso dejarte dormir, dejarlos dormir.

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