7: Es imposible hacer el amor sin amor.

...ALEXANDER...

Sigue masajeandome por encima del pantalón. Con la excitación a tope, es tan rápido su movimiento que vuelve a esposarme.

—¿Qué haces?

—Es mejor que estés así, no sea que te quieras comer el postre sin antes probar la cena.

Se baja y camina hacia la barra que recién me percato que está en la habitación.

—No soy una profesional, aprendí a bailar ballet, por algo se empieza, esta noche, tu serás quien me critique.

Su pierna derecha se envuelve en el tubo al igual que su mano. Se tumba de una manera sensual y da una lamida mirándome pícara.

Tenía razón, no creo poder contenerme, pero me puso las esposas y tan solo me tengo que conformar viéndola bailar.

Un maldito dolor siento en mi parte baja y todo por el tormento de verla bailar de una manera tan sensual.

—Ya para...

—¿Por qué? Es parte del regalo— ríe la hija del diablo.

Puedo ver el gran bulto que se formó en mi pantalón y se que ella también ya que se relame los labios con su mirada clavada en aquel lugar.

—¿Qué tal lo hice?— se sube a la cama gateando con una sonrisa coqueta—. No pues, ni para que preguntar, satisfecha con ver que a él sí le gustó— da una lamida por encima del pantalón y gruño— ¿tan sensible estas hoy?

—Así me pones tú.

Se sube encima de mí.

—¿Como te pongo yo? Sé más específico.

Va dando movimientos para restregarse en mi erección.

—Tan duro, tan activo.

Quita las esposas.

—Demuestrame cuán duro y activo estás.

Quito mi pantalón bajandomelo junto con el bóxer y quedo desnudo.

Pongo sus manos en su espalda y pego sus pechos en la pared.

—¿Tan juguetona y traviesas estás hoy, no?

—Puede ser.

—Bien gatita, esta noche te daré tan duro que no pararas de gritar mi nombre. Te castigare por haberme tenido sufriendo ahí por 20 minutos.

Mi mano busca con desesperación la zona que habita entre sus piernas, y al hacerlo, lo toco y meto mis dedos en su interior de un solo golpe.

—¡Alexander!

—Te lo advertí, gata.

Los muevo en círculos y se sujeta de la pared donde deja arañazos. Sujeta fuerte mi muñeca tratando de hacerme parar.

—Ya basta.

—Tu comenzaste con esto, ¿tan rápido quieres terminar?—sus piernas tiemblan— oh, ya veo porqué. Dime algo gata, ¿cuantas veces te has tocado pensando en mí?

—Varias veces.

—¿Varias veces qué? Sé más específica.

—Me he masturbado varias malditas veces imaginando cómo me atraviesas con esa cosa ...— abro los ojos como platos.

No quería que fuera tan explícita.

—¡Joder!— Se viene en mi mano.

Sus bragas están empapadas y mi mano mojada. Acerco sus fluidos a su rostro.

—Pruebate.

Lame tan sensual y lento mis dedos. Maldita sea, sabe como calentarme.

La empujo a la cama y gime entre risas.

—¿Ahora como te llamo? ¿Las cincuenta sombras de Hardy?

Quito su ropa interior.

—Carajo, y tanto me costó ponermela para no dañarla.

—Te aseguro que te ves mejor sin ese estorbo. Aférrate bien gata, te daré lo que necesitas por portarte mal.

—¿Qué?

La penetro con fiereza y suelta un grito jodidamente excitante. Llevo sus piernas a mi hombro y las embestidas se vuelven profundas.

—Alex...

Sus senos rebotan dependiendo de la fuerza que pongo entre sus piernas. Mis besos recorren su vientre, senos, cuello.

—Dime algo que me caliente, gata.

—Sol, estufa, microondas, fogata...

—Hablo enserio— entro completo a esa estrecha entrada.

—Mmm...dame más Alexander, hazme tuya...Soy solo tuya.

Ni hacérselo en todas las posiciones bastará calmar este maldito deseo de hace cuatro años.

Abro sus piernas y mi cabeza se hunde entre ellas. Viviendo el paraíso y saboreandolo con mi lengua.

—¡Oh...mmm...joder!

Su espalda se encorva y su cabeza echa hacia atrás. De las sábanas se aferra y sus incontrolables gritos y gemidos salen de sus labios como una melodía.

Sus gemidos cesan cuando llega a su segundo clímax de esta noche, pero de seguro no el último.

Sin darle tiempo a nada la pongo boca abajo y la pongo de perrito. Le doy una nalgada y gime.

—Si no te doy contra la cama es porque respeto a la cama. No lo vuelvas a hacer porque sino...— dejo de nuevo su nalga derecha marcada y gime con fuerza—¡imbecil!

—¿Por qué si no qué?

Se monta en mí.

—Recuerda esto, siempre llevaré las riendas de una noche entre tu y yo. Tocame como sabes hacerlo.

La tomo de las caderas y la embisto frenéticamente.

—Alex...te dije solo tocar...

—Pensé que también se lo decías a él— me refiero a mi amigo.

No sé cuantas horas estuvimos follando, solo sé que fué la mejor noche de mi vida y no creo que nadie me quite este recuerdo de la cabeza.

Abro mis ojos y sonrío al ver a Grace acostada a mi lado rodeando mi cuerpo con sus brazos. Ni recordaba que se había quedado dormida conmigo. Acaricio su cabello y al darme cuenta...ya son las siete y aún no estoy listo para ir a la empresa. La dejo a un lado y me meto al baño para calmar este calor que provocó en mí la gata.

Las gotas recorren mi cuerpo y recuerdo haber sentido lo mismo pero con las manos de Grace. Que traviesa me salió. Sin duda su regalo fué el mejor de todos.

Rodeo la toalla en mis caderas y al observar la cama ya no veo a Grace por lo que con una sonrisa niego lentamente.

...GRACE...

Juro que en mis planes no estaba hacer el amor con Alexander por cinco horas, pero aquellas cinco maravillosas horas a su lado no lo cambiaría por nada del mundo.

Al terminar de bañarme y vestirme salgo para hablar con Alexander de lo de anoche pero no lo encuentro ya que salió para la empresa.

Me siento en la gran mesa del comedor y el timbre tocan. Sonrío al ver a Madison que es mi visita.

—¿Qué tal nena?— da un beso en mi mejilla— no te tengo ni que preguntar. A Alexander le encantó el regalo.

—"Los regalos"

—¿Qué, pero no era solo bailarle?

—Las cosas se me salieron de control...hicimos el amor.

—¡Genial!...¿quieres decir que ya se confesaron y se dijeron que se aman?

—Madi...yo no amo a Alexander.

—Nena, es imposible hacer el amor sin amor. Dime, ¿que sientes cuando estás con él?

—No sé, ¿placer, seguridad, felicidad?

—Grace, en estos cuatro años te eh conocido muy bien. ¿Tu virginidad se la diste a Alex?— asiento— ahí está. Si lo hiciste fué porque estás enamorada de él, ¿no te has puesto a pensar, en si amas a Alexander?

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