Me encontraba en mi moto, fuera del instituto esperando que Dangella saliera, las cosas con Sergei no había vuelto hacer la misma, trabajaba para él, pero la comunicación y la confianza entre nosotros se había estropeado, él me había dicho, o mejor dicho había dado la orden, que cuando estuviera haciendo trabajo de la empresa lo hiciera en la empresa y no me permitía llevar a Dangella ahí, al principio me enojó su actitud, quería reclamarle, pero después respire profundo y me tranquilice, igual era su empresa, yo solo seguía ordenes. Me dediqué a seguir sus estúpidas reglas, aunque no lograba adivinar sus motivos.
- ¿Qué estás haciendo aquí? preguntó en tono brusco Daniella sacándome de mis pensamientos, hace mucho que no la veía, ella seguía siendo la misma chica amargada y con su rostro serio que conocí. Sonreí y mi sonrisa al parecer la sorprendió, porque sus ojos se abrieron mucho más.
- Es un gusto verte también la salude.
- ¿Qué te pasa? pregunto en tono confundido inspeccionando mi rostro, como si tratará de descubrir una suplantación.
- ¿Qué me puede pasar? pregunte soltando una pequeña risa, Daniella retrocedió un poco, como si fuera un monstruo. Se quedó un momento en silencio mirándome con miedo, abriendo la boca una y otra vez como un pato, como si quisiera decir algo, pero cuando un sonido salió de su boca Dangella llegó corriendo hasta mí y me abrazo, respondí su abrazo y luego la besé, fue un beso largo hasta que el aire no entró a nuestros pulmones y lo sentimos, nos separamos, incline mi frente en la suya.
- ¿Cómo te fue? susurre ignorando por completo a Daniella, toda mi atención se la ganó la chica frente a mí.
- Todo fue bien, tengo un ensayo que tienes que ayudarme hacer comentó, sonreí deshaciendo mi abrazo. Me había acostumbrado ayudarle hacer sus deberes antes de trabajar en el proyecto, era bueno recordar aquello que se había olvidado, además era bueno en los ensayos, me gustaba leer y dar mi opinión
- Hay que hacerlo entonces comenté entrelazando nuestros dedos. Un carraspeo interrumpió nuestra conversación, Dangella se dio la vuelta y miró a Daniella de quien provenía el sonido.
Su expresión de sorpresa, de confusión se notaban a distancia, como diciendo, ¿Qué pasó contigo?
- No te había visto, lo siento se disculpó Dangella en tono tímido, su rostro estaba un poco sonrojado, no supe si era de vergüenza por la situación o por el beso que nos habíamos dado.
- Soy Daniella, soy amiga de Mikel se presentó la chica frente a nosotros extendiendo su mano, su tono era neutro, al igual que sus expresiones que habían vuelto a la normalidad, ya no había rastro de confusión, al contrario, todo en ella mostraba seguridad.
- Soy Dangella, creo que ya nos habíamos visto, es un gusto conocerte contestó mi chica en tono amable con una sonrisa que iluminaba su rostro, mientras estrechaba su mano.
- Es sorprendente su actitud, en verdad le gustas comentó Daniella en tono burlón mientras pasaba su mirada entre nuestras manos y mi rostro, levante una ceja, no era tan sorprendente verme sonreír, ¿o sí?
- Si no me gustará no estuviera aquí comenté abrazando a Dangella por la cintura.
- Por fin tienes una relación seria, todo lo que me contaste fueron juegos para ti comentó mi amiga, - Jamas pensé que con tu actitud arrogante alguien quisiera estar contigo de manera seria dijo ella negando con su cabeza una y otra vez. Ella se quedo mirándome por un momento, como si me estuviera preguntando, ¿ella es otro de tus juguetes?, yo negué con la cabeza, haciéndole saber que por primera vez, me gustaba alguien tanto que decidí entregarlo todo por ella.
- Te deseo suerte con él dijo Daniella dirigiéndose a ella y luego me miró a mí sonrío y aconsejo
- Y a ti, no le hagas daño, una mujer es un ser que se debe tratar con cariño, delicadeza, no es un juego, no le hagas daño. No la dejes ir, luego se dio la vuelta y se fue sin ni siquiera despedirse, la vi llegar hasta un chico quien la abrazo con fuerza.
- Tu amiga es extraña, ni siquiera sé despidió susurro Dangella.
- Para ella, el decir adiós, es una forma de decir ya no te volveré a ver jamás, es una palabra que se dice solo cuando alguien se muere. Para ella existe el hola, pero no el adiós comenté recordando lo que un día ella me había contado.
- Si no existe el adiós mientras estamos vivos, ¿ por qué no te dice hasta luego, hasta mañana, hasta pronto? pregunto con interés.
- Con el tiempo las personas adquirimos actitudes y fetiches que se nos hacen costumbres, el de ella es no despedirse respondí dejando un beso en su mejilla.
- La había visto, pero su actitud no me agradaba mucho, parecía una persona fría, egoísta, que solo pensaba en ella, por eso no me acercaba a ella, es todo lo contrario comentó Dangella en un susurro. Sonreí mirando hacia el lugar por donde Daniella se había ido, ella me recordaba a mí.
- Su historia es muy fuerte comenté recordando lo que me contó y lo que vi cuando estaba más cerca de ella .
A veces tenemos que ponernos una máscara, para que las personas no reconozcan nuestra verdadera faceta, si nos ven vulnerables otras personas pueden aprovecharse de eso y dañarnos dije soltando un suspiro, recordando lo que había hecho con varias chicas, solo por tener esas sonrisas que me fastidiaban.
También recordé la actitud que mi padre tenía conmigo cuando apenas era un niño inocente.
Solía sonreír siempre, me gustaba reír y hacerle bromas a Bradlly, Pero cuando mi padre me observaba ponía mi rostro serio, esa era mi mascara ante él. Sin importar los golpes que me daba, mi sonrisa permanecía intacta cuando papá no estaba cerca, hasta que un día lo descubrió, me golpeó tan fuerte y me torturó tanto dejándome sin comer, con frío y dolor, que desde entonces decidí que ese rostro serio sin expresiones seria mi máscara, no volví a sonreír desde ese día, simplemente porque quería protegerme.
Muchas veces las experiencias en la vida son tan fuertes que nos va mejorando en actitud, en expresión, en acciones. Cada acción, cada persona, cada caída, nos deja grandes enseñanzas. Me di cuenta hace mucho, que es una mentira el dicho que dice: " El que escucha consejos, llega a viejo", o en mi caso lo es, usualmente muchas de las personas escuchamos a otros narrar sus experiencias, escuchamos sus errores, sus caídas, sus enseñanzas. Pero te aseguró que son pocas o casi ninguna persona quien recuerda aquello antes de cometer el mismo error, a veces necesitamos caer nosotros mismos, necesitamos vivir la experiencia para aprender de ello, sería muy idiota si les dijo que muchas veces somos tan masoquistas que caímos con la misma piedra o en el mismo hueco antes de aprender la lección. Eso me pasó cuando era niño, Bradlly me contaba que no le gustaba que sonreirá porque era un gesto de debilidad, me contó como lo golpeaba y me decía una y otra vez que no sonreirá en casa, pero yo no lo hice caso y aprendí con los golpes que papá me dio hasta cansarse y dejarme desmayado.
- No soy quien para juzgar susurre, cada persona se comporta según las experiencias vividas, y lo que el tiempo los hace madurar.
- Eso es verdad, terminamos usando máscara para que la sociedad no nos dañe con sus acciones.
- ¿Qué no juzgas a nadie dices? ¿y qué pasa conmigo?, ¿Jugaste conmigo solo por tener una sonrisa en mi rostro como máscara?. Esa vos hizo que un escalofrío pasará por mi columna vertebral, sentí miedo y temí perder a quien amaba.
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