Capítulo 18

Máximo

Voy a la cocina y la veo con una libreta, leo los nombres sin que se de cuenta y ¡oh sorpresa! son varios de mis empleados. Un monto de dinero a un lado y la palabra si o no. No comprendo nada pero ella no está bien. La abrazo sin dejarla escapar y llora sin cesar. Le pido que vaya a la habitación y hablemos. Subo un te para ambos, le entrego el suyo y espero a que esté lista.

Comienza su relato, contándome de su madre y sus salidas, que tenía amigos en la empresa. Es lo que todo mundo hace, nada extraño.

Sigue hablando y yo prestando atención a cada gesto, suspiro y a su voz que por momentos suena más débil o más cargada de odio.

Cuando llega al momento se quién se fue su novio me enfurece. Él la besó por primera vez y además tuvo el honor de ser el primero en su intimidad mientras que yo busco la ocasión para besarla por dos segundos

Cuando me dijo que su primera vez fue pésima y que luego no lo vio hasta el mes y que el muy imbécil se atrevió a golpearla me enfureció. Aún ella me dice que no fue el la bestia que la atacó cuando la saqué de su trabajo en el restaurant.

Estoy furioso porque ésta niña sufrió a manos de un miserable que no solo le quitó la ilusión sino sus sueños, la confianza en si misma y en los demás, la atormentó de tal forma que piensa que el sexo es asqueroso. Y que todo haya ocurrido por la estupidez de su madre quien se supone debería protegerla solo lo convierte en algo peor aún.

Me hubiese gustado conocerla antes de todo esto y saber si era tan fría y cerrada como ahora, si al menos tenía una sonrisa de vez en cuando pero no es posible ya, esa chica ya se ha ido y me temo que para siempre.

Su rostro permanece frío pero sus ojos me dicen lo furiosa que está y al verme se que está molesta y mucho, lo comprendo. La obligué prácticamente a contarme esto y nos conocemos hace muy poco. Sus palabras me lo confirman, aunque lo último que dice me desconcierta. ¿Siente asco por la intimidad?

Doy vueltas en mí cabeza aquello, rememoro lo que me dijo, ¿El sufrimiento de la primera vez duró cinco minutos o el idiota que estuvo con ella de principio a fin duró eso? Me atrevo a pensar que la segunda opción es la correcta. Yo no demoraría ni cinco minutos acariciándola, me tomaría todo mí tiempo para hacerle el amor como se debe.

Me pierdo en mis pensamientos y reacciono solo cuando ella me toca el hombro

-¿Ahora que te pasa?

-Perdón es que me quedé pensando en algo, lo siento, ¿Me decías?

-Que no quiero que vuelvas a preguntarme respecto a esto ni a presionar, ¿Crees que es lindo tener que decirte esto?

-Lo siento, de verdad de haber sabido que era algo tan personal no habría insistido

-Como si te creyera justo ahora

La veo salir de la habitación dando un portazo y suspiro. La he molestado más de la cuenta, ella tiene una belleza que no puedo describir con palabras y se ve tan segura debido a esa frialdad que llama mucho mí atención pero hoy pude darme cuenta que ella no es así. Solamente se protege de ese modo.

Me acuesto y miro la hora, es tardisimo y tengo una junta a primera hora de la mañana. Seguro me espera un día terrible, lo normal de cada mañana.

Me levanto y ya es tarde, tengo veinte minutos para llegar a la oficina. Me visto y acomodo mí cabello en el camino porque de verdad no puedo hacer nada mejor

-Señor, ¿No ha dormido?- mí chófer me conoce hace tantos años y su ironía anuncia que piensa que mí desvelo tiene nombre y apellido, así es, aunque no por lo que él piensa

-Te dije que a solas debes tutearme

-Lo se Máximo pero es la costumbre, ¿Qué tal tu matrimonio?

-Mi matrimonio, apenas si la besé en la luna de miel y para las fotos, así que no insinues estupideces

-Vaya vaya, una mujer se le resiste al gran Máximo

-Yo no la presionare a nada, debo cuidarla. Si supieras por qué odia a muchos de mis empleados serías el primero en comprender pero no te diré, es algo personal de ella.

-¿Asistirá a la fiesta?

-Se lo propuse pero no como mí esposa por el momento, cuando esté lista lo anunciaremos. Tendría que ir como una buena amiga, pero con mucha seguridad porque no quiero sorpresas

Llego y debo entrar a la primera junta, a esa le seguirán dos más y no he desayunado.

Sobrevivo la mañana solo con café bien cargado, necesito volver a casa y un analgésico. Llego y veo un almuerzo que mucho no se me antoja y Lisa mirando los platos con cara de asco

-Hola amor, te extrañé- le dije al llegar a su lado y deposito un beso en sus labios. Ella me ve confundida pero puede notar al personal viéndonos y resignada me sigue el juego. Comemos y vamos a la habitación principal donde me tomo una pastilla para el dolor de cabeza

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