Capítulo 15

Lisa

Fuimos de viaje a conocer lugares que apenas si los había escuchado nombrar. Jamás estuvo en mis planes viajar por el mundo porque realmente si apenas y podía darme el lujo de comer, jamás podría ni viajar al pueblo más cercano que está a menos de cien kilómetros de la ciudad.

Nos casamos, lo hice con un vestido blanco que era de fiesta pero sin ser de novia. Fue tan extraño todo, muy surreal. Jamás imaginé casarme y menos aún de blanco cuando ni siquiera pude llegar pura al altar y todo producto de una apuesta orquestada por mi madre.

Él me dió un beso que no fui capaz de responder porque tampoco era necesario. Solo era la tradición del beso para sellar nuestra unión.

Nos fuimos y aunque me hubiese encantado disfrutar la luna de miel viajando no podía hacerlo. Él es tan bueno conmigo y se toma tantas molestias que me decepciona no ser capaz ni siquiera de disfrutar su compañía.

Estar de luna de miel y llevar conmigo la joya que dice que ya no soy soltera. Recuerdo constantemente que no llegue virgen al altar y mi maldita vida. Él tendría que haber escogido otra esposa y no a mí que estoy dañada ya.

Él quiere verme sonreír pero jamás tuve motivos para hacerlo. En mi mente sólo está mi venganza que aunque así la lleve a cabo eso no me devolverá lo perdido ni solucionará nada.

Nos tomamos fotos en uno de los destinos pero sólo para aparentar, yo ni siquiera lo había pensado pero él tenía razón y claro, como recién casados debíamos demostrar amor y estar cercanos. Sus labios tocaron los míos por muy breves momentos pero no me acostumbro a la sensación de tenerlo tan cerca.

Hablamos cuando veía una pareja que tenía un niño pequeño, se veían felices, enamorados y miraban a su hijo con tanta devoción que me causó ternura. Ese nene estaba sonriendo y se veía inmensamente feliz. Recordé mi vida, sin mi padre y con una madre odiandome por solo haber nacido, y me di cuenta de la suerte de ese pequeño.

Quizás demore mucho mirando a la pequeña familia porque Máximo me preguntó si me gustaría formar una familia. Con el dinero que obtendré al finalizar el matrimonio podría pagar una inseminación artificial y así tener un hijo o hija a quien amaré y protegeré con mi vida. Le dije que podría ser madre soltera y se extrañó mucho.

La pregunta de si me había enamorado alguna vez no demoró en llegar y decidí ser honesta. No amé a Alexis, solo me aferré a él y me entregué por tener miedo de que desapareciera de mi vida, la realidad es que no sentí nada por él, no hubo deseos ni tampoco sensaciones. Así que le dije que no me había enamorado y que mi ex me falló y eso fue todo. No había modo de decirle nada más.

Cuando la luna de miel acabó suspiré aliviada de no tener que volver a subir al avión, eso me atemorizó más que perder mi virginidad, al menos con lo segundo podría caer de la cama y obtener algún moretón pero si el avión se caía no quedaría ni un gramo de mi cuerpo sano. No sé como Máximo está tranquilo en esa cosa pero hasta tomó mi mano para tranquilizarme.

Llegamos a la mansión y me dió mi lugar como señora del lugar con su personal, que vergüenza.

Él personal ya no estaba en la mansión al día siguiente, se fueron luego del desayuno.

No sabía ni que comeríamos al mediodía así que miré el refrigerador y vaya que había una gran selección de cosas para preparar lo que se me antojara. Todo era tan nuevo para mi, así como los electrodomésticos impecables que parecían más una decoración que algo que se haya usado recientemente

Decidí preparar carne al horno con especias y papas doradas, además de una ensalada, esperaba que Máximo llegara y no se molestara por qué había cocinado, o peor aún que odiara la comida. Sería difícil que le gustara algo tan sencillo porque come cosas caras y exquisitas preparadas por los mejores chefs y en lugares cinco estrellas.