#5: ¿A quién quieres verle la cara de idiota?

...ÁNGEL...

Con mis demonios a un paso de reventar me tranquilizo al observar a Tiffany detrás de mi espalda.

Jamás he tenido a Dusan en buen concepto, siempre tan imbécil y prepotente.

—Vámonos Dusan— con el codo Débora acaba su mirada retadora.

—Vámonos.

Cierro la mano en puño al ver como el imbécil presume su victoria llevándosela tomada de la mano. ¡Maldito cabron!

—Ángel— de manera preocupada Tiffany se asegura de que esté bien —. ¿Mi hermano te hizo nada? Te prometo que hablaré con él y le diré que no vuelva a hablarte así.

Acaricio su cabello.

—Ya paso, no importa — miro el pañuelo con sangre que toma en su mano, lo oculta rápido pero ya lo ví—. ¿Estás bien?

—S-si, estoy bien — llevo su cabeza a mi pecho.

Así me mienta 20 mil veces, 20 mil veces estaré sin creerle, sé que el cáncer está acabando con ella lentamente.

......DÉBORA......

—No debiste decirle tales cosas a Ángel — cierro la puerta del carro, dejándolo allí dentro.

—Lo dije enserio, ¿acaso era mentira?

Niego la cabeza —. Te pasas, Dusan.

—Mientras viva, le pondré un alto a todo imbécil que quiera sobrepasarse contigo. Así tenga que enfrentarme con mi propio cuñado.

—¿Cuñado?

—Tiffany es mi hermana menor.

—¡¿Qué?! ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Estaba por hacerlo pero ese idiota nos interrumpió. Ahí viene tu madre, me voy. Dulces sueños — besa mi mejilla —. Descansa. Si tienes problemas solo llama.

—Eso haré.

Regresa al auto, al partir siento la mano de mi madre en mi hombro.

—Como que los chicos te llueven mucho, no? No estaría bien que ilusiones a Dusan, háblale de tus sentimientos hacia Ángel.

—¿De qué hablas, madre?

—¿Soy la única que lo nota? Dusan está tragado contigo.

—¡Mamá!

—Si, discúlpame. No eran las palabras adecuadas. Dusan está enamorado de tí.

—Eso no puede ser cierto — me defiendo —. Hemos sido amigos por años, siempre me ha tratado como tal. Solo me quiere como amiga.

—Claro, y tú no amas a Ángel. ¿Quieres apostar a que tengo razón, Débora?

......ÁNGEL......

—Tiene visita.

—No estoy para nadie ahora.

—Te la aguantaras, porque no quiero imaginar que hice un largo viaje de por gusto — con su apática sonrisa típica, mi hermana alza sus gafas.

—¿A qué viniste, Esme?

—Wow, que amo me tienes Ángel.

—Hace unos meses nos vimos por última vez, pero qué milagro es saber que regresaste después de diez años aquí a México.

—Vine para reencontrarme con Débora, ¿tiene algo de malo? Te conozco Ángel — cruzada de piernas queda en el sofá —. Te casarás con esa chica pero no es justo por amor, a tí la única persona que te mueve el peso y produce terremotos, es Débora. Yo que tú me ando con cuidado porque a mi madrina no le gustará saber que estás burlandote de su hija.

—¿Yo burlándome de Débora? ¿De qué manera?

—Señor — por segunda vez la sirvienta arruina mi hora de tranquilidad.

—¿Ahora qué quieres?

—Alguien quiere verlo...

—Ángel — todo está en mi contra. ¿Qué hace el imbécil de Dusan aquí? —. ¿Llegué en buen momento para que hablemos? — se fija en Esme, mirándola de pies a cabeza pero sin darle importancia —. Por respeto a mi hermana y a Débora, aléjate de ella.

—Siempre has sido como una maldita mierda en mi camino, me resbala lo que me digas. Débora es mi amiga y seguiré viéndola.

—¿A quién quieres verle la cara de idiota? ¿"Tu amiga"? ¿Cuántos años creés que tengo? No soy un mocoso al que puedes verle la cara. Si te atreves a lastimar a Tiffany, no te quedaran días para contarlo. ¿Me explico?

—¿Es una amenaza?

—La es — arregla su saco, volviendo a Esme —. Esme, no? — con lo amargada que es lo mira de forma neutra sin responder —. Tal para cual — nos mira con una larga sonrisa —. Me despido — esta vez la señala sin extender su brazo —. Linda cadena — habla del accesorio que cuelga del cuello de mi hermana donde está su nombre.

Se gira decidido en salir.

—Señor Leonardi — ella se levanta provocando que sus pasos se detengan y la mire sobre su hombro.

—¿Sí, Srta. Howard?

—La única persona que puede amenazar y hablarle de tal forma a este imbécil, soy yo. ¿Fuí clara?

—Siempre y cuando aprenda a educar a su hermano. Con permiso —la sirvienta lo guía a la salida.

—¡Que tipo tan patético y prepotente!— exclama Esme con desdén —. ¿Enserio él es el hermano de Tiffany? No se parece en nada a ella. Tiene un aire de arrogante.

—No solo es hermano de Tiffany, también el hombre que está enamorado de Débora.

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