#4: Soy el mejor amigo de Débora.

—Buenas tardes, señores.

Con las manos en mi espalda y la mirada fija en todos los hombres, sonrío.

—Mi nombre es Débora Moretti, muchos han de conocerme. Como mi padre y mi "primo" les comunicó, soy la nueva jefa de este negocio. Me fascinará que cada uno pueda enseñarme lo que no sepa, después de todo— con la mirada sobre mi hombro le echo un vistazo a Ángel —, mi querido primo no siempre estará para mis necesidades ya que deberá prestarle más atención a su boda.

—Como creés Débora, sabes que siempre tendré tiempo para tí.

Luego de abrir un trato con Fabricio, volví a la mansión para darles el aviso a los hombres de mi padre. Aunque han pasado varias horas, el idiota-atractivo de Ángel sigue pegado como chicle a mi lado.

El celular empieza a sonar en su pantalón, mira solo la pantalla pero no abre la llamada.

—¿Por qué no contestas, Ángel?

—No ha de ser nada importante.

Con cautela me aproximo, observando a su querida Tiffany llamándolo.

—¿Te parece no importante lo que pueda decirte tu prometida?— sonrío —. Eso no es amor, primo.

Lleva el teléfono a su oído.

—¿Tiffany? ¿Qué pasó, mi amor?

”Mi amor"... pateticamente se escucha esas palabras en sus labios, pero tal vez no sea tanto lo patético... simplemente me muero de los celos al no ser yo quien esté detrás de esa llamada.

—Era Tiffany.

—Si no me dices no me entero.

—Me preguntó si estaba contigo.

—¿Celosita?

—Tiffany no es así. Está invitandote esta noche a su mansión.

—Como para qué?

—Es su fiesta de cumpleaños. Nunca ha tenido una amiga por lo que quiere tener alguna relación contigo. Sus padres están en Canadá por lo que no podrán llegar esta noche.

—Es una lástima.

—¿Aceptas ir conmigo?

Si hacerle ver que no siento celos significa que deba tragarme verlos juntos, lo haré. Si no me mato el enterarme de su boda, mucho menos ahora por una simple fiesta de cumpleaños, ¿qué puede pasar?

—Iré.

Descubriré la verdadera cara de esa patética mujer que la tengo en media garganta atravesada. Dicen que los lobos suelen vestirse de ovejas, ella no puede ser la excepción.

—¡Ángel, mi amor llegaste! — volteo los ojos al ver como Tiffany lo abraza ni bien entramos al patio trasero de la mansión donde la música parece ya mismo explotar mis oídos —. Gracias por aceptar mi invitación, Débora.

No lo hice por tí niña...

—Fué un gusto — sonrío hipocritamente.

—Iré a saludar a un amigo — con las manos en los bolsillos Ángel se aparta de nosotras.

—Por cierto, ¿cuántos años cumples?

—20 — me toma del brazo —. No soy de amigas, en todo el tiempo que estuve viajando en algunos lugares del mundo no he tenido momentos de relación. Pero me quedaré tal vez un año aquí, hasta que se realice la boda. Me encantaría que nos llevemos bien, Débora. ¿Quieres algo de beber?

—No. Disculpa mi atrevimiento... ¿Cómo conociste a Ángel?

—Es una historia no tan fantástica pero llenas de muchas emociones. Lo conocí en un centro comercial. Ese día habían robado mi cartera por lo que me había quedado sin dinero, no dejaban que me llevara un vestido que me encantaba hasta que llegó él a pagarlo por mí. Fué solo una casualidad que nos encontraramos en esa entonces. Llevábamos dos años en una amistad, hasta que llegamos a ésto — con dulzura toca su anillo.

No necesito preguntar si lo ama en realidad...esa mirada es la misma que yo muestro cada que miro a Ángel...

—¿Lo amas? — de todas maneras pregunto.

—Más de lo que llegue imaginar. Y sé que el me quiere tanto.

—Existe una gran diferencia entre amar y querer, ¿lo sabes?

Me mira fijamente asintiendo su cabeza.

Toma un pañuelo empezando a toser en él, trata de no mostrarlo pero de reojo miro una mancha roja en él. ¿Sangre?

—Tiffany...

—Voy al baño, ya regreso — me evita corriendo al interior de la mansión.

¿Qué fué eso?

—¿Débora? — su voz sigue igual de ronca, causa la misma sensación en mí que hace dos años donde fué la última vez que lo ví.

—¿Dusan? — alarga una sonrisa, alzandome de la cintura.

—Promesa es promesa. Volví, ¿no te lo dije?

—¿Cuándo volviste?

—Ayer, lo siento por no ir a verte pero...

Lo abrazo—. De verdad no importa, gracias por cumplir tu promesa de volver, amigo. Bien Dusan Leonardi, tú y yo tenemos muchas cosas de qué hablar.

—Hay una principal razón para haber regresado; tú.

—Por mi pequeña cabeza no pasó encontrarte justo aquí. ¿Conoces a la cumpleañera o qué?

—Bueno, soy su her...

—Débora — y llega el idiota a dañar el increíble momento —. Perdón por interrumpir tu conversa con Dusan pero está empezando a llover y prometí llevarte sana a casa.

—Una lluvia no me hará daño, Ángel.

—Si ese es el caso, yo te llevo Débora— como siempre de cabellero Dusan es el que se ofrece.

—De verdad no es necesario, Dusan. Puedo llevar a Débora yo misma.

—¿Y eso como por qué? Tu deber es acompañar a tu prometida, Ángel. Aprende a ocupar tu lugar que yo me llevo a Débora.

—No tienes que decirme lo que debo hacer. Débora viene conmigo y ya lo decidí. Soy su mejor amigo, ¿tú quién eres para ella?

—Alguien que supo reemplazar tu lugar de mejor amigo en su corazón.

Tiffany nos mira desde unos metros, su mirada parece estar cargada de lágrimas pero sigue en silencio.

— Ya escuchaste a Dusan, Ángel, él me llevará a casa.

—No, primero que vuelva a repetir las palabras de hace un momento.

—Si quieres te lo escribo, Ángel— Dusan toma de mi cintura —. Soy el mejor amigo de Débora, el hombre que ha estado con ella todo el tiempo que estuviste de negocios fuera del país. Así que cuidar de ella no es tu problema.

—No eres más que un recién llegado que intenta ocupar un lugar.

—Este recién llegado ha hecho lo que desde que llegaste no has podido hacer con Débora; sacarle una sonrisa, ¿o me equivoco? ¿Te duele mi sinceridad o sigo hablando, Ángel?

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