Capítulo 7

Bárbara

Furia. Eso es lo que siento por éste estúpido que tengo como jefe, ¿Quien carajos se cree que es? Maldito malnacido, prepotente, idiota, energúmeno, machista... y la lista podría seguir una semana o quizás hasta más tiempo.

Es un idiota ush que bronca. Ahora resulta que insinúa que le coqueteo a sus clientes... podría aspirar a algo mejor que los clientes de éste lugar pero de todos modos no me hace falta algo así ya que tengo un bello novio a quien aprecio mucho.

Mi hermano ya no me trae nada ni me ha ayudado en nada. No sé que le costaría mandarme una empleada o traer comida preparada en recipientes para así ir comiendo los siguientes días pero claro, está más preocupado por las reglas de mi padre.

Aún no tengo idea de que gano estando trabajando aquí, viviendo en un maldito departamento tan grande como mi baño donde lo único que adoro es la cama, además de que las paredes son tan delgadas que estoy a punto de escuchar hasta los pensamientos de quién vive a mi lado.

Sigo trabajando y sobreviviendo porque por más que lo deseara no podría hacer nada para mejorar mi situación actual. He prometido tantas cosas a las cuales he fallado y puesto mi mejor cara de suplica que he salido victoriosa, excepto ésta vez dónde no puede salvarme ni Superman.

Trabajo largas horas de pie atendiendo mesas, limpiando vidrios, lavando el piso, ordenando cosas que mis uñas debo mantenerlas cortas porque simplemente se me han quebrado una por una. Que en paz descanse mi manicuría francesa.

Otra cosa que está mal en mi vida es aunque tengo una cama estupenda no puedo dormir correctamente muchas de las noches porque mi querida vecina se la pasa en largas jornadas de sexo mientras que yo... cuando ocurre en cinco minutos acaba todo. Nada puede ir peor. ¿Cuando yo me convertí en esto? Podía tener a quien sea a mis pies por complacerme en cualquier sentido y ahora mi novio me ignora cuando le viene en gana, tampoco aún pudiendo ayudarme en algo no lo hace, no me invita ni a comer.

Resoplo frustrada, tantos meses por delante quedan de agonía que hasta considero la idea de casarme como algo positivo.

Dos semanas así transcurren, mi jefe ensañado conmigo mientras que con los demás es un pan de Dios. Me conoce según dice pero no creo que por las notas de la televisión lo que me hace rememorar. Jamás fui a un puesto callejero en el pasado y a éste restaurant menos, ¿Dónde? ¿Escuela, instituto? Mmmm no se me hace familiar.

Una llamada interrumpe mis pensamientos y es mi hermano

-Hermanita ¿Cómo estás?

-Hola, cansada, agotada y enojada lo normal

-¿Mal día?

-Mala semana, pésimo mes- resoplo

-¿Tu jefe?

-Es un idiota pero hablando del diablo ¿Puedes hacerme un favor?

-Si es ayudarte ahora papá me mataría, si es otra cosa tú dirás

-¿Puedes ver mi anuario?

-¿Para qué? Si es que se puede saber

-Necesito saber si mi jefe estaba allí, me odia y dice conocerme, no se me ocurre nada más

-En tu curso había un tal Paulo que era un completo nerd, incluso te hizo un trabajo ¿Recuerdas? Solo que tenía sobrepeso

-Mierda, es el. Estoy jodida

-jeje ¿Qué le hiciste?

-El creyó que a cambio me tendría, ya sabes. Era la fantasía de todos en aquel momento pero lo deje desvestido y me fui burlándome porque obvio era gordo

-Ya! También te odiaria yo en su lugar

-Fui una completa perra bien, pero eso no le da derecho a tratarme como lo hace. Si quiere guerra la va a tener, debería despedirme de una puta vez y todos saldríamos ganando

-Con intentar nada pierdes, un día de estos iré a verte trabajar y te invitaré a comer

-Mejor aquí porque dudo que envenene mi comida ese desgraciado

-Como tú digas. Debo volver a trabajar. Bye pórtate bien

-Tu igual Bye

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