El amor puede curar.

El camino en el auto se sentía tranquilo, ninguno de los dos estaba hablando pero el silencio era reconfortante.

Solo el sonido del teléfono fue la inesperada interrupción.

Enzo se sorprendió por la persona que llamaba.

-Ciao mamma ( Hola mama).

-Enzo, figliolo... Vieni a cena stasera, puoi portarlo tu. (Enzo, hijo... Ven a la cena de esta noche, puedes traerla.) -hablo un poco disgustada-.

- E perché dovrebbe? Dopo il modo in cui ti sei comportato. (¿Y porque debería? Después del modo en el que te has comportado.)

-Tuo padre vuole incontrare la giovane donna che ti ha fatto preferire lei a tua madre.(Tu padre quiere conocer a la joven que ha logrado que la prefieras sobre tu Madre.)

Enzo al escuchar eso rodó sus ojos, su madre nunca admitiría o pediría una disculpa, no estaba en la naturaleza de su ser y hacerse la víctima era típico.

-Mamma, anche se volessi andare, sto per arrivare al jet per partire.(Madre, aunque quisiera ir, ya estoy apunto de llegar al jet para irme.)

-Ma ancora no, quindi comportati come l'uomo che ho cresciuto e non come questo marmocchio che non obbedisce a suo padre, aspetteremo il suo arrivo per cena!...(Pero aun no lo haces, asi que comportate como el hombre que he criado y no este niñato que no obedece a su padre, estaremos esperando su llegada para la Cena!.)

Antes de poder responder, su madre ya había colgado la llamada, sin opción a respuesta.

Enzo masajeo su frente, tratando de calmar el dolor de cabeza que comenzó a dar acto de presencia.

Sin detener su masaje, se apresuró a hablar con el chófer.

-Voltati, andiamo a casa di mio padre. ( Da la vuelta, iremos a casa de mi padre).

El chófer asintió y comenzó su camino de regreso, Elena al ver el cambio de dirección se sorprendió.

- ¿A dónde vamos? ¿Olvidaste algo?

- Mía principessa, iremos a la casa de mi padre, quiere conocerte.

- ¿¿ QUÉ?!!!????

- Mi madre fue la que llamo, al parecer le contó a papá sobre ti y quiere verte.

La cara de Elena palideció.

“Mierda, pensé que me había salvado!"

- ¿Cuando debemos verlos?

- Está noche llegaremos.

Se sentía entre la espada y la pared, pero las mejores aventuras las viven los valientes.

“Yo puedo hacerlo, solo son personas.. mafiosas... poderosas ... que podrían matarme.. ES QUE ACASOOOO YO FUÍ HITLER!!!! ”

La ceja de Elena comenzó a temblar y Enzo podía jurar que le iba a dar un colapso.

- Tranquila, todo estará bien, yo te cuido.

Eso la hizo sentir mejor.

- Bueno, si lo pienso bien, mientras ellos te matan, yo puedo huír.

- Eres perversa, mía principessa.

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Se encontraba de nuevo en la habitación del hotel, tenía una hora para arreglarse.

Se apresuró al baño, no tenía el tiempo para relajarse en la tina, así que sería una ducha.

Desde pequeña le gustaba iniciar con sus piernas, después sus manos, de último su cara y entrar de golpe, lo hacía porque el agua siempre estaba fría, olvidaba que el hotel tenía agua caliente.

El agua recorría su cuerpo, se sentía tensó, mientras lo limpiaba solo podía Susurrar palabras de aliento para ella misma.

- Tu puedes... tu puedes... tu puedes.

Al terminar, se acercó al espejo para peinar su cabello, mientras lo hacía, no pudo evitar los pensamientos que ella trataba de ignorar.

“ ¿En serio? Ni deberías intentarlo, eres un puto desastre, ellos solo se burlarán de ti! jajajaja”

No podía volver a mirar al espejo, no quería escuchar la voz.

Envolvió su cuerpo en una toalla y salió del baño.

En la cama estaba un hermoso vestido negro, con cuello en V, Era de una tela suave y encima de ella tenía una capa de tul negro, las mangas eran de Tul hasta las muñecas y termina en las rodillas.

“No me hagas reír! ¿Te pondrás eso? Te verás horrible! Eso es para gente linda y hermosa, no para maldita gente fea como tú, solo los harás sentir lastima, me das Ascó!”

Se aparto unos pasos del vestido, sintió como su respiración comenzaba a acelerar y no podía respirar, todo a su alrededor comenzó a hacerla sentir claustrofobia, sus manos temblaban, se sento en el piso, tenía un ataque de ansiedad.

Trato de cerrar sus ojos y tratar de alejar la voz.

- VETE!

“Irme! Jamás! soy la realidad que no quieres aceptar! Eres una maldita basura que no logrará nada! ¿crees que enzo te amara algún día? No me hagas reír! Cualquier persona es mejor que tú!”

- No es cierto! -Sus lágrimas caían por su rostro- Soy una mujer inteligente, importante y valiosa!

“No lo eres! no eres nada! nunca serás nada! deja de pensar que eres valiosa, no eres más que mierda!”

Sentía que se desmayaría, se acostó en el piso y abrazo a sus piernas.

- Soy VALIOSA -susurro-.

“No lo eres!”

- Soy IMPORTANTE.

“Ni a tus padres les importas! Eres solo problemas! deberías morír!"

- Soy INTELIGENTE.

“Lo único inteligente de ti, es aceptar que eres una maldita porquería! Nadie TE QUIERE!”

Elena no aguanto más, su llanto inundó la habitación, sus gritos

Había evitado la voz desde el secuestro, ya tenía muchos problemas, pero volvió.

Ella desde que tiene uso de razón, la recuerda, siempre siendo cruel y mala, tratando de que acepte que nunca será feliz, ella siempre luchaba contra ella, una veces ganaba y otras pues... se rendía, cómo está vez.

Ella solo quería sentir que había esperanza para ella, había estado esperando por mucho tiempo, este secuestro podía serlo... pero ella solo estaba allí... tirada en el piso, sintiendo que no valía nada, cómo lo ha sentido toda su vida.

Ella siempre había querido que alguien la abrazara y que le diga que todo va a estar bien.

Nunca lo tuvo y no esperaba tenerlo.

Ella nunca sería lo suficientemente buena para tener felicidad y su mente se aseguraba de que nunca sintiera la esperanza.

...____________________________________________...

Enzo se apresuraba a la habitación de Elena, faltaba media hora para irse y quería asegurarse de que todo estaba bien.

Lo que menos imagino era encontrarla en posición fetal, llorando fuertemente.

Corrió hacia ella.

- ELENA!

Intentaba hacerla entrar en razón, sus ojos estaban fuertemente cerrados y mordía su labio, el cuál estaba sangrando por la mordida.

-Elena, estoy aquí - lentamente se acercó y la abrazo- Todo está bien, estoy aquí principessa.

Pasaron varios minutos y el cuerpo de Elena comenzó a relajarse.

- Eso es, estoy aquí contigo, Respira.

Ella escuchaba las palabras de apoyo, sentia cómo la movía, cómo a un bebé.

No quería verlo, ver la lastima en sus ojos o molestia por como se comportaba.

- Lo siento.. - Logro susurrar-.

- No debes disculparte... todo está bien.

- Yo solo.. deje .. que la voz ganará.

- ¿La voz?

- La voz.. que siempre.. me recuerda, lo poco que valgo y lo miserable que debo ser...

- Todo está bien... ella siempre tenía ventaja.. y sabes por qué? -comenzo a acariciar sus cabellos y su rostro -.

- ¿Por qué? - Susurro, le dolía la garganta por tanto llorar -

- Porque antes, no tenías a alguien que te cuidara y que te recordara lo valiosa y hermosa que eres Elena.

Esas palabras solo provocaron que quisiera llorar.

- Yo solo... quiero ya no sentir el dolor que siento por dentro...

- Lo se..

El no la obligó a levantarse o a moverse, estaban allí, en el suelo, una mujer rota y un hombre paciente que quería ayudarla.

los minutos pasaron y ella finalmente abrió sus ojos, esperaba molestia o decepción, pero sus ojos solo tenían calidez para ella.

- Pensé, que estarías molesto.

- Pues, no lo estoy.

- ¿Por qué no?

- Porque, sinceramente, prefiero mil veces estar tirado en el piso cuidándote a estar en cualquier otro lugar sin ti.

Se mantuvieron así por unos momentos más, ella lentamente se fue separando de el.

Quedando de una forma que podía verlo cara a cara.

- ¿Por qué lo prefieres? Literalmente podrías salir y conseguir a cualquier otra chica, ellas encantadas lo harían, más hermosas inteligentes y cultas.

- Si podría hacerlo.

- Entonces..¿porque no lo hacés?

- Porque ellas no serían... - Tomo una pausa- porque ellas no serían tu... no serían mía principessa.

Ese comentario hizo que el corazón de Elena diera un vuelco.

- Además, mía principessa... - acercó su mano a su mejilla y la acaricio - El amor puede curar esa tristeza que te atormenta...

Ella se lanzó a sus brazos y solo podía llorar.

- Todo está bien..

Sus lágrimas no eran de tristeza, eran de ternura por tan hermosas palabras le había dicho su italiano idiota.

- Sabes - Se alejo para verlo - Si no nos damos prisa, llegaremos tarde.

- ¿Estás segura que quieres ir ? - estaba preocupado-.

- Soy... soy una mujer inteligente, importante y valiosa.. puedo hacerlo! - Su voz sonaba determinada-.

Enzo la miro detenidamente, su rostro estaba un poco hinchado por tanto llorar, tenía sus ojos rojos pero aún así, para el se veía hermosa, definitivamente se estaba comenzando a enamorar perdidamente de Elena.

- Si es lo que quiere la principessa.

La ayudo a levantarse, ella se acercó al vestido con cautela y lo tomó, con Enzo a su lado, se sentía fuerte y protegida.

-Estare lista en 10 minutos, espera aquí.. por favor.

El asintió y se sentó en un mueble cerca de la ventana. su vista se perdió en los edificios.

Volteo su cabeza al escuchar la puerta del baño abrirse, ella salió con el vestido y los tacones a juego, su cabello lo peino con una cola de Caballo y unos pequeños mechones sueltos.

Se acercó y tomo su mano.

- Te ves hermosa principessa, aunque no lo creas tu misma.

Ella solo pudo sonreír, el tenía la capacidad de convencer a un caballo de que era un pato.

“Italiano idiota, si sigues así, harás que me enamoré!”

- Gracias.

Ella tomo la iniciativa y le ofreció su brazo.

- Que señorita tan caballerosa!

- Lo sé, hora de irnos!

El solo pudo reír y tomar la mano de Elena.

Al salir de la habitación, se apresuraron al elevador que tenía las puertas abiertas, lograron entrar de milagro.

Enzo volteo su cabeza hacia Elena divertido.

- Mía principessa.