Capítulo 19

Paula

Me dirigí al centro del escenario, tome el micrófono y empecé a agradecer a todos por haber venido, que esperaba que hayan pasado una buena noche y les habilite la salida cuando gustaran.

Se me acerca el Sr. Miranda y su esposa, ambos estaban contentos con el resultado y me agradecieron en demasía, lo que bridamos como servicios y se despidieron . Ya retirándose la señora Miranda, me mira sonriente…

_ me entere de su noviazgo con Alejandro Alcoser, la felicito, es un buen partido, lo único que voy a aconsejarle, es que no le de mucha libertad. (Me guiña un ojo)

POR DIOS QUE VERGÜENZA!!, ya estaba en boca de todos, el Sr. Miranda la toma del brazo.

_ vamos querida, no hagas sonrojar a la señora Gales. Adiós Paula. En la semana, pueden pasar a cobrar el resto de lo acordado.

_ Muchas gracias, Sr. Miranda

Ya quedaban pocas personas, así que fui a ver a Gastón y a Pedro para decirles que se podían retirar, y en ese momento otra sorpresa, Gastón besándose, yo diría que ya pasaba a comerse a Florencia, la hermana de Alejandro. El lunes tendría que hablar con él, que si ella le gustaba que no juegue, es una buena chica.

_ bueno, hola Flor, hola Gastón, donde esta Pedro?

_ creo que está en la cocina.

_ Bien. Le podes decir que ya él y vos quedan libres, se pueden retirar. Nos vemos el lunes.

_ Hasta el lunes Paula.

Gastón estaba rojo, me causo gracia, verlo tan grandote y con el aspecto de un chico que lo encontraron haciendo una travesura, se va a la cocina. Me quedo a solas con Florencia.

_ Paula, te puedo pedir algo?

_ sí que necesitas.

_ sé que me viste besándome con Gastón, te voy a pedir que todavía no les digas nada a ninguno de mis hermanos, quiero ver que pasa y luego hablare con mi familia al respecto.

_ quédate tranquila, de esta boca no saldrá una palabra.

_ Ok te lo agradezco, ahora veré como me escabullo y nos podemos ir con Gastón, me pidió llevarme a casa.

_ ok, veo como entretengo a tus hermanos , así no se dan cuenta.

_ te agradezco cuñadita.

Me da un beso en la mejilla y se va corriendo a la cocina, yo me quede nuevamente paralizada, todo estaba pasando muy rápido, la vida me estaba pasando por encima y no podía controlarlo.

Sacudo mi cabeza, son muchas cosas y emociones en una sola noche, mi vida, hasta hace unos días era rutinaria, pero funcionaba, cada cosa estaba en su lugar, desde el día que apareció Alejandro en la escuela, todo se me puso patas para arriba y siento que estoy perdiendo el control. Me dirijo hacia donde esta Majo junto a Ignacio y Alejandro.

_ Pauli, no te enojes, pero  me voy a casa con Ignacio, te digo porque te iba a llevar a tu casa.

_ No hay problema Majo, me alegro mucho que estén juntos, yo me tomo un taxi, no te preocupes.

_ De ninguna manera señora, yo te voy a llevar a tu casa, ya que me llevo el auto de mi hermano.

_ Ehhh, no... No hace falta, por ahí te tenes que desviar mucho de tu camino, y… (Veo que se me acerca como un predador)

_ vos crees que voy a dejarte ir en un taxi, con conductor desconocido y a esta hora de la noche?

_ Ay Paula, acepta por favor que Alejandro te lleve, me quedaría mucho más tranquila.

_ bueno, está bien, si eso los deja tranquilos, acepto que me lleves.

_ Buenísimo, entonces nosotros nos vamos, chau chiquis.

Veo como Majo toma del brazo a Ignacio y se van, giro hacia Alejandro, que miraba la escena con una sonrisa.

_ aunque no lo creas, me estoy sonriendo, porque me hace feliz ver a mi hermano del brazo con una mujer, desde que falleció su esposa, nunca lo vi así de feliz.

_ Yo lo entiendo, es difícil volver a empezar después de una perdida tan trágica.

_ deberías aprender de él, encontró la persona adecuada y se está dando una oportunidad.

Yo solo atine a asentir, es verdad, cuando conocí a Ignacio, podía ver reflejada la tristeza en sus ojos, por otro lado que sea Majo quien le devolvió ese brillo, me pone contenta porque sé que ella es de lo mejor.

_ ya nos vamos? ( me pregunta Alejandro)

_ Eh, si, aguardame que termino de arreglar con el encargado, para que el cierre.

_ Dale te espero afuera.

Y así hice, me fui a hablar con Rubén, el encargado, es un señor mayor, retirado de la policía, con el podemos confiar y  cerrar los ojos tranquilas, cuida nuestro negocio como si fuera propio.

Cuando salgo, me encuentro a Alejandro esperándome al lado del auto, me abre la puerta del copiloto, yo le agradezco el gesto y me subo. El cierra mi puerta y se dirige para el lado del conductor, cuando se sube, me mira.

_ sé que es tarde, pero me permitirías a que te invite a una cafetería que conozco, está abierta las 24 horas, puede ser?

_ es que no se… Mateo…

_ entiendo que estas apurada y que queres ir donde está tu hijo, pero seguramente está dormido, no va a notar que su mamá llega un poco más tarde, pero necesito hablar con vos.

_ sí, creo que las cosas están pasando muy rápido y tenemos que hablar al respecto.

_ así es, pero en realidad y por mi parte es que quiero conocerte un poco más de lo que hasta ahora el tiempo nos permitió. Entonces?

_ bueno, creo que rl que llegue un poco más tarde, no va a perjudicar a nadie.

_ Bien entonces vamos.

Enciende el auto y empezamos el camino, mientras hacíamos el camino, se me pasaban muchas cosas en la cabeza, era muy extraño que desde nuestro encuentro, no solamente me encontraba yo a estas horas yendo a una cafetería con él, sino que Majo tenía una relación con su hermano y su hermana con Gastón.

_ Estas muy callada y pensativa.

_ sí, es que me parece muy loco lo que está pasando.

_ si es verdad, hasta a  mi hermano le ha cambiado la vida.

Yo me calle, si seguía hablando quizás se me escaparía lo de su hermana y Gastón, una promesa, es una promesa. Llegamos a la cafetería, bajamos y nos sentamos en una mesa para dos personas que daba a la ventana con vista a la calle. Vino el mozo y pedimos un par de cafés cortados con leche.

_ te agradezco que hayas aceptado la invitación, para mí es muy importante .

_ creo que como se están dando las cosas, es lo menos que tenía que hacer.

_ Paula yo, (me toma de las manos), no sé qué hacer con todo esto que estoy sintiendo, es la primera vez que algo así me pasa, sé que tengo en mi historial, muchas mujeres con las que salí, pero nunca tuve la necesidad de hacer que esos encuentros  lleguen a una relación seria.

_ Yo…yo no sé qué decir, si es verdad que me enteré de tu pasado, y a decir verdad, no quise pasar a ser una más de las estadísticas.

_ por eso, siempre te comportaste de manera esquiva cuando nos encontrábamos?

_ al principio no fue eso, sino que no podía aceptar que otra persona entrara en mi vida, pero después de saber cómo actuabas, se transformó en algo más profundo, que me decía que me tenía que alejar.

_ Paula, necesito que me des una oportunidad de ser parte de tu vida, no sé qué pasó, pero me enamore de vos, sé que hace poco tiempo que nos conocemos, pero tengo que confesarte, que cada día que te veía, y en el poco tiempo que teníamos oportunidad de cruzar algunas palabras, cada vez que te ibas, te extrañaba, me volvía loco por seguir a tu lado.

_ bueno, no sé qué decir, a mí no me pasó ese tipo de sentimientos, pero si puedo confesarte que desde un principio llamaste mi atención y también te tenía en mis pensamientos, lo único es que cuando podía, sacudía mi cabeza o buscaba alguna ocupación para bórrate de ellos.

_ (se ríe a carcajadas), yo en cambio, llegaba a mi oficina con una sonrisa, fue mi hermano, el que me hizo dar cuenta de que algo ocurría, aunque por supuesto yo lo negaba.

_ es muy loco todo. No sé cómo manejarlo y eso me descoloca, fueron muchos años a los cuales la única persona que invadía esa parte de mi vida amorosa, fue mi marido.

_ Lo sé, porque a mi hermano le paso lo mismo, por eso también te entiendo lo difícil que es para vos reiniciar eso, pero como te dije hace un rato, si él lo intentó, vos también podes hacerlo, en realidad espero que lo hagas. Yo no puedo competir contra tu marido fallecido. Quizás seria más fácil, si te hubieses divorciado, eso conlleva que hubo cosas malas, pero cuando una pareja termina porque el destino así lo quiso, es difícil.

Me quede pensativa, llegaron los cafés, el soltó mis manos para recibirlos y pagarle al mozo.

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