Capitulo 12: Aire olor a libertad

No lo puedo perdonar

aunque dentro de mi intento buscar una razón justificable para concederle mi perdón simplemente no encuentro ninguna

--No -respondi nerviosa por su reacción- No puedo perdonarte

Elias se aleja de mi pecho y retrocede unos pasos hacia atrás como si le hubiera dado una bofetada en el rostro

--Dime que puedo hacer para que me perdones -expreso volviendo a sentarse en el sofá negro

--Dejame ver a mi familia -respondi desviando mi mirada hacia la ventana de la habitación nuevamente

--Pideme todo lo que quieras menos ver a tu familia -contesto

--¿Quieres mi perdón no es así? -dije en un tono tranquilo- Déjame ver a mi familia y te perdonaré todo lo que me has lastimado -insistí

es mi momento de aprovechar esa vulnerabilidad y disposición que tiene Elías porque lo perdone, de una forma u otra yo tengo que volver a ver a mis hermanos

--Señor -la voz gruesa de un hombre llama nuestra atención- Ya está todo listo

miro confundía a Elías quien solo asiente ante las palabras del hombre

--Vamos Mia, levántate de esa camilla -me ordena con delicadeza- Nos iremos a casa

abro la boca para hablar pero Elías me toma del brazo, quita las sábanas que me cubrían el cuerpo y me obliga a levantarme

--¿Están distrayendo al guardia de seguridad cierto? -le pregunta al hombre que aún se encuentra en la puerta principal de la habitación

--Así es, señor

mientras que Elias me alejaba poco a poco de la habitación en la que me encontraba por mi mente solo pasaba una pregunta

¿qué carajos esta haciendo este hombre?

--No puedes sacarnos del hospital así como si nada -dije mientras trataba de soltarme de su agarre

--Claro que puedo

--Tus hijos y yo estamos graves, necesitamos atención médica -repuse

--Te contrataré al mejor doctor del país, no te preocupes por eso -responde sin dejar de caminar

llegamos a la sala de espera del hospital en dónde, para mí sorpresa, no hay ni una sola persona sentada en las pequeñas sillas grises

Elias echa un vistazo rápido para asegurarse que el guardia de seguridad este distraído y que no haya más personal alrededor que interrumpa su plan

todo salía a la perfección para él, me llevaba hacia la salida del hospital y nadie se interponia en su camino, o eso creí hasta que un par de enfermeras se acercaron a nosotros rápidamente

--¡Señor no puede llevarse a la paciente sin que le den el alta! -explica una en voz alta

--Con todo respeto señorita...--Elias se inclina un poco y comienza a leer el nombre de la chica el cual está en un jafete que cuelga de su pecho- Denisse -le da una sonrisa- A usted no le debería importar si tomo la decisión de llevarme a casa a mi chica

--¡Seguridad! -grita otra enfermera que se acerca a nosotros a trote- ¡Se llevan a una paciente sin autorización!

inmediatamente Elías me suelta del brazo y con delicadeza me empuja hacia atrás para cubrirme con su cuerpo

tanto las enfermeras como el guardia de seguridad se quedaron helados al ver la brillante arma que Elías había sacado de su bolsillo trasero del pantalón

--Alejense o disparó -advirtió

--Baje el arma por favor -suplico el guardia con terror

--Si alguno de ustedes da un paso hacia delante no dudaré en disparar y volar su diminuto cerebo

por la puerta principal entraba Abel, quien al ver la escena se acerca a Elías y le susurra algo

--Llevatela al auto -ordena Elías con firmeza

--Si señor

Abel me toma de la mano y mientras me saca del hospital mi cabeza se gira en repetidas ocasiones para ver a Elías quien aún se mantenía firme en el mismo lugar en donde estaba parado

--Suba al auto señorita -dijo Abel mientras abría la puerta del auto para que entrara

--¿Qué pasará con Elías? -pregunte

--No se preocupe -me sonríe- El tiene todo bajo control -me toma del brazo--Ahora suba

Abel prácticamente me lanza hacia el interior del auto haciendo que me dé un pequeño golpe con la puerta del otro extremo

al ver que Abel se aleja del auto corriendo y que el chófer esta totalmente distraído, la idea de escapar recorre mi mente

con mi mano izquierda busco la manija interior de la puerta cuidadosamente mientras que el chófer continúa leyendo el periódico

cuando encuentro la manija poco a poco la jalo hasta que escucho el ligero ''click" de la puerta diciéndome que ya está abierta

lentamente deslizo mi trasero por el asiento y empujó la puerta con fuerza cuando ya estoy cerca de ella

mis pies descalzos tocan el pavimento caliente de la calle cuando al fin bajo del auto y una sensación de libertad me recorre por completo

--¡Hey! -escucho-¡A dónde cree que va!

giro mi cabeza rápidamente y veo al chófer quien estaba bajando del auto con prisa

sin pensarlo dos veces, comienzo a correr por toda la calle con la esperanza de poder perderme de el campo de visión del chófer

después de doblar en varias esquinas y correr por varias calles al fin me detuve

seguramente ya estoy bastante lejos del lugar

me duele el pecho y mi corazón late con rapidez, nunca en mi vida había corrido de esa manera

pero al fin lo logré, soy libre

aunque hay un ligero problema

no sé dónde carjos estoy

al juzgar por las casas que me rodean debo estar en un barrio rico, pero aún así sigo bastante confundida

camino por un buen tiempo hasta que los pies me duelen y mi cuerpo me pide descanso, así que me siento en una pequeña banca que hay en un parque

llevo mi mano derecha a mi vientre cuando veo a una mujer embarazada de algunos 6 meses jugar en los columpios con una niña

la mujer se ve feliz y sonriente, en repetidas ocasiones sus manos acarician su vientre mientras ríe, se ve que está disfrutando de su embarazo

en cambio mi embarazo es un completo asco

pronto unas lágrimas recorren mis mejillas rojas por el calor

quiero estar con mi familia, quiero volver a ser la chica de 17 años que era antes de que me secuestraran, si pudiera regresar el tiempo con un reloj sin duda lo haría

seco mis lágrimas con ambas manos y me levanto de la banca decidida a seguir mi camino, pero antes de que pueda dar el primer paso, unas manos me sujetan del cabello y ponen sobre mi nariz un paño húmedo

los gritos de algunos niños retumbaron mis oídos antes de que mis ojos se cerrarán completamente y perdiera el conocimiento por completo.

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