Peligro inminente

Samuel volvió y subimos juntos a la recámara, nos acostamos y puse mi mejilla en su pecho.

-Me apena mucho el final de Sara y me da curiosidad- Samuel me abrazó

-Sonara mal, pero a mí no me da pena y tampoco me alegra- Samuel sonaba sério- es como leer la noticia de un periódico, da un decir que es una trajedia pero nada más-

-Me da un poco de pena, nadie merece algo así- pase mi mano por su pecho y lo acaricié suavemente, le di un beso

-Aun no puedes, deja de hacer eso- me agarró la mano y me besó muy dulce

-¿Ni un poquito?- me reí con cara suplicante

-Ni un poquito- me dio un beso en la nariz- descansa princesa habrá tiempo de sobra cuando esté curada-

Nos besamos un rato y nos dormimos. Samuel trabó la puerta, pues no confiaba en Nathan.

Esa noche soñé que caminaba por el bosque y veía a Sara, me saludaba con la mano y sonreía. Me acercaba a ella para abrasarla, me transformaba antes de llegar, ella gritaba y salía corriendo. La alcanzaba y comenzaba a destrozarla, la mordía, sentía como su sangre caliente salpicaba y chorreaba de mi boca. Al ver su cuerpo destrozado volvía a la normalidad y lloraba sobre el cuerpo de Sara, gritaba por ayuda jalando la ropa que yo misma le había desgarrado

-¡Samuel!- lloraba a gritos, veía mi cuerpo cubierto de la sangre de Sara- ¡Samuel!

-¡Kenia!- Lo veía correr hacia mí por el bosque como en la escuela- ¡Kenia!- se acercaba a mi y cubría mi cuerpo con su camisa

-¡Kenia, Kenia!- me despierto sobresaltada y acalorada, me arde el cuerpo y siento que algo me cosquilla en el costado- Shhh, tranquila mi amor- mi cuerpo se movía mientas estaba dormida y grite a Samuel- estabas soñando, estoy aquí- lo abrace con fuerza y llore como no había podido llorar cuando Nathan me dijo que Sara había muerto tan terriblemente

-¡Yo la mate!- entre lágrimas sobre el pecho de Samuel dije esas palabras- ¡Rompí su ropa y la desgarre con mis dientes-

-Tu no lo hiciste mi amor- Samuel me acaricio el cabello y me abrazo fuerte- Yo estuve contigo todos esos días y no te transformaste en ningún momento mi amor, cálmate solo es una pesadilla- bajo su mano a mi cintura y noto mojada mi ropa de cama- estás sangrando, vamos al comedor para curarte- me tomo en sus brazos y me acostó en el sofá, trajo el botiquín del baño y levanto mi camisa, me había arrancado algunos puntos y eso había provocado la sangre.

Nathan se levantó al oir mis gritos y bajo las escaleras más descansado.

-¿Que sucede?- al ver la sangre se puso pálido

-Nathan, tuve una pesadilla y me lastime yo misma- se desmayo y cayó al piso, la sangre era bastante. Samuel limpio bien toda mi herida y me pasó una gasa con anestecia, luego me hizo dos puntos y me lo cubrió con una gasa nueva empapada en aceite de la cocina para que no me duela y la sujeto con cinta de hospital.

-Siempre ha sido un flojo- se paró y le hecho agua en la cara a Nathan que seguía en el suelo- despierta no seas cobarde- se rió, Nathan se levantó y se secó la cara con la remera

-Kenia, ¿te sientes bien?- se acercó

-Si, tranquilizarte- me reí

-Ve a dormir, ya la llevaré a la cama otra vez- Samuel lo empujó antes que se desmayara de nuevo y se rió, me tomo en sus brazos y me llevo a la habitación, me quitó la ropa ensangrentada y me puso nueva, cambio las sábanas por unas nuevas. Me llevo a la cama y me deposito muy suave en la cama, se acostó a mi lado, me arrimo las mantas y me envolvió con sus brazos. Nathan se fue de nuevo a su habitación y nos dormimos.

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