Claro, me dijiste cosas muy buenas de ella.
Sí, pero, así como hay cosas buenas también hay malas. Dejo de sostener mi mano.
Eso no suena bien.
Lo sé, es mejor no hablar de ella.
Te duele, ¿cierto?
No.
Bebé te conozco desde hace mucho tiempo y a mí no me engañas.
Bueno, no me duele tanto. Le dije honestamente.
Ella debe tener algo asombroso para que no puedas superarla fácilmente.
Sus palabras te envuelven fácilmente, es linda y peligrosa.
No se ve de ese tipo.
Lo mismo pensaba.
Mira te compraré un helado para que te animes. Me dijo alegremente.
Mentirosa. El helado te lo terminarás comiendo tu sola. Ya la conozco.
Es que eres muy lenta. Como siempre, justificándose.
Me tomo mi tiempo, disfruto las cosas.
Su mirada y esa sonrisa me dice que está malinterpretando mis palabras.
No lo dije en doble sentido.
Así sonó.
Mujer, tú sabes como soy.
Por lo mismo, sé cómo eres de pervertida.
Tú también lo eres.
Sí, pero no tanto como tú. Aún no sé cómo no se dan cuenta tus amigas que no eres una santa.
Me comporto diferente con ellas.
Eres una doble cara.
No amor, tengo muchas, sin embargo, no puedo mostrarles todas.
Tu voz de esta forma suena excitante.
¿Quién es la pervertida?
Las dos lo somos. Dijo acercándose a mi oreja.
Comencé a reírme con ella. Me compró mi helado.
No deberías comerlo de ese modo.
¿Por qué?
Me haces recordar nuestro pasado.
Mujer dijimos que quedó en el pasado.
Lo sé, pero es algo inolvidable.
También lo recuerdo a veces, no obstante, sabes que no somos hechas para estar juntas en una relación. Le recordé lo que dijimos cuando terminamos.
La o el que te tenga, nunca se cansara de ti. Sonríe porque está hablando en doble sentido.
Opino lo mismo de ti bebé.
Desteto el hecho de que nuestra relación no haya funcionado.
Yo también. Aunque todo pasa por algo. Nunca lo comprendí.
Es verdad, ya conocí a alguien.
Qué bueno y ¿cómo es?
Muy amable, algo tímido, pero, si hablas de lo que le gusta no parara de hablar.
¿Y cómo lo callas?
Con mis besos.
Ja, un clásico. Ella siempre ha sido así.
Me gusta el cliché.
Ese fue uno de los pocos motivos por lo que nos separamos.
Es verdad, pero también muchos aspectos tuyos tuvieron que ver.
De acuerdo, fue culpa de las dos. Dije para finalizar.
Así está mejor.
Terminé mi helado y ella sus galletas, hablamos un poco más y luego me dirigí al salón.
Llegué con una sonrisa, algo poco común, todo fue porque realmente disfruté platicar con mi bebé.
¿Dónde estuviste?, me preguntó Kenia.
Tardaste mucho, dijo Meli.
Estaba con mi bebé.
Claro, eso tiene sentido. Meli habló tratando de sonreír.
Eso explica tu gran sonrisa. Mencionó Kenia.
Sí. Fue lo único que dije y luego me puse a escuchar música.
Melissa me miraba constantemente, seguro que quiere decir algo.
Al final de la clase le pregunté y me dijo que no era nada. No me dejó convencida.
.
.
Al concluir las clases, fuimos al baño Meli y yo, mientras Kenia fue a sacar unas copias a la papelería.
En el lavamanos la volví a cuestionar.
No es nada Lila.
No es bueno quedarte callada, en algún momento explotarás.
Bien, ¿quieres la verdad?, asentí.
Estoy molesta de que esa chica se te haya acercado, tiene novio y puedes salir lastimada, ella no te conviene, además, no hemos pasado tiempo juntas y con tu bebé sí, me molesta que la quieras. Me molesta que le digas bebé.
Meli, relájate, te vas a desmayar de tanto coraje. En primera, no tengo nada que ver con la chica que mencionaste, en segunda, es verdad que quiero mucho a Mia, pero entiende que a ella la conocí desde hace mucho tiempo, es una de las pocas personas de mi absoluta confianza.
¿Y yo que soy para ti?
No parece pregunta, suena a un reclamo muy evidente.
Tú eres mi amiga y tienes mi confianza, honestamente no tanto como a ella, pero sí la tienes y también eres
mi bebé, te quiero Melissa, pero no quiero que te enojes por cualquier cosa, ni quiero que seas celosa.
Es muy difícil.
La verdad no lo sé, pero te creo. Sin embargo, debes esforzarte.
Tú también debes esforzarte.
¿En qué?
En decirme lindas palabras, en ser más cariñosa conmigo.
Es muy difícil para mí, pero me esforzaré.
Gracias, Lila, te quiero mucho. Me abrazó y le correspondí.
Yo también, le dije en tono bajo y me abrazó más fuerte.
¡Ey!, ingratas, se nos hace tarde.
Vamos. Ella tomó mi mano y salimos del baño, abrazamos a Kenia también y luego nos dirigimos a la salida.
Hasta mañana. Nos despedimos de los guardias y seguimos nuestro camino. Kenia encontró un taxi disponible y nos subimos.
Esta vez, tengo a mi lado a Melissa, muy felizmente recostada sobre mi brazo.
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