Capítulo 10

Entro a la iglesia donde mi padre estaba esperando por mi para llevarme al altar y entregarme al diablo que me escogió de esposo.

Su rostro expresa molestia, no le agrada lo que ve, lo sé pero no me importa, jamás le agrade.

-¿No podías acaso hacer una cosa bien y vestirte como debia de ser?

-Me he vestido de novia, ¿No es suficiente?- respondo desafiante imitando su tono y aprieta los puños conteniendo las ganas de golpearme

-*Sabes bien a qué me refiero, ¿No pudiste vestirte tradicionalmente?

-¿Acaso no pudieron respetar la tradición para dejarme escoger a mi esposo y casarme por amor? ¿Desde cuándo se hacen este tipo de acuerdos? Dime. Ya no es tradición hacer cosas así y lo sabes así que si no pueden respetar una tradición tan simple yo tampoco.

-Seremos el hazme reír de todos

-No me interesa, ojalá y sepan que me obligan a cometer ésta locura por su desmedida ambición

-Ni se te ocurra decir una palabra. Ahora camina que Damon espera por ti*

Caminamos, los jadeos de sorpresa no se hacen esperar ni los murmullos tampoco. Mi madre si pudiera saltaría encima de mi para arrancarme éste vestido y está roja de coraje o tal vez de vergüenza, quizás ambas.

Mi suegra creo que sonríe por compromiso y no por gusto. Susurra entre dientes a su esposo que se ve muy divertido mirando hacia el frente y es ahí cuando lo veo y se que podría llorar de la risa

Mi querido futuro aterrador esposo está vestido de blanco, con un traje a medida y hasta una flor blanca en su saco. Él parece más la novia que yo.

Cuando me ve me repasa con la mirada y me mira intentando descifrar qué diablos sucede conmigo. Le sonrío radiante y el esboza una sonrisa, luce aterrador aunque se haya vestido intentando parecer un ángel. Llego a su lado, mi padre no sabe que decir y el sacerdote nos mira, hasta el debe de estar creyendo que éste matrimonio no durará.

La ceremonia comienza, yo solo finjo prestar atención a lo que dice el sacerdote. Realmente estoy concentrada escuchando lo que hablan los invitados

Llega el momento de las preguntas las cuales no deseaba escuchar a ésta edad ni en ésta circunstancia. Ambos aceptamos, tengo esperanza de que alguien me salve cuando pregunta si hay alguien que se opone a nuestra unión pero todos permanecen en silencio.

-Lo que Dios ha unido que no los separe el hombre. Puede besar a la novia

Levanta mi velo ante la mirada de los presentes y se me acerca aún más, se lo que sigue, mi primer beso y será con él. Ya mi sonrisa desapareció y siento sus labios sobre los míos. Su contacto es suave aunque eso provoca que mis músculos se tensen aún más.

El beso dura poco y tomados de la mano vamos de camino a la salida donde mucha gente nos espera, muchos de ellos periodistas. Me obligo a seguir sonriendo aunque es difícil hacerlo con él a mi lado. Atravesamos el gentío y subimos a la misma limusina en la que vine aquí.