Allí estaba la niña acostada en una pradera, parecía dormida pero estaba conciente de lo que estaba pasando a su alrededor, escuchó unos pasos y una voz que la llamaba, abrió sus ojos y había mucha luz, una pradera muy verde con bosques a su alrededor, ella estaba en un claro de ese bosque, se levantó algo confundida, y una voz que venía del bosque la llamaba, salió corriendo persiguiendo esa voz y con cada paso la pradera se iba tornando marrón, todo se iba pudriendo, corrió con más velocidad hasta que no pudo más y cayó, el color marrón de la pradera pudriéndose la alcanzó, sintió una presencia detrás de ella, cuando volteó era ese sujeto que estaba en la oficina de su papá, pero su rostro era diferente, esta vez tenía una sonrisa deformada en su rostro, sus ojos ahora eran dos huecos oscuros, la miraba fijamente, ella intentó levantarse pero su cuerpo pesaba mucho, el hombre se le acercó, la levantó entre sus brazos, ella estaba paralizada sin moverse, el hombre abrió su boca aún más, desencajandose la mandíbula hasta tal punto que ya no quedaban rasgos humanos en su cara, de un bocado devoró a la niña, y todo se tornó oscuro. Una voz le dijo.
- Prepárate y despierta.
La niña de un salto se despertó pataleando en el asiento de la camioneta.
- Que te pasa niña cálmate, casi haces que me despeine.
Dijo la tía con rabia y mirando a la niña con desprecio.
- Ya llegamos, apresúrate y saca tus maletas, tu tío no está así que saca tus maletas tu sola, no te ayudaré no soy ninguna chacha.
La niña todavía confundida miraba a todos lados, ese sueño fue muy real pensó.
- ! Que te apures, niña estúpida, no me quedaré aquí todo el día esperándote¡
Con es grito la niña reaccionó, desde muy adentro quiso llorar pero contuvo sus lágrimas, tenía que hacerlo si no iba a ser peor, su tía no iba a descansar molestandola.
- Está bien tía, ya voy. - dijo la niña en tono calmado y pausado-.
La tía quedó confundida con la reacción de la niña, esperaba que comenzara a llorar con ese grito pero nada, la niña bajó del asiento de la camioneta, se dirigió al maletero, lo abrió y sacó sus maletas, una de ellas era de rueditas y la otra era un morral, colocó encima de la maleta de ruedas la otra maletas y pudo caminar sin dificultad. La tía cerró la camioneta y camino detrás de la niña, había algo en esa niña que la perturbaba, hace unos meses era una niña llorona y ahora su actitud era muy madura, pensó en lo que le dijo molesto su esposo en la camioneta: “ No la molestes ya sabes lo que puede pasar si llega a llamar a sus padres”.
La niña siguió el sendero que trazaba el camino hasta la cabaña familiar, en realidad era la cabaña de sus padres , todo ese terreno era propiedad de su familia, el que descubrió el terreno donde estaba la mina de diamantes fue su padre, todos los demás se aprovechaban de eso, gente codiciosa y sin escrúpulos. La cabaña estaba muy bien arreglada como siempre, estaba hecha de pino, tenía cinco habitaciones más la sala cocina comedor y sala de estar, los cuartos eran amplios fácilmente cabían dos camas en ellos, uno era el principal de su mamá y papá, los otros eran de los huéspedes, estos sí tenían literas y el último para los tíos, antes era de la niña pero por reclamos o como ella decía “ recomendación”, la niña dormía en las literas con sus primas.
Al frente de la cabaña había una hoguera encendida, para la niña era extraño ya que no era tan tarde para encenderla, todavía había luz del sol, no le hizo mucho caso y entro al pórtico, era amplio con muchas decoraciones florales, al entrar lo primero que percibió fue el olor inconfundible del pino, eso la tranquilizó un poco, en la entrada principal estaba la sala, amoblada con muebles caros de piel, era muy campestre la decoración, allí estaba las escaleras al segundo piso, se dirigió a las escaleras y solo quería que no estuvieran sus primas en las habitaciones, no quería toparse con ellas.
Arriba estaban las habitaciones, cuando terminó de subir las escaleras, quedó algo cansada, sus maletas pesaban y tubo que subirlas ella sola, a mano izquierda estaba un balcón que daba a la sala, era amplio como una sala de estar, de frente la entrada a las habitaciones, en el pasillo de las habitaciones a mano izquierda los dos cuartos principales y a la derecha las otras habitaciones con su respectivo baño cada una, cuando camino por ese pasillo oscuro notó que en la habitación de huéspedes había alguien, estaba las luz encendida y la puesta abierta, pudo escuchas cuchicheos saliendo de ésta y se percató de lo que temía, sus primas estaban allí.
- Pues sí, creo que el mes que viene iremos a París. Estoy emocionada, quiero conocer muchos romanos allí. - dijo una de las voces muy entusiasmada-
- ¿ Romanos? Eso es en Italia inepta, a parte de zorra eres bruta. - respondió otra de las voces-
- Ella no puede ser zorra es muy fea incluso para los sirvientes - dijo otra voz en tono burlón-
- Mamá contrató a un sirviente extranjero que está riquísimo, para chuparse los dedos.
La niña estaba nerviosa de interrumpir esa conversación, eran sus primas hablando de cosas sin sentido.
- Ya entra esperpento, sabemos que estás allí, te pudimos escuchar subiendo las escaleras - dijo una de las voces-.
- Hola chicas - dijo la niña a sus primas-
Sus primas eran tres adolescentes hijas e hijastras de su tía, su tía había tenido tres matrimonios fracasados y con cada hombre tuvo una hija, la mayor tenía dieciséis años, pelirroja con rulo, piel muy blanca, y delgado cuerpo. La segunda de ellas tenía catorce años, era de piel blanca, cabello negro y cuerpo delgado con rasgos finos en su rostro. La menor de ellas tenía doce años, era de piel morena, cabello marrón, de cuerpo ancho.
- Hola querida, bienvenida. ! Tu negra fea ¡ Deja de insultar a nuestra invitada - dijo la mayor de ellas-
La menos la miró con odio por ese insulto, la mayor le devolvió la mirada para desafiarla, quería que le dijera algo para saltarle encima y enseñarle quien mandaba allí, pero la menor agachó la cabeza en símbolo de respeto hacia ella, le tenían pavor ya que la mayor era la favorita de todas. La niña observó esa escena y no pudo evitar sentir miedo en aquel instante, sabía dónde se estaba metiendo.
- Ven querida, dormirás conmigo en la litera de abajo, - dijo con voz calmado la mayor-.
- Ustedes dos ayudenla con sus maletas, ella es nuestra invitada de honor.
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