Capítulo 12: Espíritu navideño

-Camila, perdón por interrumpir su momento de romance pero mamá necesita hablar con todos, al parecer se le ocurrió una nueva idea- dice mi hermano Eduardo llegando de sorpresa al jardín.

-Esta bien hermano, ya vamos- le dije sonrojada.

En ese momento tomé la mano de mi esposo y entramos al gran salón, veía a mamá muy emocionada, en estas fechas ella es muy feliz decorando su casa y buscando un enorme árbol para hacer a mano todos los adornos navideños pero por la boda de mi hermana y el cambio de planes todo esto había sido imposible.

-Ya que estamos completos quiero anunciarles que he decidido traer un poco de espíritu navideño a este maravilloso lugar- dijo mamá muy emocionada.

-Me gusta la idea- respondió papá.

-Que tienes en mente mamá- preguntó Sofía.

-Se que no estamos en casa pero quizás podamos conseguir un árbol y lo decoramos entre todos, saben la tradición hacemos los adornos, galletas de navidad y chocolate con malvaviscos así como cuando eran niños, que les parece mi idea- pregunta mamá.

-Me parece perfecta, cuando empezamos- respondo

-Es enserio Camila, si tú odias la navidad- dice mi hermano en modo de burla.

-Quizás la odié, pero al parecer este año será diferente- digo mirando a Andrés quién sonreía.

-Es una excelente idea mamá, me gusta- dice mi hermana muy emocionada.

-A mí me parece que es una excelente idea, mi hermana y yo estábamos muy preocupados sin saber dónde Santa nos dejaría los regalos- dice mi sobrino muy sonriente.

-Entonces ya que todos estamos de acuerdo prepárense porque mañana iremos a conseguir el árbol más grande y hermoso para iluminar estas fechas- dice mamá muy sonriente.

Al día siguiente nos levantamos muy temprano y fuimos con papá y Eduardo a buscar el gran pino, mi madre se quedó en casa con los demás buscando los materiales necesarios para hacer los adornos navideños y preparando las galletas, los postres y la comida para la cena.

Andrés y Eduardo encontraron el árbol perfecto, era grande con un hermoso color verde y un olor maravilloso, después lo cortaron, lo amarraron al auto y regresamos al castillo, mi hermano aún no acepta mucho mi matrimonio con Andrés, pero se que si lo conoce un poco podrán ser grandes amigos, lo digo porque hoy trabajaron muy bien juntos.

Al regresar a casa mamá ya había horneado las galletas y las estaba decorando con los niños, mi hermana y mi cuñada ya estaban cortando papel para hacer las decoraciones, mi futuro cuñado estaba instalando algunas luces en el salón, ver a toda mi familia así, reunida y feliz me dio mucha alegría.

Maximiliano y Adriana estaban de paseo, si mi amiga ha estado muy misteriosa y ocupada con su príncipe azul.

Andrés y yo empezamos a ayudar a poner las decoraciones en el árbol mientras papá hacia una estrella con madera, hace mucho tiempo no disfrutaba tanto de la navidad, los últimos años se habían convertido en una tortura para mi cada vez que se acercaba estás fechas pero hoy es diferente.

El árbol quedó hermoso, el salón iluminado y decorado con guirnaldas y flores, mis sobrinos estaban emocionados su ilusión de que Santa trajera sus regalos crecía al ver el gran pino terminado, Andrés sonreía mientras trabajaba con papá en la estrella, si esto era lo que quería mamá para mi, para mi futuro y para mi vida le agradezco su insistencia porque hoy soy muy feliz.

-En qué piensas tanto mi amor- me dice Andrés abrazándome por la espalda

-En lo feliz que me hace ver a mi familia así unida y en lo feliz que soy teniéndote aquí en estas fechas conmigo- le respondo dándole un beso.

-Me encanta verte sonreír, al parecer eras el Grinch de tu familia por eso te prometo que cada año me voy a encargar que cada navidad sea más especial que la otra -

-No vas a tener que esforzarte tanto mi amor, está va muy bien y hasta ahora es perfecta para mi- le digo abrazándolo.

La noche había terminado, cenamos, nos comimos miles de galletas de colores, tomamos chocolate caliente con malvaviscos, cantamos algunos villancicos y leímos historias de navidad, todos se fueron retirando, en la sala solo quedamos Andrés y yo, era el momento de regresar a nuestra habitación pero una conversación en la cocina nos llamó mucho la atención.

-Te lo juro Eduardo esta es la última navidad que pasó a tu lado y lo hago por mis hijos, ya no puedo seguir así, odio ser invisible para ti, ya no soporto un día más a tu lado- decía mi cuñada muy enojada

-No digas eso Tania, no seas malagradecida, a los niños y a ti nunca les ha faltado nada, tu sabes lo importante que es mi trabajo para mí, y eso no va a cambiar- le responde mi hermano.

-Ese es el problema Eduardo tú trabajo, pero tienes que escoger o tu familia o tu trabajo, si escoges tu trabajo entonces dame el divorcio, yo necesito que vuelvas a ser el hombre del que me enamoré, estoy cansada de ser solo la esposa para reuniones sociales o médicas, estoy cansada de que me ignores, ni siquiera volviste a hacerme el amor, pero ya no más, esto no es justo para mí- dice mi cuñada saliendo desesperada de la cocina.

Mi hermano también salió del lugar sin poder decir ni una sola palabra, sin darse cuenta que nosotros habíamos escuchado la incómoda conversación, no lo niego me preocupa oír esto, siempre pensé que eran una pareja feliz y perfecta, pero a veces las cosas no son como parecen, algo tengo que hacer para que puedan solucionar sus problemas.

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