Capítulo 5 Sinvergüenza

Jason siguió viviendo en casa mientras yo estaba ahí, increíble su grado de desfachatez.

Todos sabían de su aventura y quién era su amante, yo me entere última. Que gran verdad "el cornudo siempre es el último en enterarse"

Decidí irme a un hotel mientras todo se resolvía porque no podía más soportar a Jason. Sus conversaciones telefónicas con su amante diciéndole cuánto la amaba y cuánto la deseaba me ponían enferma. Además sus burlas hacia mí "obviamente buscaría una amante, acostarme contigo era lo mismo que hacerlo con una muñeca, no tienes gracia y eres frígida e insípida, ni para tener un hijo me serviste". Golpe certero al orgullo, justo en el corazón.

El divorcio sería un proceso largo, no había dudas al respecto y Jason siendo abogado no me haría las cosas fáciles tampoco.

Obtuve un ascenso en la empresa, mano derecha de mí padre. Mayor sueldo y me otorgó acciones. Simplemente genial en el ámbito profesional.

Al cumplir los treinta tomaría posesión de la empresa y ocuparía el lugar de mí padre mientras el se dedicaba a disfrutar junto a mí madre su retiro luego de tantos años de arduo trabajo.

Albert, el contador falleció de cáncer. Era un señor muy querido por todos, muy respetado también. Dejó un lugar imposible de ocupar.

Uno de los contadores que papá contrato robó dinero y los anteriores fueron ineficientes.

Se decidió poner un anuncio solicitando contador y que obtenga el puesto quien realmente lo merezca. No seguir contratando a conocidos o recomendados de conocidos que terminan siendo un fiasco.

Viaje para ponerme al tanto de la otra sucursal y traerle a papá todos los datos en cuanto a ganancias de aquella empresa.

En ese momento se realizaron las entrevistas laborales de las cuales mis padres junto al área de recursos humanos pusieron personal a prueba.

Solo dos jóvenes cumplían todos los requisitos y estaban dispuestos a cumplir sus obligaciones. Muchos poseian familia y no podían cumplir jornadas extensas de trabajo y viajar cuando fuera requerido.

Mientras tanto las llamadas del abogado de mí divorcio fueron constantes. Jason quería más dinero, más beneficios, más cosas, aplazaba las reuniones y así íbamos, retrasando todo.

Quise cambiar mí coche por uno más cómodo y nuevo pero no podía registrar nada a mí nombre mientras aún estuviera casada ya que podría querer mas dinero. También seguía viviendo en un hotel.

Hannah Stevens heredera de un imperio viviendo en un hotel, casada con un sinvergüenza que se metió con su secretaria y sin poder tomar posesión de sus bienes. Si tan solo pudiera hacer lo que todo mundo para liberar tensión, pero no. Encima de todo frígida.

¿Que hice tan mal en mí vida para cargar con un karma así? En esta vida puedo jurar que fui hija y mujer ejemplar, esposa fiel y dedicada, trabajadora intachable.

Hasta probé asistiendo a misa a ver si Dios me mandaba algo bueno, pero hasta él se olvidó de mí. No tenía caso seguir intentando. Ni un trébol de cincuenta hojas podría remediar tantas cosas.