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Me tomé mi tiempo, tal como mi zombi me dijo. Sabía bien que, al salir, todos me preguntarías si me encontraba bien, que me había pasado y odio ser el centro de atención.

Al levantarme de la cama, sentí como me flaqueaban las rodillas, me sostuve de la mesita de noche para no caer al suelo. Esperé unos segundos y volví a intentarlo. Cuando pude caminar por la habitación con mayor firmeza, me acerqué al espejo.

Como era de esperarse, mi maquillaje estaba completamente arruinado, ya es imposible arreglarlo, así que lo termine de sacar y solo me coloque una base suave y un poco de rímel en las pestañas.

Me acomodé el cabello y me cambié la blusa, ya que la que traía estaba un poco sucia y toda arrugada, y ya estaba lista.

Salí lentamente. Quería ver el panorama antes de acercarme, aunque bien sabia que mi suegro y mi cuñada ya me habían escuchado. La noción de esto hizo que me retardara un poco más en el marco de la puerta, tomando valor.

Respire profundamente, para bajar la ansiedad. Tomé impulso, abrí la puerta y salí de la habitación al comedor, aunque no pude ir demasiado lejos. Me topé de frente con Nory.

-Me alegro mucho de verte de pie ¿Ya te sentís mejor?

Me tomo completamente por sorpresa, me llevo un par de parpadeos rápidos que mi cerebro terminará de analizar las palabras que me dijo.

-Si, muchas gracias. Ya me siento mejor.

Le sonreí lo mejor que pude. Aún estoy un poco incómoda por el sueño, realmente estoy ansiosa por llegar a la seguridad de la compañía de mi zombi. Pero Nory aún estaba ahí parada y no me dejaba avanzar.

-Venía para avisarte que nos sentamos en el patio, para que no nos busques aquí adentro, que no nos ibas a encontrar.

-A bueno, entonces voy para afuera.

La sonrisa, que intentaba mantener, ya me estaba empezando a entumecer las mejillas, pero era evidente que la conversación aún no había terminado, ya que mi suegra aún no me dejaba escapar.

Entonces sé puso muy seria y me miro directamente a los ojos.

-Mi hijo me contó, muy preocupado, algo acerca de un sueño.

Me quede congelada. ¿Por qué le habrá contado eso? ¿Por qué a ella particularmente?

Agache la cabeza, para mirarme las manos unos segundos, ya que me estaba empezando a poner nerviosa la insistencia en su mirada, y poder ordenar mis ideas. Pero ella tomó este gesto como una respuesta en sí misma.

-Préstame atención, toda mi familia ha trabajado muchísimo durante toda una vida para este momento. Todos tenemos un rol que cumplir en el plan, a estas personas debemos detenerlas o nadie lo hará, de otro modo seguirán arruinando la vida de muchas otras familias, como nos hicieron a nosotros. Él entrenó muchísimo para poder cumplir su rol y ahora debe estar centrado en eso, en el trabajo que debe cumplir. Tenés que saber que la misión es inevitable.

Puedo ver claramente que me está reprendiendo por algo, aunque no tengo claro porque exactamente.

-Yo no sabía absolutamente nada de todo esto cuando me enamoré de su hijo, aún hay muchísimas cosas de la situación que ustedes viven que yo ignoro. Me imagino que me llevara un poco más de tiempo estar al tanto de todo lo que ocurre. Solo me abrumé un poco.

-Entiendo perfectamente. La situación que vivimos hoy se nos escapó de las manos a todos. También es entendible que asimiles toda la información a tu propio ritmo y decidas que quieres hacer con ello. Lo único que debes entender desde este mismo instante es que la misión es muchísimo más grande que cualquiera de nosotros. Mi hijo necesita estar centrado, no preocupándose por… trivialidades.

Ahora entiendo. ¿Creyó que armé un show solo para apartar y distraer a su hijo de la conversación? Me ofendí, yo jamás haría algo tan estúpido e infantil. Cuadre mis hombros y me pare derecha, mire a mi suegra ligeramente hacia abajo, ya que soy unos pocos centímetros mal alta. Me invadieron la furia y el coraje al mismo tiempo.

-Si lo que me está queriendo insinuar es que intento apartarlo de su deber para con su familia, quiero que sepa que, indudablemente, no me conoce. Es muy cierto que no tenía idea de en que me estaba metiendo cuando me enamore, pero ninguna adversidad va a lograr que le falle o que intente que él les falle a ustedes. Vendré de una familia humilde y disfuncional, pero mi madre me enseñó valores.

Ella me observó unos segundos más y luego sonrió de lado, ya veo de donde salió esa misma sonrisa que, en otro rostro, hace que me tiemblen las rodillas. Creo que pase la prueba.

-Volvamos afuera.

Se paró a mi lado y me ofreció el brazo, para que pudiera apoyarme en ella y caminar con mayor estabilidad. La miré unos segundos, su manera de actuar me desconciertan y su forma de pensar me es completamente ajena. De todos modos, acepte su ofrecimiento y salimos juntas al patio.

Hasta ese momento, yo no había salido nunca al patio trasero y, al verlo por primera vez, quede maravillada. Ahora entendía en que habían estado trabajando mi zombi y Víctor toda la noche.

La puerta se abre en dos hojas, dejando una abertura de 1.5 m totalmente despejada. Al salir, se extiende un primer tramo de patio con piso de cemento, donde hay un fogón con sillones y una mesa ratona, y luego una zona techada donde está la parrilla y otra mesa, más grande, y bancos.

Donde termina el cemento hay un enorme pino, de ahí en más se extiende un maravilloso pasto verde brillante. En total, el patio medirá unos 25 m fácilmente, cuenta con diversos árboles frutales y otros tantos que solo dan sombra.

Sobre la sección de los sillones, había una red de luces colgantes que daban un ambiente muy cálido a toda esa zona. En el perímetro había, clavadas en la tierra, antorchas eléctricas a intervalos regulares.

Todo se veía como una de esas casas que se ven en internet, que sabes que jamás vas a ver personalmente. Me quede allí parada observando todo como una niña de 3 años rodeada de muchas luces.

Una mano que me tomo suavemente de la cintura me saco del estupor, reconocí la mano mucho antes de ver su rostro. Mi zombi se había colocado a mi lado en algún momento y me observaba como si me viera por primera vez.

- ¿Te sentís mejor?

Su voz sonó extremadamente suave y cálida, entonces aparte la vista de maravilloso patio para mirar a mi magnífico novio.

El atardecer estaba avanzado ya, lanzando rayos rosados y anaranjados que de dan a su piel un brillo muy especial. De pronto sentí como si, también, fuera la primera vez que lo veía.

-Si amor. Muchas gracias.

Sonrió de lado y tomo una de mis manos, para acercar mis nudillos a sus labios y depositar allí un dulce beso.

- ¿Vienes con nosotros?

Entonces, por primera vez, note que estaban todos acomodados cómodamente en los sillones, charlando animadamente. Le sonreí y me dejé guiar hasta uno de los sillones más grandes, donde nos sentamos juntos.

-Bueno, bueno, los muertos se levantan.

Me tomo por sorpresa, un comentario un poco fuera de lugar teniendo en cuenta el contexto, pero todos rieron el chiste. Indudablemente, ya todos sabían que el filtro cerebro-boca de Adrián no funcionaba muy bien.

Me sonrojé un poco y me acurruqué bajo el brazo de mi zombi, apoyándome en su pecho.

Hablaban de todo un poco, de sus trabajos y sus familias. Me enteré de que Adrián se estaba por casar y tenía una niña pequeña. Entonces comencé a darme cuenta realmente del nivel de sacrificio que todos hacían. Yako diciendo que Adrián era afortunado, que a él le faltaba mucho para tener una vida lo suficientemente estable como para pensar en tener una familia.

Todos tienen familia, ya sea propia o sus padres, que los esperan en casa, pero aun así ninguno pensó ni dos segundos en abandonar la misión.

Mi zombi también tendría a alguien esperándolo en casa, con el estómago encogido y el corazón en la garganta todos los días, rogando a quien quisiera escucharla para que regrese sano y salvo.

Entonces la decisión se tomó sola en alguna parte de mi cerebro y se transmitió automáticamente a mi boca, casi no me di cuenta hasta que fue muy tarde.

Me senté muy erguida y, mirando fijamente a aquellos dorados ojos que tanto amo, lo dije.

-Quiero participar de la misión.

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