Cap. 2 Nos vemos en el infierno

Al día siguiente en la oficina número 66 del Yenko Bulding international, detrás de su fino escritorio de madera se encuentra el Jefe Krathos Yenco, entretenido en su trabajo no ha querido saber de la condición de su esposa desde ayer, no le interesa.

El asistente Theodor su hombre de confianza desde hace 12 años entra rápidamente a su oficina con cara de preocupación, mirando dudoso a su jefe y decide disculparse primero.   

          Disculpe que entre sin anunciarme Jefe pero me acaba de llamar la policía, y me indican que debe ir al hospital de inmediato…

Krathos frunció el ceño y lo miró con disgusto, observando con una mirada interrogativa a su asistente que aclare esto.

Ejm..., me indican que la Señora Luna está en la cornisa del hospital y amenaza con quitarse la vida, y piden que usted vaya a persuadir _ Sabiendo el odio que le tiene su jefe a su esposa, el Asistente está nervioso de ser regañado o castigado, pero de verdad tiene un mal presentimiento sobre esto.

La noche anterior se escapó para ver cómo se encontraba la Sra, así  él le decía, desde la primera vez que la vio le pareció que era una niña hermosa, buena y cariñosa, pero en estos diez años la ha visto ser destruida día a día y no esta de acuerdo con todo esto, pero no puede hacer nada.

Al verla se horrorizó, no pudo dar crédito a lo que veía en la cama del hospital, era una cáscara de un ser humano sin alma, un cadáver que respira, la luz de vida se había apagado definitivamente y estaba más preocupado con la llamada del policía hace unos minutos.

Krathos retiró la vista de su computador y resopló con fastidio mientras pensaba en lo molesta que era la estúpida mujer todo el tiempo.

              Vamos _ dijo mientras tomaba el saco de su traje de alta costura hecho a la medida dando largas zancadas hacia la puerta.

En la planta baja mientras el Jefe Yenko salía como un rey de su palacio; Carolyn Swang lo vio con preocupación, ella era encargada de su agenda y su mano derecha, no sabía que necesitara salir y se acercó ansiosa a ellos, pero el asistente Theodor le dio una rápida explicación y decidió acompañarlos ya que no quería perderse el espectáculo.

Veinte minutos después llegaron al hospital donde se concentraban un gran número de carros de policía, bomberos y los curiosos que no faltaban, un agente de la policía se acercó a Kratos con prisa.

                Señor Yenko, su esposa está en una situación de riesgo, no hemos podido persuadir, esperamos que usted pueda calmarla y ayudarnos a bajarla _ el policía estaba informando pero estaba preocupado, él tenía al igual que Theodor un mal presentimiento.

Pero Krathos estaba tranquilo, para él esto solo era una protesta de ella por la muerte de su madre, solo quería avergonzar a su familia y a él como siempre.

En la cornisa de Hospital una delgada figura se mecía como una hoja al viento mientras su delgada bata blanca de hospital se arremolinaba con la brisa.

Cuando Krathos llegó con el Bombero asignado cerca de la escena, él podía divisar la huesuda espalda de su esposa que sobresalía de la abertura de la fina bata blanca del hospital, sus vértebras de la columna eran prominentes indicando el terrible estado de delgadez de Luna

                 Baja de ahí, deja de avergonzarte y avergonzarnos a todos, deja de hacer una escena tan ridícula, no me hagas perder la paciencia o te castigaré, te lo advierto _ pero no recibió ninguna respuesta, solo se mecía hacia atrás y hacia adelante en completo silencio.

                  Si no bajas no puedo garantizar que tu padre tenga una vida tranquila en la cárcel, depende de ti _ Krathos hablo con un tono más duro y amenazador, la espalda de Luna se tensó haciéndola dar un respingo, la comisura de los labios de Kratos se levantaron mientras sus ojos brillaban con crueldad, sabía que eso funcionaria y esto acabaría pronto.

La mujer se dio la vuelta para mirarlo mientras se mecía torpemente, en ese momento Kratos pudo verla de frente.

Los ojos desprovistos de vida, el rostro impávido, era solo una carcasa, estaba vacía, esto hizo que el hombre frunsa el ceño con preocupación, según el contrato de matrimonio si Luna se divorciaba o moría por su culpa, él perdería la presidencia de la empresa dando espacio a su primo Hegel como presidente de esta y cabeza del Clan Yenko.

                   No me importa, lo harás igual solo para lastimarme, ¿quieres hacerle daño a mi padre? adelante, ya no me importa nada _ con una voz ronca pero fría Luna no se veía preocupada por sus amenazas, la habían quebrado definitivamente.

                      Baja de ahí de una maldita vez, estoy perdiendo la paciencia, apúrate y vamos a casa, esto es ridículo _ Krathos rugió furioso por la actitud de su esposa, para él era inaudito que no lo obedezca, ella hacía lo que él decía, para él era una humillación que pierda su empresa por culpa de esa mujer insignificante que tanto odia.

Oculto en la mano derecha de Luna aparece un cuchillo de tamaño considerable que acomodó con la punta clavada en la base de su esternón, estaba serena sin ningún sentimiento visible. 

Los ojos de Kratos se abrieron como platos, todos los presentes jadearon de la impresión, Carolyn que estaba mirando satisfecha con los brazos cruzados los dejó caer ante la escena que tenía ante sus ojos, ella sabía del acuerdo de matrimonio y esto sería el fin de todos sus esfuerzos por ser la gran dama Yenko. 

                         ¿Qué carajo crees que está haciendo?, te lo advierto no te atrevas a hacer una locura, Luna Valerian eres mi esposa, eres mía, no te permito que hagas una estupidez _ el hombre gritó, él ya había perdido la compostura, esto se estaba escapando de sus manos.

                ¿Crees que me importa tu opinión o lo que quieres o no quieres?, ¿crees que tu y esa puta tienen el poder de hacer lo que quieran conmigo? me importa una mierda ustedes dos, solo son un par de hienas, un bastardo y una puta que están juntos por que son tal para cual.

                       Pero me vengaré de ustedes asquerosos, ya sea en esta vida o en la otra, van a pagar por la muerte de mi Madre, de mis hijos no nacidos, te juro que los haré pagar.

...NOS VEMOS EN EL INFIERNO CABRÓN…...

Ella presionó el cuchillo que entró filo y certero mientras Luna caía hacia el vacío sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo.

Su blanco camisón se tiñó de rojo en el pecho con rapidez y la figura desapareció de la vista de todos.

Kratos estaba paralizado, sintió que su pecho estallara, parecía que el piso se movía bajo sus pies, estaba pálido y desencajado, no podía creer lo que estaba pasando, ella se fue, se había ido para no regresar nunca.

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