La tristeza de su padre

Apenas llegaron a su casa, Joaquín entro a su despacho y Helena subió a su alcoba, el tomo en sus manos una bebida un poco fuerte para mitigar su gran dolor, el solo hecho de recordar el gran precio que tenía que pagar su hija lo mataba lentamente.

Joaquín sabía quién era Alonso era un ser desagradable, despreciable, que a pesar de tener apariencia de angel, nadie absolutamente nadie era capaz de hacercarse a él y mucho menos las mujeres a pesar que tenía todo, también sabía que ningún padre en su sano juicio permitiría que su hija se acercará a él, recordaba también el incidente en la empresa con esa chica.

Antonella que no se sabía cómo había ingresado a la oficina de Alonso para seducirlo y este al verla cogió su arma de dotación de defensa personal, y le dió dos disparos sin contemplación alguna , luego llamo a seguridad para que la sacaran, en medio de un charco de sangre en el piso, no la mato solo la hirió en el hombro y un pie, pero en estos momentos ella se está pudriendo en una cárcel por supuesto intento de homicidio.

todas las mujeres le huyen despavoridas pero el le encanta esa situación, le gusta que le teman y mucho,

pobre Helena mi hija no se que triste vida le espera al lado de ese hombre.

sus manos cayeron un poco pesadas a sus costados como sin fuerzas, y en sus ojos solo brotaban lágrimas como fuente de agua.

pero de una cosa estaba seguro que protegería a su hija a un a costa de su propia vida y si le hacía algo a su bella y dulce niña el mismo se encargará de matarlo con sus propias manos, aunque en el intento el también perdiera su vida.

se quedó allí toda la noche, tomando una copa tras otra y meditando en aquello que le depararía el futuro pero de una cosa estaba seguro, que su familia la defendería hasta con los dientes.

cuando Helena bajo por agua a la cocina, vio las luces del despacho aun encendida ella dirigió sus pasos hacia hallá y encontró a su padre dormido, sentado con la cara recostada a la mesa, ella con su dulce , suave y tierna voz le hablaba para que el despertara, hasta que lo logró.

Le brindo un vaso con agua y se ofreció hacerle un caldo para que se le pasará un poco la resaca que tenía por tanto beber en la noche, así que bajo una manta y lo tapo, luego lo condujo a los muebles de la sala para que se recostara allí , mientras que ella terminaba en la cocina, no lo llevo a su habitación, porque había que subir escaleras y el era un hombre corpulento y temía, que por su estado los dos se pudieran perder el equilibrio caer por ellas, así que optó por dejarlo recostado en los muebles.

al dirigirse a la cocina se puso manos a la obra y en poco tiempo tenía un delicioso caldo de verduras con pollo, sentó a su padre y se lo dió, al terminar se sintió mucho mejor y así si pudo subir su padre y ella a sus respectivas habitaciónes a descansar.