...(...)...
...EMILIANA ADREWS:...
« Tengo todavía su chaqueta »
Pensaba en eso mientras volvía a casa y sostenía la dicha prenda en mis brazos. Era de un cuero bastante bueno, parecía ser costosa y de buena marca.
Podría venderla. Esa idea desató una especie de conflicto entre las dos voces de mi cabeza.
V.1. « ¡Puedes venderla y juntar para comprar un pasaje lejos de aquí! »
V.2. « No le hagas caso »
V.1. « ¿Acaso prefieres que siga sufriendo? »
V.2. « ¡Fue quien la salvo! »
V.1« ¡NO, NO! Ella no quería ser salvada. ¡Se metió dónde no lo llamaban! »
Me estaban aturdiendo, no entendía aún que me pasaba. ¿Acaso sufría de esquizofrenia o simplemente me estaba volviendo loca?
Quizás la segunda más que nada. Mire nuevamente la chaqueta.
V.1 « No has revisado sus bolsillos, quizás tenga dinero »
V.2 « ¡Deja de alentarla a que robe! »
V.1 « ¿Que? ¡Él se la regalo! ¿O no? »
—¡Uy! ¡YA! —grite con fuerza.
Ambas se callaron, no escuché nada más. Mire hacia todos lados asegurándome que no haya nadie. Por suerte la calle por la que siempre volvía a casa casi siempre estaba vacia.
Me detuve unos segundos y revise sus bolsillos. Encontré algo duro parecía de plástico o algo parecido. Era una extraña tarjeta negra mate con un dragón dorado con pequeños diamantes azules con ojos, estaba perfectamente hecha, sobre el mismo estaba escrito con color escarlata «INFIERNO» La di vuelta y escrito también con escarlata se encontraban las letras « V.I.P »
« ¿No es el club donde pasas al ir al puente? »
Pregunto la voz mala, así le digo a la que insiste en que venda la chaqueta de Savąs. ¿Y si voy hoy allá?
Llegué a mí casa, nuevamente trepando por el árbol hasta mí ventana. Entre a mí habitación y rápidamente fui a mí armario, busque ropa oscura, tenía bastante ya que no me gustaban los colores.
Encontré un jeans negro ajustado, una camiseta blanca y unos bolsegos negros con plataforma. Listo.
—¿Por qué estoy haciendo esto —me pregunté a mi misma.
—¡Emiliana! —gritó Víctor.
—Mierda.
Corrí la mesita de luz para trabar la puerta. Pronto empujo la puerta, intentaba abrirla pero yo coloque varias cosas para que hicieran peso.
Empujaba una y otra vez, para estar recién herido tiene fuerza.
V.2 « Está loco »
V.1 « Deberías matarlo ahora »
Sacudí mi cabeza, no quería escucharlas ahora. Me hacían muy mal, vivían hablando una tras otra. Hablaban aún cuando estaba dormida.
—¡ABRE LA PUERTA! —gritaba al mismo tiempo que golpeaba la madera de la puerta—. ¡MALDITA PUTA!
—¡VETE DE AQUÍ! ¡DÉJAME EN PAZ!
—Sabía que estabas ahí —dijo—. Eres muy silenciosa para entrar, maldita mocosa —dió un golpe—. ¡AHORA ABRE!
Abrí uno de mis cajones y saque una navaja, las tenía por toda la habitación. Debajo del colchón, en la funda de mi almohada, en todos lados.
Me estaba volviendo loca y eso era seguro. Parece que se había cansado, nuevamente se fue de la casa y yo baje rápido a la sala donde mi mamá lloraba en el sofa.
« ¿Y ahora que mierda le pasó? »
Me acerque a ella, después de todo era mi madre y me preocupaba en cierta forma.
—Mamá... —la llame mientras me arrodillaba frente a ella—. ¿Estás bien?
—Emiliana... Creí que te habías ido.
—¿Cómo voy a irme, mamá? —dije—. Tu estás aquí, es nuestra casa.
—No me dejes, hija —me abrazo con fuerza—. No me dejes, mi amor.
—Mamá... —la rodee con mis brazos—. Jamás me iría sin ti. Pero está ese monstruo, mamá. Tenemos que echarlo de aquí.
—No podemos.
—¿Por qué no?
—Dijo que te vendería, amor —me miro fijamente—. Dijo que hombres te llevarían si hacia algo, sino tomaba esas cosas.
« Me vendería »
¿Cómo se atreve el muy infeliz a decir eso? ¿A obligar a mi madre a drogarse?
—No lo haré —dije segura—. Créeme que no podrá alejarme de ti jamás. ¿De acuerdo?
—Pero...
—Pero nada —negué—. Encontraré una forma para poder deshacernos de él.
La abrace una vez más. Ese maldito hijo de una gran puta.
Subí nuevamente a mí cuarto y me encerré. Saque la tarjeta de mi cajonera y le eche un mejor vistazo. Detrás de ella donde decía V.I.P había unas letras grabadas « SAVĄS G. »
—Es su nombre y seguramente la otra letra la inicial de su apellido —deduje—. Tengo que...
Fui al baño y saque la pequeña caja donde tenía guardada mis navajas. Otra pequeña dónde tenía algunos líquidos de tonos rojos escarlata. Iban a servir.
Tengo bastante experiencia en esto. Con sumo cuidado fui raspando la tarjeta, no sin antes tomarle una foto al formato y medir las letras, quite lo escrito con una asombrosa perfección. Tomé una pluma roja escarlata y empiezo a escribir siguiendo el estilo de la letra.
Pensé en como ponerle a la tarjeta y me decidí por « Eimmy A. » ¡Perfecto!
Cayó la noche, Víctor había llegado hace una hora más o menos. Trabe nuevamente la puerta y me fui al baño para cambiarme. Dejé mi cabello en hondas sobre mis hombros. Me maquille apenas, ya que no sabía como hacerlo.
Llego las diez de la noche y me escape nuevamente bajando por el árbol, que se había convertido en mí mejor amigo. No tenía vecinos cercanos así que nadie podría pensar que era una ladrona. Corrí alejándome de mi casa.
Una hora y media más tarde llegue a « INFIERNO » .
Había una larga fila de personas fuera y otra entrada que decía ACCESO V.I.P. Había dos enormes guardias y otro hombre que revisaba las entradas.
V.2 « ¿Segura de hacer esto, Emiliana? »
V.1 « Solo se vive una vez... ¡ADELANTE, CABALLERA! »
Definitivamente la voz mala me estaba cayendo cada vez mejor. Me acerque a la entrada los tres hombres me miraron desconcertados.
—¿Entrada? —exigieron.
Le extendí la misma, la observaron y alumbraron con una linterna verde. Me la volvieron a entregar y me dejaron entrar.
—Adelante —dijo.
Me guarde el suspiro de alivio hasta que estuve adentro. Me sentí aliviada y segura. Entonces me tope con muchas personas. Había música, alcohol, drogas y olor a... Si, sexo.
Algunas bailaban, otras inhalaban marihuana, otras bebían y otras hasta estaban manteniendo relaciones íntimas delante de todos.
V.1 « Por primer vez... Siento lo mismo que 2 »
V.2 « ¡JA! Dije que era una mala idea »
¿Donde carajos me metí? Seguí caminando hacia delante, esquivando a las personas.
—Hola, preciosa —dijo un hombre mirándome—. ¿Te interesa conocer a un verdadero hombre?
—¿Que? —lo mire con ironía—. ¿A quien me vas a presentar entonces? Porque aquí no veo a ninguno.
Seguí mi camino dejándolo allí. Mire hacia cuatro fuertes luces que apuntaban a un mismo lugar en medio de todo este club. Fui hasta allí... ¡PUM! Era un puto ring de boxeo.
Lo mire fijamente. ¿Por qué había un...?
V.1 « ¿Y por qué mierda crees que hay uno, idiota? »
V.2 « ¡MALDICIÓN! ¡AQUI PELEAN! »
V.1 « NOOO. Seguramente hacen competiciones sobre quien da el mejor abrazo... » esta si que era sarcástica « ¡Y CLARO QUE AQUÍ PELEAN, IDIOTA! »
Lo mire anonadada. Luego hacia arriba, había un gran ventanal que daba hacia el ring. Otro misterio.
Entonces el sonido de una trompeta suena en todos lados. La gente se empieza a entusiasmar y se acercan al ring, yo me tiró hacia atrás alejándome.
Un hombre anciano y medio gordo se sube al cuadrilátero. Toma un micrófono y dice:
—¡BIENVENIDOS A INFIERNO! —grita y todos lo siguen—. ¡Hoy tenemos una gran pelea!
Si, definitivamente pelean.
No presto atención cuando menciona a uno de los luchadores. Un gigante moreno de más de dos metros, lleno de músculos. Levanto sus brazos en simbolo de pronta victoria.
Entonces nuevamente el referee toma la palabra.
—¡Y a nuestra izquierda: el indoloro, el incomparable, el campeón e INDESTRUCTIBLE... —señala al lado izquierdo—. ¡SAVĄS GIAMBRUNO!
Entonces subió al ring. Imponente, grande y fuerte, con esa mirada sin sentimientos que daba escalofríos a quien sea.
Llevaba el torso desnudo y solo un pantalón corto. Era perfectamente musculado, abdominales, pectorales y brazos. Fuertes y marcados por, seguramente, un duro entrenamiento. Estaba todo tatuado hasta la nuca. Jamás vi tanta tinta en una persona como en él. Sus manos están envueltas con vendas blancas.
—Este es el inicio de la guerra —declaró y los miro a ambos—... ¡Que él más fuerte sobreviva! —diciendo esto se hizo hacia atrás dejando a ambos contendientes libres.
Ambos peleadores chocan puños, se observan mientras dan vueltas sobre ducho cuadrilátero. El moreno es el primero en atacar. Lanzo un fuerte gancho, el cual Savąs evita magistrales.
Los golpes son fuertes, duros... No pelean para ganar sino para sobrevivir. Savąs recibe puñetazos y patadas increíbles pero el parece inmutarse a cualquier signo de dolor. Pelea asombrosamente bien.
Los segundos pasaban, estaban cabeza a cabeza cualquiera podría ganar.
Savąs le lanzó un buen puñetazo haciendo caer el gigante moreno. Todos gritaban por él. Fue cuando mirando al público me encontró... Sus ojos se clavaron en los míos. Frunció el ceño mirándome.
V.2 « Creo que no le gusta mucho que estés aquí »
V.1 « ¿En serio? Gracias por avisar »
Tan concentrado que estaba en mi que no vio venir el puñetazo que le lanzó el moreno. Me sobresalte al verlo caer al suelo y como su contendiente se lanzaba sobre él.
No podía llegaba a ver lo que ocurría en el piso debido a la cantidad de personas que estaban delante mio. Solo lograba ver los brazos del tipo subían y volvían a caer una y otra vez... Si seguís así lo iba a matar.
—Savąs... —musito con preocupación.
Pronto el tipo voló en el aire cuando Savąs lo pateo con fuerza y se levantó con la mejilla sangrando. Hizo lo mismo y se lanzó sobre él sin darle tiempo a nada.
Lo golpeaba como sino hubiera mañana, el moreno se quedaba quieto, ya no se defendía. Savąs, en cambio, no reaccionaba, estaba enceguecido golpeándolo.
—Lo va a matar...
No quería que fuera un asesino. Rápidamente esquive a todas las personas intentado llegar al ring. Todos gritaban y alentaban lo que estaba ocurriendo como si fuera lo más normal.
Le salpicaba sangre en la cara tenía que pararlo. Vi como un grupo de chicos del otro lado le gritaban.
—¡SAVĄS PARA! ¡PARA! —gritaban intentado pararlo.
Parecía que eran algunos amigos. Pero él no se detenía, parecía no poder hacerlo.
Corrí hasta poder llegar, el tipo estaba casi muerto. Ni siquiera pude notar si respiraba o no.
—¡SAVĄS DETENTE! ¡LO VAS A MATAR! —grité con fuerza.
Entonces paro. Me miró a mí y luego sus manos. Se quitó de encima del hombre que parecía muerto ahí bajo un charco de sangre. El referee subió a intentar anunciar su victoria pero él lo esquivo.
Miro hacia arriba y yo seguí su mirada hacia un hombre que lo miraba fijamente. Luego el mismo le susurraba algo a otro a su lado.
Sentí una mano sujetando mi brazo y me gire hacia Savąs. Había llegado rápidamente hacía mí, tiró de mi caminando hacia una salida trasera.
—¡Savąs, espera! —dije.
—¿Cómo carajos entraste? —pregunto, enfurecido.
—Bueno... —le enseñe la tarjeta—. Encontré esto en tu chaqueta.
—¿Me robaste?
—No soy tan estúpida —fruncí el ceño—. Claro que no.
—¡SAVĄS!
Nos giramos hacia el mismo grupo de chicos que vi del otro lado del ring. Dos chicos y cuatro chicos llegaron hacia nosotros.
—¿Que fue lo que paso ahí? —preguntó el pelinegro.
—Nada, Aidan —le respondió Savąs.
« Pelinegro: Aidan »
Observaba a cada uno de ellos. Savąs era el único rubio. Tenía entendido que Aidan era el pelinegro, había otro muchacho castaño. Dos de las sexys chicas tenían el cabello negro con mechas rojas y otra amarillas, las otras dos eran castañas.
Todos me miraban de arriba abajo, deben estar preguntándose quién mierda soy yo.
—¿Y está quien es? —el castaño hablo señalándome.
—"Está" tiene nombre, idiota —dije.
—Por eso mismo pregunté, tonta —su voz se había vuelto un fastidio.
—Peter, basta —lo paro Savąs.
« Castaño: Peter »
Entonces Savąs se tenso, seguí a lo que miraba fijamente. Tres hombres de traje se acercaban a nosotros a paso firme.
Su apretón en mi brazo se hizo más fuerte. Lo mire, sabía que ahora su preocupación crecía.
—Savąs —lo llamo uno de ellos—. Lorenzo quiere hablar contigo... Ahora —sentenció.
Mire a Savąs, respiraba profundamente.
—Está bien, ella ya se va —dijo y miro a sus amigos—. ¿La pueden acompañar, chicos?
—Cla...
—No —negó el mismo hombre—. Ella viene con nosotros. Lorenzo también quiere verla.
Tragué saliva. Sus amigos de miraron entre ellos y luego a nosotros.
Los hombres se alejaron y mire a Savąs esperando algo de su parte. Por su parte, solo me miro apenado.
—No debiste haber venido, Emiliana —susurro—. No sabes dónde te has metido.
Camino siguiéndolos y yo fui detrás de él. Nos metimos a un ascensor, había un silencio muy incómodo, ni siquiera una respiración se oía.
Las puertas se abrieron en lo que era un palco, pero parecía ser más una oficina, dos sillones, una estantería llena de carpetas y un escritorio, todo mayormente negro. Savąs y yo salimos primero siendo seguimos por los tres guardaespaldas.
Detrás de la imponente mesa de madera, sentado en un elegante sillón, se encontraba un hombre de unos cuarenta y tantos. Rubio medio canoso, ojos esmeralda y de facciones marcadas. Mirada seria e intimidante... Un leve parecido a Savąs.
—¿Quien es él? —le pregunte en un susurro—. ¿Tu padre...?
—Mí jefe —contestó sin mirarme.
Nos detuvimos a un metro del escritorio, sobre el había un pequeño porta nombre de metal dónde decía Lorenzo Giambruno. Divisé a seis hombres más aparte de quienes nos escoltaron hasta aquí. Todos armados con una pistola.
¿Quien mierda era este tipo?
—Interesante pelea, muchacho —dijo finalmente después de largos segundos mirándonos.
—Lorenzo, puedo ex...
—Sshh —lo calló alzando un dedo—. Jamás habías perdido tanto el control, hijo. ¿Te molesto que te haya golpeado?
—No.
—Entonces. ¿Que? —dijo eso al mismo tiempo que se puso de pie.
En cuanto este se puso de pie, sus hombres avanzaron un paso. Yo sujeté el brazo de Savąs mientras él me escondía detrás de él.
A él tal Lorenzo pareció sorprendido por su repentina acción para protegerme. Alzo sus cejas y ladeo la cabeza mirándome.
—¿Quien es ella? —preguntó curioso—. Una... ¿Amiga?
—Es una conocida.
—¿Una conocida? ¿Eh? —sonrío, no sabía si era bueno o malo—. No te escondas, linda. No muerdo.
—Pero si matas —respondí sin pensar.
—Emiliana... —me reprendió Savąs.
—Mmhh... Tiene lengua.
Le hizo una señal a sus hombres, entonces tres de ellos sujetan a Savąs mientras uno me aleja de él acercándome a Lorenzo.
—¡Lorenzo! —gritó Savąs—. Dejala, no sabe nada...
—Ven aquí, muñeca —ignoró por completo sus palabras—. Acércate.
—Por favor —suplicó detrás nuestro.
Él saco un arma y me apunto, haciéndole un gesto a su “hijo” para que se calle colocando el cañón en sus labios. Cerré los ojos esperando el sonido del disparo.
Tenía el corazón a mil y cientos de pensamientos pasaban por mi cabeza... Mi mamá, iba a dejarla con ese monstruo.
—¿Cómo te llamas? —me preguntó—. Nombre completo.
—Si vas a matarme hazlo —lo mire con los ojos humedecidos—. Pero antes no pienso hace lo que se te dé la gana.
—Vaya carácter.
—¡Lorenzo por favor! —gritó Savąs—. Por favor...
—¿Por qué, muchacho? —desvío su mirada hacia él—. ¿Por qué no matarla?
—¡TRES AÑOS MÁS! —eso me dejó muy confundida—. ¡Pelearé por tres años más!
—Seis —contrapuso.
—Está bien —asintió cerrando sus ojos—. Peleare por seis años más. Por favor... No la mates.
—Bien —bajo su arma—. Tienes mucha suerte, linda.
Se dio vuelta yendo nuevamente a sentarse en su elegante sillón. La mano de Savąs tomo mí brazo y me tiro hacia él.
Lorenzo Giambruno nos miro sonriendo. Colocó su mentón sobre sus manos con soberanía.
—Ten mucho cuidado donde te metes la próxima porque... —miro a Savąs—. No habrá quien te salve si hay otra situación.
Tenía ganas de enviarlo a freír espárragos pero me contuve. Savąs tiro de mí sacándome de la oficina antes de que Giambruno cambiará de opinión.
Él estaba tenso a mi lado, furioso apretó su mano al rededor de mi brazo.
—Savąs me duele...
—¿Tienes idea de lo que acabas de hacerme? —preguntó con rabia—. ¿¡POR QUE MIERDA VINISTE AQUÍ!? ¿¡QUE QUERÍAS LOGRAR!?
—Lo siento... —me disculpe—. No sabía...
—¡TU NO SABES NADA! —golpeó la pared de metal.
Las puertas se abrieron y él me llevo hasta la salida diciéndome por última vez « —Olvídame y no vuelvas — ». Así cerro la puerta dejándome afuera.
No podía creer lo que había pasado, estuve apunto de morir. Si... ¡Momento!
« —Pelearé por seis años más — »
Ay Dios... ¿Que le he hecho?
Le había... ¿Arruinado la vida? Quizás estaba apunto de tener su tan ansiada libertad y yo lo condene por seis años más...
V.1 « Le arruinamos la vida »
V.2 « Les dije que era una mala idea »
Perdí a lo único que podría haber considerado como amigo y ahora estoy sola de nuevo.
...(...)...
« Tres semanas »
Casi un mes desde la última que vez que nos vimos en ese club. Aunque tuve muchas ganas de buscarlo me di cuenta de que solo lo metería en problemas.
Pronto entraría en vacaciones de verano nuevamente. Solo me quedaba nada para cumplir los dieciocho años. Pensaba en irme lejos y jamás volver, pero mi mamá está amenazada. Así que apenas cumpla años iré a denunciar a este desgraciado.
—Ya falta poco, Emiliana. Resiste —dije mirando el calendario.
Esperaba la tan ansiada fecha « 24 DE JULIO ». Solo quería que todo terminará de una puta vez.
Me dispuse a tomar mí mochila cuando note que en ella seguía la chaqueta de Savąs. Mí corazón se marchito al recordar que por mí se metió en problemas. Siempre haciéndole mal a todos...
—Eres una inútil —me dije a mi misma—. No puedes ni cuidar a tu madre.
Eso me hizo aún más mal. Me senté sobre la cama tomando la prenda entre mis manos, la olí instintivamente, seguía teniendo su perfume... Mi único casi amigo.
Sacudí mí cabeza y salir de mí casa rápidamente antes de que el desgraciado me viera. Caminé las típicas cinco calles de siempre hasta llegar a la parada de buses
El viaje se me hizo eterno hasta llegar a la escuela. Baje, caminaba cómo zombie para llegar a mi salón. Sentía un terrible peso en las piernas.
La clase de biología animal empezó ni nada que sea sobresaliente. Sabía bastante de ese tema ya que leo bastante. Mire hacia la ventana viendo los árboles que bailaban por la suave brisa.
El timbre de salida sonó marcando que todos debían retirarse, guarde mis cosas y camine hacia la salida. Cruce la puerta exterior dispuesta a irme cuando lo vi.
« Mierda de las mierdas »
Era Víctor, me miraba fijamente enfurecido, desvíe mi mirada hacia su mano izquierda dónde tenia la chaqueta de Savąs. La encontró, entro a mi baño y la encontró.
Entre su mano vi algo largo y filoso... Oh Dios mierda, también mis navajas.
V.1 « ¡CORRE EMILIANA! »
V.2 « Estoy de acuerdo. Alejáte ¡PERO YA! »
Mis pies se movieron por si solos, corrí sobre el césped del patio alejándome lo más rápido que podía. Sentía como podía seguirme y no había mucha gente en la calle. Era correr o morir seguramente.
—¡DETENTE! ¡TE VOY A ATRAPAR DE TODAS MANERAS! —gritaba a mis espaldas, con la voz agitada.
—¡YA DÉJAME EN PAZ! ¡AYUDA!
¿Cómo era posible que nadie me escuchará? ¿Tanta mala suerte tenía?
Iba a desfallecer en cualquier momento, estaba muy cansada y mi pecho dolía. Pero no podía detenerme, él estaba muy cerca mío y si me alcanzaba sería mi fin.
Corrí incontables cantidad de calles. Inconscientemente termine frente a INFIERNO otra vez. Me detuve frente al club mirándolo como si fuera la entrada a una pesadilla.
—¡EMILIANA! —gritó Víctor.
V.1 « ¡ENTRA AHORA! »
Prefiero morir por una bala que dejarme tocar por él.
Todo pareció transcurrir en cámara lenta. Corrí hacia la entrar y empuje la puerta. Está se abrió haciendo un estrepitoso ruido. Me encontré con Savąs y sus amigos entrenando sobre el ring. Me miraron desconcertados por mí presencia aquí.
Fue cuando todo se me volvió borroso y mis piernas no podían mantenerse en pie. Seguramente tenia la cara roja y gotas de transpiración caían por mi rostro... Me sentía morir.
—¿Emiliana? —la voz de Savąs provocó una sensación increíble de seguridad—. ¿Que hace...?
Lo mire estaba delante de mí. Su mirada era de molestia y preocupación al mismo tiempo... Debía preguntarse que estaba pasándome. Pero no pude responder.
¡BAM!
Me desplome. Sus brazos fueron rápidos y me sostuvieron antes de tocar el suelo.
—¡Emiliana! —gritó y se giro hacia sus amigos—. ¡Preparen el auto chicos! —me miro, tocando mi mejilla—. Mírame, Chaparrita, mírame. ¿Que paso?
—En-encontró... Tu... Chaqueta.
Todo se puso negro. No sentí ni escuché nada más.
...(...)...
—Doctor... O... Drews... A cirujía —parecía una bocina o algo así.
Pocos sonidos iba recibiendo eran como entrecortados ecos y un (Pip-pip-pip) ¿Donde estaba?
V.1 « ¿Cuánto tiempo estuviste durmiendo? »
V.2 « ¿Te sientes mejor? »
Los ojos me pasaban mientras intentaba abrirlos, las luces blancas de un techo igual de blancos me enceguecian. Apenas pude mover mi boca dije lo primero que se me cruzó por la cabeza.
—Savąs... —susurre.
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Comments
Patricia Salazar
Ay 🙈 Dios que pena por Emiliana 🤷♀️ ése HJDP llamado Victor 😡 abusando de una menor. Es que Emiliana verá la luz al final del túnel, algún día.
2024-11-19
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Andrea Barrionuevo
Por dios después de todo el infierno que esta pasando por culpa de la mujer que la trajo al mundo pq la palabra madre le queda muy pero muy grande sigue pensando en quedarse para no dejarla sola
Esa mujer tenía que cuidarla y protegerla y fue lo que menos hizo.
No tiene perdón
2024-10-18
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Liliana Filipuzzi
bonita vos no tenes que cuidar a tu madre
2024-07-26
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