Capítulo 13

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Sus brazos alrededor de mi cuerpo me reconfortaban, solo estábamos él y yo en el cuarto tirados en el suelo, mi respiración se había relajado con él paso de los minutos.

Al estar más calmada me doy cuenta que había perdido los papeles por completo, que había hecho una gran locura destrozando cosas que no eran mías.

Me recordaba a mi padre...

Dios mío lo menos que quería era acabar convirtiéndome en mi padre, yo no era así todo lo contrario.

-Lo siento mucho de verdad no fui mi intención - me separo un poco de él mirando como había quedado todo el cuarto.

-Tranquila... todos tenemos nuestros arrebatos alguna vez que es imposible controlarnos – niego con mi cabeza, me sentía culpable.

-Te pagare todos los daños causados de verdad, tú me abriste las puertas de tu casa sin pedir nada a cambio y mira como deje tu cuarto - él niega medio sonriendo.

-No te preocupes de verdad no es nada, no hace falta que me pagues nada – me mira detenidamente. - Por lo menos este arrebato te vino bien para saber que tú no eres así y que deberías relajarte – asiento con mi cabeza porque decía la verdad.

Le miro viendo una pequeña sonrisa en su rostro, a pesar de que se lie él sigue tan normal como si no fuera nada, aunque bueno si le sobra el dinero de verdad no es nada para él, peor sería si su casa acabara en tragedia eso sería aún más grande.

Bajo mi mirada hasta sus labios quedándome embobada mirándolos sin saber el porqué.

Me fijo más en sus facciones viendo su rostro que no tenía ni si quiera una cicatriz parecía que este chico había salido de un cuento perfecto.

Todo era belleza en él parecía un dios...

Él se da cuenta de que estoy observándole cuando me mira cambiando su gesto pegándose un poco más a mí.

-Si te sientes más tranquila yo tampoco tengo padres – me confiesa consiguiendo que dejara de observarle de esa manera.

-¿Cómo? - le suelto sorprendida.

-Mis padres murieron en un accidente cayeron por un puente yo apenas era un niño de diez años cuando paso la tragedia – mi corazón se contrae cuando le escucho.

Me puedo imaginar él dolor que tuvo que sentir cuando se enteró que sus padres habían muerto y era un niño.

A esa edad todavía no puedes llegar entender muchas cosas, él de verdad no tenía padres, los míos estaban vivos sí, pero como si no tuviera prácticamente.

-Lo siento, lo tuviste que pasar muy mal – me gustaría darle un abrazo, pero me contengo.

-Mi abuela fue la que se encargó de mí hasta que cumplí la mayoría de edad, ella también murió y desde entonces tuve que buscármelas para poder vivir solo – que trágico todo y yo perdiendo mis papeles por lo de mi madre y padre cuando no es tan grande como lo que tuvo que pasar él.

A veces no nos damos cuenta de que hay personas que lo pasan mucho peor que nosotros...

-¿Por qué me cuentas una cosa tan delicada como esta? Es una cosa muy personal tuya... - le digo sin entender, era una cosa muy personal y me parecía extraño que me lo contase como si tuviera tanta confianza conmigo.

-Aunque no lo creas me trasmites confianza no se lo suelo contar a nadie – me confiesa tranquilamente.

-No me conoces de mucho tiempo - él sonríe.

-No hace falta conocerte de mucho tiempo, a veces una persona que llega a tu vida así de repente te trasmite más confianza que las demás - también era verdad.

-Me dejas sin palabras – le digo sincera porque nunca pensé algo así de él, estábamos equivocados de la gente adinerada porque él dinero te ayudaba a tener una vida mejor pero no te la arreglaba por más que tu quisieras y me refiero a tus sentimientos, tus pensamientos, por las cosas que te toco vivir.

-También puedo dejarte sin aliento – frunzo mi ceño, pero rápido entiendo a lo que se refiere cuando rompe la poca distancia uniendo nuestros labios.

Me dejo llevar como nunca lo había hecho con un chico cerrando mis ojos sintiendo sus labios suaves contra los míos como nos movíamos intensificando más el beso.

Su mano va a mi nuca acercándome más a él como si fuera posible, mi mano va a su camiseta agarrándola atrayéndole más a mi queriendo más de él.

Su sabor era casi como una droga que hacía que solo quisieras sentirlo sin querer que se acabara nunca.

Él ambiente se volvió más caliente cuando sus manos bajaron por mi costado hasta la parte de abajo de mi camiseta subiéndola un poco metiendo su mano.

Mi respiración de nuevo volvía a quedarse atascada cuando empecé a sentir sus acaricias suaves en mi piel.

-Espera... - me detengo separándome un poco. - No podemos está mal no te conozco de nada eres un desconocido yo no soy así - en parte comenzaba a arrepentirme por ir más lejos con él.

-Encantado me llamo Dante – levanta su mano para que la estreche.

Me rio cuando lo escucho, me había hecho gracia su forma de presentarse cuando nos estábamos comiendo la boca hace unos segundos de nada.

-Bonito nombre – sonrió estrechando mi mano con la suya.

Sentía mis mejillas ardiendo la vergüenza había vuelto a invadirme sintiendo cosquillas dentro de mí como si mil mariposas estuvieran revoloteando dentro de mi estómago.

-Ya conoces algo más de mí - poco a poco le iba conociendo eso era verdad.

No le contesto de nuevo nos quedamos mirándonos sintiendo una cierta energía en nosotros como si fuéramos prácticamente imanes.

Nuestros labios se vuelven a juntar, pero esta vez con lengua acabando en el suelo tumbada y él sobre mí.

Mis manos van a su pelo revolviéndoselo tirando de él cuando siento sus manos apretar mi cintura.

Ladeo mi cabeza rompiendo el beso, pero sus labios bajan hasta mi cuello dejando besos húmedos sintiendo cosquillas por cada zona que deja los besos.

Vuelvo a girar mi cabeza mirándole llevando mi mano a su mejilla acariciándola para ser yo esta vez quien le bese.

Un ruido es lo que hace que me separe asustada mirando hacia la puerta viendo a la misma mujer de antes que intento detenerme.

-Perdón, no quería interrumpir – dice ella sin haberse esperado que estuviéramos así, Dante la mira como yo viendo como dos segundos después la mujer sale disparada corriendo.

Me aparto de Dante poniéndome de pie dejando una gran distancia entre nosotros.

Él también se levanta mirando a su alrededor.

-Pediré que recojan la habitación y tiren todo lo que no valen dormirás en otro cuarto que hay libre mientras tanto - asiento tocando mis manos sin saber que hacer.

-La policía ya me tiene que estar buscando – le digo recordando el interrogatorio que me hicieron después de que pasara todo.

-Ya te dije que yo me entero de todo hasta de cada paso que dan ellos si pasa algo que tenga que ver contigo te juro que te lo contare – me dejaba algo más tranquila saber eso.

-No puedo quedarme con los brazos cruzados tengo que hacer algo - él se me queda mirando por unos segundos.

-¿Con que quieres hacer algo? No te voy a meter en mis negocios de lleno, pero sí que te enseñare una cosa – frunzo mi ceño sin entender.

-¿A qué te refieres? - él sonríe para comenzar a caminar fuera del cuarto.

Le sigo esperando a ver dónde me quería llevar esta vez, seguimos avanzando hasta que él saca una llave abriendo la puerta, se queda a un lado para que yo sea la primera en entrar.

Encontrándome con un pequeño gimnasio especial porque había barras, colchonetas, sacos, máquinas de correr y un pequeño ring de boxeo o eso parecía.

Camino dentro viendo todo con detalle hasta que me sorprendo cuando veo un espacio a parte con muñecos donde parecía que se disparaba como cuando te tocaba hacer las pruebas para entrar en la academia de policía.

-Parece que siempre tienes todo pensado y no se te escapa ninguna – me giro mirándole.

-Nunca se me escapa nada – sonrie. - Aquí podrás pasar todo el tiempo que tú quieras el ejercicio siempre es bueno para mantenerte en forma, no me tienes que pedir permiso cuando quieras entras – se acerca dándome la llave con la que había abierto la puerta antes.

-¿Me vas a enseñar a disparar? - él suelta una carcajada.

-No – niega con su cabeza. - Si quieres puedo enseñarte algunas técnicas de defensa como mucho, sinceramente no te veo cargando un arma encima – vuelve a reír.

-Oye no me ofendas nunca se sabe – le contesto, aunque sé que yo nunca me vería con un arma encima ya que esas cosas no me gustan para nada solo verlas en las películas.

-También tenemos como una biblioteca donde podrás leer todo lo que tú quieras como si quieres ver películas lo que más te guste – sonrió cuando me imagino una cosa.

-¿Ahora me vas a decir que también tienes una especie de cine? - me rio.

Él alza una de sus cejas sonriéndome.

Con solo esa mirada sabía lo que estaba por decirme...

¿Pero este chico que más sorpresas tenía?

Para el siguiente capítulo tenemos que llegar a 282 👍

Emma

Dante

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