El Comisario Gutiérrez se sintió ridículo. Toda una movilización para nada. Revisaron la casa. Efectivamente estaba vacía. No tenía gas, luz eléctrica ni agua. Sus únicos habitantes fueron dos ratones que huyeron despavoridos, y una cucaracha que sucumbió bajo las botas talla 47 y medio de uno de los efectivos policiales Swat.
Tome señor. Encontramos una carta. —dijo un joven uniformado, quien se había quitado el pesado casco y se dirigía a la camioneta Van.
Gutiérrez tomó la carta y la desdobló, con Rodríguez leyendo por encima de sus hombros.
Era una letra muy bonita.
Debe ser de Magnolia.
Seguro.-- asintió el Comisario.
Hola amigos.
Como suponíamos usted llegaría hasta ésta casa, queremos explicarle que lo del policía no fue intencional. No nos sirve para la estadística. Sé que nos llaman Magnolia, Jazmín y Miosotis. A nosotras nos gusta más Orquídea, Rosa, Azahar. Estamos convencidas que pronto nos veremos. Por cierto, Jazmín dice que deberían mejorar el mantenimiento de las Van. Es terrible el ruido y el humo.
--Lo escribieron mientras llegábamos—entendió Rodríguez.
--No. Estuvieron viéndonos mientras hacíamos el procedimiento de levantar el cadáver. Escribieron antes que ustedes llegaran, mientras yo estaba estacionado afuera.
--Nos vieron todo el tiempo. Se quedaron para conocer quien dirigirá ésta investigación—dijo Gutiérrez a Rodríguez, quien entendiendo a su vez, afirmó con un gesto.
Ya ellas sabían de los dos. Ellos podían ser parte de la estadística de ahora en adelante.
--Que el grafólogo y el psiquiatra analicen la carta. —ordenó el Comisario. No hacía falta analizar las huellas. Eran ellas.
Esas estúpidas se burlan de nosotros. —protestó Rodríguez.
Esta carta también es una llamado a que las detengamos, antes que ellas lleguen a nosotros. — entendió el Comisario.
VI
Alta Velocidad Latinoamericana (AVL) era una filial de Renfe, pero sin la extrema peligrosidad de esta. El Mitsubishi “Paraulata 28” se detuvo elegantemente en la estación 625. La muchacha descendió del mismo, junto a los otros 361 pasajeros. Fue un viaje agotador. Un morral, un pasamontañas multicolor, recogía su pelo, unas viejas botas. Vio el Taxi Chery A520 Turbo Diesel. Estaba cansada. Casi imperceptiblemente dio la dirección al hombre. Quería dormir. Mucho….
...****************...
…..Kristal era demasiado preciosa a sus doce años. Asidua a clubs, fiestas, ágapes, viajes, era la perfecta niña controlada, impecable, enamorada de todas las series de Nickelodeon y a veces se sentía la heroína de mi Villano Favorito.
La fiesta de cumpleaños de su mamá, cuando ella tenía 12 años, fue decisiva en su futura vida. La fiesta comenzó tal cual era su existencia; limpia, glamorosa, exquisita. Bailó con chicos y estaba segura que uno de ellos se le declararía. Cada tanto tiempo subía a su cuarto a contar confidencias con sus amigas, a retocar el maquillaje y a contemplarse una vez más.
Hasta que Pedro Sulbarán, uno de los amigos de su padre, entró en el cuarto detrás de ella. La sorpresa no le dejó hablar. Era un hombre de treinta y tantos. Muy conocido de la familia. Padre de uno de sus admiradores. El hombre tenía un brillo extraño en su mirada. Evidentemente tenía muchos tragos de más.
--Eres bella. De seguro tan puta como tu madre—dijo el hombre pegando su cuerpo a ella, dominando con sus dos fuertes manos.
Había quedado inmóvil. Asustada. Aterrada. Sorprendida. Se refería a su madre de una manera que ella nunca imaginó. Lo peor. Él Tomó su mano y la llevó a sus pantalones.
--Esto es para ti—le dijo el hombre jadeando, y se sacó “aquello”.
Ella no pudo gritar, paralizada por la brutal sorpresa. El la empujó y ella Cayó en la cama y él introdujo “aquello” en su boca, mientras bestialmente halaba su pelo hacia atrás. Fue su primera y terrible experiencia. Después riéndose, el hombre se marchó a la fiesta .
Ella se mantuvo silenciosa en la fiesta. Logró mantener la compostura. El hombre parecía haberse olvidado de ella. Esa noche lloró en su cuarto, la terrible escena se repetía y se repetía en su mente. Vomitó. Se lavó la boca muchas veces después. Fue sucio. Fue cruel. Se odiaba a sí misma, Le había gustado demasiado..
A los días comenzó a oír otro tipo de conversaciones entre sus amigas. Comenzó a descubrir que su impoluto mundo de porcelana no era tan perfecto. Conceptos como “matrimonio de conveniencia”, “Amigas y amigos de tu papá”, las extrañas salidas de su mamá, los largos viajes de trabajo de su papá. Lo que los hombres le hacían a las mujeres… Las madres de sus amigas también parecían tener muchos amigos y amigas. Las confidenciales llamadas telefónicas y la computadora que nunca debía abrir. Fue en la época que comenzó a navegar en Internet y hacer amigas en otras ciudades en el Facebook. Para hablar de su soledad... De lo terrible que fue “Aquello”, de sus variados y contradictorios sentimientos.
Congenio con una chica de una de las lejanas ciudades Dormitorios en la zona del Hierro. Era ruda. Era fuerte. Hablaba directo. Le dijo cómo era el mundo y los hombres. Lo que ya había hecho y experimentado, le mando las fotos de sus experiencias.
Pudo entender que su mundo cambiaría más todavía, cuando un domingo en la noche, su padre le dijo que tenía que ser fuerte, que la amaba y que estaría pendiente de ella. Fue una de las últimas veces que oficialmente lo vio. Se fue con un hombre delgado, que lo abrazó y le dio un tímido beso en la boca, sin preocuparse mucho que su madre y ella los viese .
Al principio todo siguió igual. El dinero y estilo de vida continuaban idénticos. Sin embargo, su madre cambió. No ocultaba tanto las cosas. Hombres jóvenes y musculosos. Hombres de color venían a buscarla y traerla. Ella hablaba ahora hasta por los codos con un lenguaje diferente. Una “Jerga” de groserías. Era violenta. Su carrera profesional se derrumbó. Se reía duro. Se la pasaba en clubs, bares y playas municipales
Una noche ella abrió con cuidado la puerta. Atisbó a través de ella. Su madre y un hombre muy corpulento hacían violentamente “aquello” . Silenciosamente Ella lo vio todo. Sintió una sensación distinta. Después consiguió a su madre, inclinada en el lavamanos tomando líneas y líneas de un polvo blanco. Ella levantó su cara y se puso a reír, mientras la sangre le caía a raudales de su nariz.
Pasaron días y se decidió. Ya no soportaba más. Así que tomó a mano lo único que tenía. Su chofer. Su respetuoso y silencioso chofer. Un hombre sereno, humilde, muy devoto de la Iglesia de Jesús el Astronauta. Ella sabía en qué momento atacar. Después del almuerzo, él tomaba la siesta. Esperó que hubiera silencio en la casa. Total. Su madre no estaba. Entró y rápidamente se quitó la ropa y atacó con su boca “aquello”. El protestó. Trató de evitarla. Pero no pudo detenerla.
Después ella en las noches marchaba hasta su cuarto. Fue completo por muchos días. En fin, ella había descubierto ya en Internet un manual con fotografías de posiciones y las que su amiga le enviaba de sus actividades. Quería hacerlas todas. . También ella esperó una noche en que su madre entró con un musculoso hombre de color al cuarto.
Ella aguardó. Se desnudó y entró silenciosamente al cuarto… Adicionalmente a todo, el se llenaba su lengua de sustancias ilegales y en besos se la untaba en su lengua en besos que nunca vio en las novelas mexicanas; todo eso se lo contaba a su amiga electrónica. Hasta que un día sonó el timbre de la puerta y abrió. Su amiga con un morral estaba ahí. Fue la primera conexión.
Kristal Johnson Fergusson y Susana Gálvez (Magnolia y Miosotis) iniciaban una relación cimentada por los errores de sus familiares, amigos y padres.
Ambas compartieron drogas, hombres, otras chicas. Entendieron que siempre querrían más. Siempre buscarían otra frontera que cruzar. Era subir una escalera de adrenalina, cada vez más oscura y peligrosa.
Fue en la época del matrimonio de su padre con el hombre que lo esperó el último día en que vivió con ellas. Fue la época en que su madre le anunció que marcharía a Miami a iniciar una nueva vida, pero no lo hizo, pues le negaron la visa.
Ambas lo habían aceptado más o menos. A lo mejor en un segundo intento lo lograría. Quizás se escribirían. Ella ya entendía que era un estorbo para su madre. Quizás Susana también viajaría…
Una semanas después Trataban de comprar sustancias ilegales
Buscaron al proveedor de su madre. El vendedor era un flaco con la cara destrozada por marcas de acné, era el famoso “Baberto”, quien estacionaba en un callejón su Chevrolet Malibu Turbo Diesel “Tunning”. Ellas entraron y bien pronto entendieron que les habían tendido una encerrona. Luego, ellas dijeron que fueron unos 20 hombres. No fue así. Fue toda una noche de hombres. Sucios, Borrachos, malandros.
Al amanecer la policía las encontró casi agonizantes, envueltas en sangre. Dos adolescentes más en la estadística de una de las ciudades más peligrosa del mundo. Dos estúpidas buscando drogas en el sitio equivocado. Simplemente corrieron con suerte. Estuvieron ambas en una costosa clínica, gracias al dinero de su padre y su esposo. Fue la última vez que ella vio a su padre y madre juntos. A la otra nadie vino a visitarla.
Convalecientes salieron al mes. Se recuperaron en su casa. Pero ahora tenían algo nuevo en su sentimiento. Odio. Odio. Absoluto. Frío. Sin límites ni barreras apaciguadoras. Fueron al sicólogo. Ambas fueron al médico especialista en enfermedades venéreas. Su madre fue discreta por unos días. Y ellas dos volvieron a amarse, a querer más.
Un nuevo amigo tenía su madre. Ella vio en su mirada, el mismo brillo cruel de aquella primera vez, el día de la fiesta, cuando Pedro Sulbaran entró a su cuarto. La otra sin palabras lo entendió. Las atacaría cualquier día o de noche. Era “eso” que habían leído. Las tales feromonas. Evidentemente ellas tenían a raudales.
El hombre se hizo el encontradizo en la ahora descuidada y sucia cocina. Se acercó a Susana, quien lavaba los platos. Como pudo se defendió del hombre que trataba de besarla. Kristal entró. Vio la escena. Y el recuerdo de todas y cada una de sus noches la invadió. Con una fría y despiadada rabia tomó un inmenso cuchillo de cocina, y lo clavó muy imperfectamente en la espalda del hombre. La sangre y los alaridos del hombre la excitaba. La otra también tomó un cuchillo y le dieron hasta que ya no se movió más. Ambas quedaron bañadas en sangre, cansadas, felices y riéndose. Habían descubierto un nuevo placer.
En ese momento su madre entró y miró la escena. Comenzó a gritar horrorizada. Fue la número dos de la estadística. Total, ya era más que un desecho humano , contaminada con todas las venéreas del diccionario médico ;Y de la que la policía achacó a los robacasas de lujo del sector.
Ellas ya sabían que era lo que más les daba placer.
La Policía insistía en su idea; fueron los miembros de la banda de drogadictos que no querían dejar cabos sueltos. Ni la interrogaron. Sabían el horror que la chica había sufrido. No había que molestarla más.
Para su padre fue un alivio. Vendería la casa. Le daría su herencia en Rupias de la India a su hija, y se olvidaría definitivamente que una vez se vio obligado a guardar apariencias.
Magnolia y Jazmín salieron un día caminando al amanecer a disfrutar el nuevo placer. El contemplar el miedo de los que morían a manos de ellas. La aventura de estar cada día en un sitio diferente. El tener dinero que gastar sin rendirle cuentas a nadie… Ya Magnolia adquiría la vestimenta y comportamiento de una chica Gótica Emo. Ya Jazmín igualmente mostraba la vestimenta sport urbana que la identificaba…
...****************...
...Las perspectivas para Rita a los 14 años no eran buenas. Su madre ansiaba, rogaba, esperaba, clamaba por que cualquier hombre se la llevara. Cuando le tocaba los trabajos temporales en las haciendas, la llevaba, para que Rita ayudará y ver si algún tractorista o el caporal, o mejor aún, el hijo de algún dueño, vieran la muchacha y la tumbaran en el monte.
Rita era maciza, con un cuerpo duro, unas piernas cortas y bonitas. Un color fuerte y un pelo impresionantemente negro y liso de india.
¡Carajo¡. A Algún macho tiene que gustarle. – pensaba disgustada la madre, cada vez que disfrutaban los domingos, el rodeo, los Mariachis, la música llanera y las cumbias. Y es que Rita sentada en las talanqueras era un espectáculo. La madre rumiaba la falta que le hacía el dinero para arreglar la casa, ver cómo pagaba las hipotecas por la enfermedad del abuelo y nada. Los hombres parecían tomar una extraña distancia con Rita..
¿Será marimacha?
Pasó el tiempo. Rita a los catorce años era la flor del llano, el sucio y silencioso deseo de muchos hombres. Una tarde la madre apareció con un fajo de billetes.
Le ordenó a Rita que debía salir a pasear con “el niño”. El hijo de uno de los hacendados. El rey del cultivo de la coca en la región. Ella pensó que iría al cine, o al Burguer King. Le encantó la blanca y pulida GMC Suburban 4x4 Turbo Diesel del muchacho. El mismo le pareció precioso. La mar de bello. Lo que no fue tan agradable fue como él la puso en la parte atrás de la camioneta y sin consideración, sin besos, tal como los caballos a las yeguas, la desnudó y la destrozó. La golpeó. Se satisfizo únicamente el.
Fue el motivo de las terribles pesadillas de Rita. Aquel muchacho tan bello, comportándose tan brutal con ella.
--¡Por fin aprendiste a ser mujer¡ -- fue el fastidiado comentario de su madre contando los billetes, sin dignarse en ver a su deteriorada hija. Esa misma noche se fue de madrugada. Iría a la ciudad. Ya no quería estar más ahí. Cosa que fue un profundo disgusto para su madre, que vio fin abruptamente a lo que suponía sería un floreciente negocio..
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Comments
Irma Rocha Cruz
ohhhh por dios.... ahora comprendo porqué matan.....no por gusto....o quizá sí......
2024-03-25
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Irma Rocha Cruz
maldita...mil.veces maldita cucaracha......
2024-03-25
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Irma Rocha Cruz
qué maldita mujer... deshacerse de su hija con cualquier estúpido.......
2024-03-25
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