Cap 5. Boutique

Los días pasaban y cada vez se iba haciendo más monótono todo, parecía ser un cambio de estación, cuando de pronto me surgieron algunos recuerdos

Esta vez, Anais tuvo un sueño, todo se remontada a cuando la dueña original del cuerpo era aún una niña, ahí mostraban un escenario completamente distinto, se encontraba jugando con un compañero, ambos reían fervientemente, parecían ser buenos tiempos, sobre todo porque oyó la voz de alguien que llamaba a la pequeña, la imagen se veía borrosa, pero esa persona tenía aquel broche que de había guardado con sumo cuidado debajo de la cama

Cuando desperté me di cuenta de que estaba llorando, aunque no conocía a esas personas, supongo que fueron bastante cercanas a ella, sobre todo con la persona que la llamó, esa voz sin duda alguna era de su madre, solo la voz de una madre que llama el nombre de su hija de manera tan cariñosa puede hacer que los ojos se vuelvan llorosos

Debería dejar por ahora eso y concentrarme en seguir con mi vida, aunque no haga mucho, logré estar viva un tramo más largo de lo que se escribió en el libro

Antes de ir al local donde trabajo, me di la vuelta por el orfanato, en estos días les llevaba un poco de comida y tela para que lo convierto eran en ropa, aunque no les podía ofrecer mucho, ellos supieron darle mejor utilidad a las cosas, haciendo pequeños guantes y bufandas con las telas, algunas de ellas las vendían y así lograban financiarse un poco mejor, mi relación con el niño que encontré a mi llegada, seguía siendo buena, ahora me contaba lo que hacía y las cosas que quería llegar a hacer cuando sea adulto

En realidad, no era tan niño de edad, solo que su apariencia era así por la desnutrición que había vivido la mayor parte de su vida

En eso redundaba mi vida aquí, hasta que llegó un cliente un tanto peculiar al salón

- Quisiera que prepararán un vestido a medida

- Por supuesto, Anais anota la fecha para la visita a la casa del señor

- Enseguida encargada

Mientras anotaba los gustos de la persona destinataria y la fecha para el día de tomar la talla, hubo algo que me desconectó

-Espero que la señorita... Anais si no me equivoco, pueda asistir

- ¿Puedo preguntar el por qué?

- Niña no seas grosera, discúlpela señor

- No se preocupe, es una pregunta válida, solo quería que asista ya que la persona que llevará ese vestido es mi hermana pequeña, por ello creí que una joven señorita podría calmarla para evitar que se mueva mucho

- No se preocupe señor, estaremos ahí el día indicado

Después de que se fueran, me quedé aún más alerta de lo normal, ya había escuchado historias parecidas a estas, en el cual, si le gustaban a un noble o persona con mayor dinero al tuyo, las personas con quienes trabajabas, te podrían enviar como si fueras un regalo, es por esto que tuve que ser un poco más agresiva con mi comportamiento

El tiempo pasó volando y pronto llegó el día de medir a la niñacuando llegamos, vi que era una mansión incluso más grande del que había escapado, ahora solo debía cuidar de mis modales para evitar levantar sospechas

Al ingresar nos recibió la dueña de esa casa, nos dio la bienvenida y nos llevó en dirección a la habitación de su hija, quien por lo que se ve, es un poco hiperactiva, nada nuevo, los niños a esa edad es normal que estén cargados de energía y quieran pasársela jugando todo el día, era extraño ver que alguien realmente se comportará como un niño y no fuera tan forzado a crecer por sus padres

- Pueden comenzar, por favor tengan paciencia

- No se preocupe señora, es nuestro trabajo

Como siempre la encargada queriéndose hacer notar, pero después de unos cuantos intentos finalmente me pidió ayuda, resultaba que la niña no es que se moviera por gusto, solo tenía cosquillas y es por eso que se complicaba tenerla quieta para medirla

- ¿Joven señorita me podría hacer un favor?

- ¿Si?

- Coloca tus manos sobre las mías cuando intente acercarlas

- ¿Solo eso?

- Así es, no es mucho ¿cierto?

Con ese pequeño truco, ella pudo controlarse mejor y su cuerpo no reaccionaba a las cosquillas, esto era como un pequeño engaño al cerebro, ya que este sabrá por donde van a venir las cosquillas y de alguna u otra forma te conviertes momentáneamente en alguien inmune a las cosquillas

Mientras hicimos este mismo procedimiento, pudimos terminar más rápido con la medición

La joven se encontraba tan concentrada en lo que hacía, que no se dio cuenta de la persona que ingresó a la habitación y este a su vez, seguía con la mirada, el más mínimo movimiento que la joven hacia, él no era el único; ya que la madre quien estuvo viendo todo desde el inicio, se pudo percatar del cierto interés que le dio su hijo a aquella chica y aunque no lo notará, se podía observar en sus ojos

- Eso es todo, estaríamos haciendo el envío del vestido el mismo día de la siguiente semana

- ¿No es demasiado tiempo?

El joven que había estado parado en el umbral de la puerta si pronunciar ninguna palabra, ahora comenzaba a cuestionar el plazo para confeccionar la prenda

- Es el tiempo adecuado para conseguir las piedras de topacio rosa que desea la joven señorita para el cinturón de su vestido

Respondí de la manera más cordial que pude, lógicamente si pides agregar ese tipo de piedras, hace su confección mucho más lenta, ya que no son muy comunes en este país

- Entonces aumento el pedido a dos trajes de hombre más un vestido para mi madre con otras joyas de topacio rosa

-... ¿Para la otra semana?

- Así es, estaremos presentando un banquete por lo que se me ocurrió hacer un conjunto a juego

Como el dinero es el que manda, ahora estaba con más trabajo, pero se dividió a las personas, como éramos dos, nos tocaría a cada una medir a una persona, creo que mi suerte está yendo en picada porque me tocó medir al joven

Aunque esto no se veía todos los días, este chico tenía cosquillas al igual que su hermana, solo que la localización de estas, eran en su espalda, lo que hice fue aplicar el mismo método que con la niña, ya con eso, aunque parecía un tanto sorprendido, fue un niño obediente e hizo caso a lo que le dije

Su toque y el color de los ojos se me hacían un tanto familiares, como si lo hubiera conocido antes, pero no me arriesgué a preguntar, ya que se vería muy extraño que diga tan abiertamente que lo había visto en algún lado, primero debía proteger mi cuello

- ¿Es ella hijo?

- Parece que después de tantos años, al fin la encontré nuevamente

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