capítulo 19- revelación

Así pasaron los días, como siempre, Cristal asistía al palacio, pero últimamente, Liam se la pasaba fuera de este, todos le decían que el príncipe estaba muy ocupado y cuando lo encontraba, Liam se aseguraba de enviarla de regreso a casa porque tenía mucho trabajo que hacer, pero ese día, había llegado al palacio y al ir a los establos, porque le dijeron que ahí estaba Liam, pudo ver desde lejos que él estaba hablando nuevamente con Dalia, incluso la chica estaba vestida para montar a caballo y ambos se veían tan cerca.

Cristal camino rápidamente hacía ellos y aparto a Dalia de Liam dándole una cachetada, ante la mirada de todos los presentes.

- maldita sirvienta, no eres más que una zorra ofrecida. El príncipe es mío, soy su futura esposa.

- Cristal...pero que demonios te pasa. Dalia, ¿estas bien?

Dalia llevo su mano donde la chica le había golpeado.

- majestad, usted es testigo de que ella pego primero.

Liam no entendió del todo, pero cuando menos se lo esperaba, Dalia ya le había dado un puñetazo en la cara a Cristal, el cual le hizo caer directo en el lodo que había cerca, al verse las manos y el vestido sucio, Cristal pego un fuerte grito.

- maldita perra, alteza cuelgue a esa ramera, se atrevió a pegarme.

- no, ella solo se defendió. Usted vino a ofenderla y le pego primero.

- ¿pero que dice? Yo soy su prometida ¿como puede defender a esa sirvienta?

- con esa actitud y esa manera de ser, si fuese fácil, ya no serías nada.

Cristal estaba atónita ante las palabras de Liam, podía escuchar las leves risas de los presentes y Liam no parecía interesado en callarlos, no, no era posible, se supone que el príncipe la adora, pero ahí esta, defendiendo a una simple sirvienta. Liam se acerco nuevamente a Dalia, para decirle que regresen dentro del palacio y ponerle algo frío a su mejilla o se hinchara, mientras que Cristal se quedo ahí en el lodo, tuvo que levantarse sola y salir corriendo de ese lugar, pero eso que acaba de pasar, se lo hará saber al emperador, sabe que él no dejará que Liam la deje por una plebeya.

- por supuesto que el emperador debe saber esto y también tu padre, no va dejar que su hija sea humillada así nada más.

- madre, quiero que condenen a la orca a esa maldita sirvienta.

- claro que lo harán, te agredió a ti, a la princesa heredera.

La Duquesa estaba en el baño, asegurando que las doncellas laven bien el cabello de Cristal. Pronto una doncella más entra, sorprendiendo a la Duquesa con la noticia de que el Duque ha vuelto.

- ¿que? Pero no ha pasado un mes.

- madre, debes decirle, dile lo que me ha pasado.

- lo haré, pero primero lo primero, deshacernos de la bastarda. No ha venido a casa, es el momento perfecto.

La Duquesa encargó que dejarán impecable el cabello de Cristal, mientras que ella salió corriendo al encuentro con el Duque, se acerco mostrando sus ojos lloros.

- querido volviste, no sabes cuanta falta haces en esta casa.. Melisa, Melisa...ella...

- ¿que sucede con Melisa? ¿Le ha pasado algo?

- oh! Querido, Melisa, ella ha actuado muy mal, hace poco trajo a un hombre a la casa, se encerraba con él en su alcoba y desde hace tres días, ella no ha venido a casa.

- ¿como? Debes estar mintiendo, ella nunca haría algo así.

- te lo juro, todos los sirvientes pueden decirte lo mismo, ese hombre y Melisa tienen una relación sucia.

- mejor siga la verdad, madre, diga que todos la vimos teniendo un encuentro íntimo, con el Conde Walsh.

El Duque ve llegar a Melisa, mientras que la Duquesa se muestra furiosa ante su presencia, pero, esta segura que el Duque nunca creerá en Melisa. El Duque voltea a ver a Nora y ella nota que hay enojo en su mirada.

- ¿ves lo que digo querido? Ahora me calumnia.

- ¿calumnias? Tengo aquí una carta que dice lo mismo que Melisa, incluso dice que intentaste casarla con ese hombre que es tu amante. Esta carta, es la que me hizo volver.

- tonterías querido, ella debió enviarlo, sabía que yo te diría la verdad. Las cartas son mentiras. Dile Melisa, seguramente estuviste con ese hombre.

- para nada, pero si, estuve en casa de un hombre. Padre, hui de casa, porque tenía miedo que tratará de venderme a otro viejo.

- ¿escuchas querido? Ella si estaba con un hombre, seguramente se la paso revolcándose con él.

- Melisa, tú misma acabas de decir que estabas en casa de un hombre, negarás eso...

- no padre, pero ese hombre, ha cuidado de mi, es el mismo que te envió esa carta.

Por supuesto que Conrad le dijo que envió la carta, aunque mintió un poco diciendo que la envió al día siguiente de que ella le contó lo sucedido y no antes.

- comprendo, entonces Nora ¿seguirás negando que tienes un amante?

- lo niego porque no tengo un amante, esa carta dice puras mentiras.

- ¿esta diciéndo que yo, soy un mentiroso, Duquesa?

Tanto el Duque como la Duquesa se sorprenden de ver a Conrad entrar a la sala, éste camina hacía Melisa y ella sonríe, la Duquesa retrocede un poco chocando con el sofá y cae sentada a este, pero pronto tanto ella como el Duque se inclinan ante la presencia de Conrad.

- majestad, sea usted bienvenido a mi hogar.

El Duque levanta un poco la cabeza después de la reverencia, mientras que Melisa solo observa sin entender nada.

- me sorprendió tanto recibir una carta suya y más, tratándose sobre lo que sucede con mi hija, nunca imaginé que Melisa le conociera.

- i-imposible...Melisa no, no puede...mi Cristal es mejor....pero porque ella esta con el emperador...

Habla la Duquesa completamente nerviosa, nunca imaginó que Melisa tuviese de su lado, al emperador de ese país.

- ¿eh? ¿Majestad? ¿Emperador? ¡¿Eeeeeeeeeeeeh?!!!

Melisa retrocede un poco, mientras trata de hablar apuntando a Corad con el dedo.

- ¿e-eres EL EMPERADOR?

- Melisa, más respeto.

El Duque le pega la mano, para que deje de apuntar. Conrad sonríe por la divertida reacción de Melisa.

- me disculpo, a veces suele ser menos educada.

- no se preocupe Duque, de hecho, me gusta tal como es.

El Duque no esperaba escuchar esas palabras del emperador, pero, puede ver como sonríe mientras observa a Melisa, quien solo esta quieta, por supuesto, esta tratando de asimilar esa revelación.

- de ninguna manera, mi Cristal es más hermosa, majestad, esa chica es una promiscua, no puede acercarse a ella.

- silencio ¿te atreves a faltarle al respeto a mi futura prometida?

- n-no, yo no...pero...

- cambiando de tema, yo se todo, los sirvientes han hablado conmigo hace unos minutos, Duque, su esposa fue vista teniendo intimidad con el Conde Walsh. Así que, aparte de infidelidad, también he de agregar agresión contra mi prometida ¿sabe lo que se puede significar eso?

- no, yo no, ellos mienten, majestad, Melisa es una mentirosa, están conspirando contra mi, ella no le conviene.

- callese. Aquí, es el Duque quien tiene la última palabra.

- querido, por favor, yo nunca te haría nada así, jamás te he sido infiel.

La Duquesa se acerca y se pone de rodillas ante el Duque mientras le suplica colgada de su ropa, pero el Duque la aparta de él.

- majestad, concédeme el divorcio de esta mujer y retire mi apellido de su hija...jamás creí que fuese una mala mujer.

- noooo! No! Querido por favor, no puedes hacerme esto, yo no puedo vivir sin ti.

- debiste pensarlo antes de hacer algo tan horrible, la infidelidad es lo de menos, quisiste entregar a mi hija a un hombre desconocido.

- no, mentira. Yo no hice eso, Melisa, querida hija, por favor dile que no fue así.

Melisa solo la ignora, pues esta ya sentada en el sofá del rincón, mientras sigue tratando de procesar la identidad de Conrad, en sus memorias, debe haber algo que paso por alto. El Duque ordena a los sirvientes que saquen a la Duquesa de la mansión, incluyendo a Cristal, pues con el divorcio, Cristal pierde el apellido del Duque al solo aparecer en los documentos como su hija adoptiva, fue bueno que nunca registrarla como su hija legítima. Después de que la Duquesa es sacada de la sala, el Duque se sienta, dejando salir un suspiro.

- majestad, agradezco lo que ha hecho por mi hija. Mientras que yo he sido un pésimo padre.

Melisa se acerca y se sienta junto al Duque.

- mandaré por ti después.

Menciona Conrad y se retira, es mejor dejarlos a solas, tienen cosas que aclarar.

- no te culpes padre, fui yo quien nunca dijo nada, de haberlo hecho, esto no habría llegado tan lejos.

- Melisa, eres tal como tu madre, siempre perdonando mi estupidez.

- padre, ellas nos engañaron a las dos, siempre me hicieron creer que yo le debía todo a Cristal, por ser la hermana mayor. Jamás te he culpado y, podemos empezar de nuevo.

El Duque abraza a Melisa, mientras ella le da unas palmaditas en la espalda, el pobre hombre debe estar atormentado por su culpa, pero, al menos, ya se esta librando de un par de parásitos. Fuera de la mansión, Cristal y la Duquesa suplican que las dejen entrar, Cristal no puede entender porque ella también fue echada, no puede quedarse en la calle, si se enteran en el palacio, su compromiso podría peligrar; las puertas se abren, pero solo para dejar salir el carruaje de Conrad, la Duquesa se pone ante el para que se detenta.

- majestad, por favor, no nos deje aquí, debe llevarnos, mi hija es la prometida del príncipe.

- a-asi es, le ordeno que nos lleve al palacio.

Los guardias que siguen a Conrad apartan a Nora y Cristal para que pueda pasar el carruaje y así seguir su camino, mientras que ambas se quedan ahí, con un solo equipaje cada una, Cristal llora, no puede quedarse en la calle, será la burla de todos.

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chan, chan, chaaaaan! ¿a que esa, no se la esperaban?

ya después explico como esta la onda, con eso de que Corad es el emperador y Liam el príncipe heredero. jaja

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