capítulo 4- Melisa 2, arpias 0

Ha pasado una semana desde que empezó a leer sobre magia, según el libro, todos nacen con el don, pero no todos lo suelen practicar y mucho menos suelen ser magos fuertes, quienes lo logran, pueden especializarse en diferentes tipos de magia, como sanación, ataque o defensa, muy pocos logran basarse en los tres tipos, también existe el uso de elementos, como por ejemplo, quienes usan magias de sanación, suelen ser lo usuarios de la magia de agua, los de ataque suelen ser los de elemento, fuego o trueno, los de defensa son aquellos que usan la magia de tierra y el aire, aunque no son los únicos poderes que se pueden tener, son los más conocidos, y partiendo de esos elementos, también pueden usar otra clase de hechizos.

- que complicado...

Melisa había ido al centro de bosque que estaba tras la mansión de su familia, sería un buen lugar para practicar sin ser molestada. Desde hace dos días logro descubrir que su magia es de defensa y el elemento que la acompaña es el aire, pero, no sirve mucho la defensa, si no tiene un buen ataque, así que intenta usarla como de ataque, coloco un par de botellas a unos metros de ella y se concentraba tratando de lanzar pequeñas ráfagas para romper las botellas, pero, solo lograba derribarlas con una corriente de aire.

- no puede ser. Esto es más difícil.

Pero no se piensa rendir, pone de pié nuevamente las botellas y continúa así hasta el atardecer. Al acabar regresa pero al cruzar el jardín, ve llegar el carruaje de Cristal, seguro va llegando de una cita o más bien, regresa después de andar como perrita faldera tras el príncipe ¿en serio no, nota la incomodidad que causa a ese chico? Primero baja del carruaje un chico realmente atractivo, de largo cabello rubio y ojos azules, tiene una altura promedio, pero se nota tiene un cuerpo atlético; Melisa suspira, en verdad es un chico atractivo como lo menciona la novela ¿a quien no le gustaría un novio así? Aunque, no es muy su tipo.

Después de él, quien baja es Cristal, la chica espera a que el príncipe le de la mano para bajar, pero el se aleja un poco de carruaje, Cristal se muestra molesta y desde ahí logra verla, así Melisa sonríe, Cristal solo corre hacía el príncipe y se cuelga del brazo del chico, notándose enseguida que el chico se siente incómodo. Como no es su asunto, mejor continua con su camino, pero se detiene y sonríe, se le a ocurrido algo; corre rápidamente dentro de la casa y espera hasta verlos pasar mientras se dirigen a la sala, Melisa se interpone en su camino haciendo una reverencia.

- saludos su alteza, bienvenido sea a este hogar.

Melisa puede notar la molestia en Cristal.

- saludos señorita...usted es...

- ¡ah! Si, mil disculpas, me llamo Melisa Ruzek, debe recordar mi nombre, ya que yo iba a ser su prometida.

- si, la señorita Melisa, un placer conocerla, me sorprendió cuando se hablo de cambiar a la dama que se sería mi prometida.

- bueno, alteza, eso es porque mi hermana no es ap...

- si, es que Cristal hizo berrinche día y noche, suplicando que la dejaran a ella casarse, ya sabe el resultado. Espero le tenga paciencia ya que es una niña mimada.

Melisa la mira fijamente, puede notar como Cristal esta aguantando no explotar de irá ante el príncipe, mientras que este se siente incómodo ante la platica.

- c-comprendo, lamento se haya hecho ese cambio.

- ay no se preocupe, solo esperemos que Cristal estudie más, porque el país no se maneja comprando vestidos y joyas.

- ¿joyas? Pero la señorita me dijo que no le gustan mucho las joyas.

- así es alteza, no sueño usar tantas joyas y las que tengo es porque...

- es porque se los pide insistentemente a mis padres. Piénselo alteza, una niña inmadura no puede ser buena emperatriz.

Dicho esto, Melisa hace una reverencia y se retira, dejando a Cristal aguantandose su irá y disculpándose con el príncipe por los malos modales de su hermana. Pero en cuanto el príncipe se vaya, le hará saber a Melisa, que no debe meterse con ella. Melisa por su parte, se cambió y pidió un carruaje para ir a la ciudad, debe conocer poco a poco más el mundo; al llegar pasea por las calles, hasta que al pasar donde hay más gente, alguien la golpea en el hombro pasa a caerse por lo que sujeta la capa de aquel hombre.

- oye! Cuando chocas con alguien pides perdón.

Ante aquel acto, dos hombres vestidos con trajes, que al parecer son uniformes, le aportan la mano sosteniendo su muñeca con algo de fuerza.

- cuida tus modales campesina.

- no sabes a quien le están faltando al respeto.

- no, no se, pero así sea el mismísimo emperador, debe pedir disculpas cuando choca con alguien.

- ¿que tontería dices? Haremos que te lleven al calabozo.

El guardia la jala con fuerza, así que Melisa le golpea con el puño en la cara haciendo que la suelte.

- a mi nadie va venir a jalarme como una vil criminal. Y tú, controla a tus monos, gorila mal educado.

Melisa le señala con el dedo a aquel hombre, que no muestra su cara, pero mira fijamente a Melisa, el otro guardia desenvaina su espada contra la pelirosa.

- alto, déjala. Mi disculpo señorita, aquí tiene, lamento las molestias.

El hombre sujeta su mano y le deja en la palma una moneda de oro, para después darse la vuelta y seguir su camino, pero, Melisa me lanza la moneda en la cabeza.

- las disculpas no se compran, gorila.

Dicho esto sigue con su camino, mientras aquel hombre la mira alejarse, era la primera vez que conocía a una chica así, por lo que le ordena a uno de sus guardias que averigüe de quien se trata, ya que por su vestimenta, no parece una plebeya. Melisa por su parte continúa con su camino, hasta que llega a un pequeño mercado de hierbas, curiosa por ello, se acerca para ver, según en los libros hay muchas hierbas que sirven para pociones mágicas, algo que sería interesante de intentar.

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