Tratos

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...~Gregorio~...

Despues de que ella me descubriera espiandola, me asuste mucho que me pare rápido, tan rápido que me caí al suelo por la ansiedad que sentía. Ella llegó a ayudarme, y me trató bien como siempre lo hace, estaba feliz por su declaración y sus sentimientos hacia mí, que estaba apuntó de confesar mis sentimientos también, pero en eso ella dice.

—Era broma—

¿Broma? ¿Una broma? Creí que era la peor broma más cruel que me habían hecho, estaba inestable y en ese momento con mi enojo interno quería gritar, pero no quería hacerla sentir mal. Aunque parece que ella no lo veía así seguía tirándome pedradas.

—Quiero renunciar—

Me sorprendió aun más que escupi mi bebida. La mire fijamente y le pregunté la razón y parecía insegura. Sentía que algo aquí andaba mal. Cuando me contestó sentía aún menos confianza con lo que me decía.

—¿Diseño de interiores?— dije sin creerme nada de lo que decía.

Se veía muy nerviosa, sabía que algo estaba mal. Pero sigamosle el juego, para ver que está tramando.

—Si, diseño de interiores— dijo muy inquieta.

—Que raro. Nunca antes habías mencionado que te interesaba algo así—

—Bueno, hay muchas cosas que no sabe de mi jefe— puede que tenga razón, pero estoy seguro que si esa fuera la razón, ella me lo habría comentado antes. ¿Que le pasa a Samanta?

—Bien, pero no tienes que renunciar, te daré el tiempo que quieras para que puedas estudiar tranquila—dije decidido.

—¡Pero no puede hacer eso! ¡Su trabajo es muy ocupado y necesita la ayuda de alguien que le esté ayudando!— yo solo te quiero a ti a mi lado.

—No será necesario, puedo contratar una segunda secretaria, para ayudarte y resolver ese asunto, sin ningún problema—

—¿Pero porque haría algo así? Es mejor que yo renuncie directamente, así no le causó molestias—

—Esta será la forma de recompensarte por trabajar tan duro todos estos años— *No quiero que te vayas* —Así que no te preocupes, ve y estudia todo lo que quieras— *Pero no te vayas de mi lado*

—Que comprensivo es señor— ella salió y aunque le estaba tratando de ayudar su cara no parecía estar satisfecha, es más se veía aún más preocupada.

Sabía que algo no andaba bien, debe tener otra razón para irse que no quiere decirme.

*—Jefe, lo amo—*

Solo recordar esas palabras que me hicieron tan feliz y ahora me tienen sufriendo. ¿Quién hace una broma de ese tipo? Ella tenía su cara roja como un tomate, no me creo que fue una broma.

*Samanta, ¿verdad que no lo fue?*

Desde niños siempre descubria cuando ella mentía, aunque fue mejorando mientras íbamos creciendo poco a poco.

—Tengo que descifrar si ella estaba o no jugando—

Salí de mi oficina y ella estaba sentada ahí viendo a su computadora. Me acerque rápidamente y puse mis manos con firmeza en su mesa que la asuste un poco. Yo me aproximaba a su cara lentamente. Podía ver sus nervios a tope pero tenía que saber su respuesta y reacción.