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Sentí cómo Jared comenzó a empujar y sentí cada milímetro de él perforando mi interior. Yo sentí un dolor intenso e intenté que este frenase, llevando mis manos a su pelvis.

Jared las retiró mientras susurraba:

Shh, tranquila, pronto pasará.

Yo cerré los ojos de nuevo mientras cogía la almohada y volvía a llevármela a la boca. Sentía como si me fuese a partir por la mitad, literalmente.

Era un dolor muy profundo y Jared no paraba . Yo ya no pude más, hasta que finalmente las lágrimas desbordaron mis ojos y comenzaron a caer por mi rostro. Jared se acercó a mi rostro y la limpió con su mano derecha, a la vez que me daba un sensual beso en el cuello.

Ya está, princesa, está toda dentro. – dijo Joel.

Duele, duele mucho… - acerté a decir, mientras las lágrimas seguían saliendo de mis ojos.

Ya ha pasado lo peor, te lo prometo. – se acercó a mí y me dio un profundo beso.

Estábamos totalmente fundidos en aquel beso interminable, su piel con su piel, él dentro de mí, yo rodeándolo con mis brazos y piernas.

Me sentía llena, de felicidad, de dolor, de placer, un mix bastante extraño. Jared se separó de mí y me interrogó con la mirada si estaba listo. Yo me sequé las lágrimas de las mejillas y asentí con la cabeza. Jared se echó un poco hacia atrás y salió de mi interior, que se sintió vacío en su ausencia, para volver  llenarme entero de él.

El dolor fue remitiendo para dar paso a un placer intenso en cada una de sus embestidas. Jared comenzó a aumentar el ritmo de sus sacudidas y nos dejamos llevar por el placer que poco a poco nos llevaba al limite.

El ruido que hacía su ser al chocar con el mío era muy alto, pero en aquel momento nada de eso importaba.

Yo no podía aguantar más, el placer, los sonidos que salían de nuestras bocas fue demasiado para mí, estaba deseosa de tener un gran final.

Este llegó cuando Jared metió hasta el último centímetro de su ser dentro de mí, tocando algún punto que me hizo explotar.

De mi boca comenzaron a salir gemidos, mientras que Joel me tapaba la boca con su mano para que no hiciera ruido y sentía cómo él también se estaba corriendo dentro de mí.

Ambos estábamos jadeando y empapados en sudor. Jared me miró durante un segundo a los ojos y me plantó un beso en la boca. Acto seguido, se echó a mi lado y se quedó completamente dormido.

No me podía creer todo lo que acababa de pasar. Me sentía rara, entre asqueado por lo que acababa de hacer y flipando con cómo lo había pasado.

Me levanté y cogí de nuevo el rollo de papel higiénico. Me limpie  y me entraron unas ganas urgentes de ir al baño.

Allí en el cuarto de baño, hice mis necesidades, Me enjuagué con agua la cara y volví a mi cuarto.

Cogí mis bragas y me las puse de nuevo. Cogí también el bóxer de Jared y se los puse como buenamente pude. La cama estaba empapada de sudor, pero no hice mucho caso y me tumbé al lado de Joel.

Me costó muy poco dormirme. De hecho, parecía que me había dormido hace 5 minutos cuando el Sol ya entraba por la ventana, mi hermano llamó a la puerta y dijo:

Buenos días, dormilones. ¿Cómo habéis dormido? – preguntó él, con una sonrisa en la cara.

Muy bien. – contestamos Jared y yo a la vez mientras nos mirábamos.

La mañana continuó como si nada.

De hecho, Jared se vistió y se fue al cuarto de mi hermano sin mirarme a la cara si quiera. Pasaron unas horas, en las que estuve mirando el móvil, cuando escuché la puerta de la calle de repente.

Me asomé a la ventana y pude ver cómo Jared se iba de camino a su auto.

Mi hermano llamó a la puerta de mi dormitorio y me dijo:

Lya, tenemos que hablar.

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