Inolvidable Pesadilla

Recuerdos

Una mañana de abril, cuando Lisett viajó al pasado removiendo lo más profundo de su ser y recordando cada momento vivido junto al amor de su vida. Aunque la vida se encargó de separarlos, el recuerdo de Elliot se hacía presente cada día.

Ya no era esa adolescente, dulce, soñadora, intelectual que solía ser, por el contrario se había vuelto muy rígida, imponente y fría, la vida la golpeó a tal punto que su esencia se perdió en el tiempo.

Elliot por el contrario era una chico extrovertido, sociable y romántico. Aunque contaba con sólo 15 años al igual que su amada, era muy apasionado. No contaba con lo que le repararía el destino.

Lisett recordó momentos mágicos que vivió junto a Elliot, sus escapadas del colegio, cuando la esperaba para salir a compartir a su lado, cada beso, cada caricia, cada palabra, cada promesa. Era su primer amor, su primer novio, su primer beso.

Las tardes eras maravillas si sólo las pasaba con Elliot, él se convirtió en su mundo, en su presente y su futuro. A pesar que no contaba con la aprobación de sus padres, Lisett no se rendía y luchaba por permanecer a su lado.

Esa mañana de abril se levantó muy temprano y sintió una nostalgia en su vida, aunque ya habían pasado siete años, su corazón persistía por sentir lo mismo. No había pasado ni un día en que no se recordara de su amado, lo extrañaba, lo anhelaba, lo deseaba, sólo tenía que conformarse con los recuerdos.

Abrió la cortina y la ventana, puso a volar su imaginación que diferente hubiese sido si Elliot estuviera a su lado. Sus ojos se le llenaron de lágrimas, sus piernas temblaban al punto no poder dar un paso, su garganta se secó e incluso sentía que le faltaba la respiración.

Sabía que debía dejar los recuerdos a un lado, pero por más que lo intentaba todo le recordaba a él y sentía mucha nostalgia por lo que ocurrió hace siete años cuando la vida le cambió para siempre.

Habían pasado tanto tiempo y fue como ayer que todo se desvaneció. Sin percatarse que su vida iba dar un giro inmenso.

María su hermana entra a su habitación y nota lágrimas en sus ojos y le pregunta:

¿Has estado llorando verdad?.

Lisett lo niega, pero la evidencia cae frente a las dos.

María le dice: ya basta que sigas sufriendo y reprochandote por qué las cosas sucedieron así, Dios es sabio y fue lo mejor para todos.

Se que es duro lo que te ha tocado vivir, conozco muchos secretos que no han salido a luz, en su momento todos lo sabrán.

Vamos la comida está lista, necesitas comer para que vayas a estudiar, mamá te espera.

Lisett se levanta se prepara e inicia su día, al estar en la parada se encuentra con Lorena una vieja amiga del pasado, aunque tenía tiempo sin verla se mostró muy atenta.

Hola Lisett ¿Cómo estás? tiempo sin verte.

En el pasado eran las mejores amigas pero por circunstancias se dejaron de ver.

Lisett se mostró muy obtusa y le respondió de una forma breve u fría. Lorena le expresa cuánta falta me hiciste desde que salimos del colegio, aunque nuestras vidas tomaron rumbos distintos siempre te tuve presente.

Lorena le dice Elliot ha regresado, me lo encontré en la plaza ésta mañana. Lisett se puso fría e intentó discimular diciendo: que bien.

Lorena le dice: vamos no te quedes callada, te conozco y sé lo emocionada que debes estar. Antes de continuar Lisett debes saber algo importante que ocurrió ese día de abril hace siete años.

Lisett la interrumpe: no me interesa saber nada de lo que ya sé. Lo siento pero viene mi transporte, adiós.

Lorena se quedó mirando de lejos al ver que Lisett se ocultaba en los vagones del transporte.

Al llegar a la universidad, salida a sus compañeros de clase y incorpora a recibir clases, sabiendo que está por concluír su carrera de docente en la mención de Lengua y Literatura.

Su mente no paraba ni un momento en recordar tal encuentro con su amiga Lorena, ni mucho menos con fantasear reencontrarse con Elliot. Quería que todo fuera un sueño y despertar de esa pesadilla que durante siete años se había vuelto interminable.

Pensaba en cómo estaría el semblante de Elliot, ¿Qué será de su vida? ¿Habrá estudiado? ¿Se habrá casado? ¿Se acordará de ella?. Sus pensamientos iban y venían ahogándose en el mar de preguntas.

Una llamada de número desconocido le sorprende en su celular, ella responde: Bueno, aló. Se sorprendió al saber que era alguien muy importante, era él.