Acosadas

Al escuchar a la doctora decir que estoy embarazada mis lágrimas se hicieron presentes, doña Irma inmediatamente me abrazo dándome su apoyo mientras la doctora nos veía sin entender lo que pasaba.

_ Tienes que tomar vitaminas prenatales que te recetaré hoy mismo, también tienes que venir a consulta una vez al mes pero si sientes malestar puedes venir antes de tu cita._

En ese momento la enfermera entró y le entregó los resultados de los análisis que minutos antes me habían echo.

La doctora los leyó y luego me dijo que tenía cuatro semanas de gestación, claramente yo no entendía de lo que me hablaba, así que me explicó que un embarazo no se mide por mes sino por semanas y que un embarazo normal es de cuarenta semanas.

_ Si todo va bien tú hijo o hija nacerá en el verano._ Me dice la doctora al ver que hago cuentas con mis dedos.

Después de entregarme la receta de las vitaminas prenatales nos despedimos de la doctora y fuimos de inmediato a la farmacia para comprarlas.

Los días siguieron pasando, así como mis malestares. El invierno se hizo presente y esta vez mucho más frío que antes, solo bajaba al pueblo para ir al médico a mis citas de cada mes.

Doña Irma seguido venía a la cabaña y me traía algo de comer pero al verme deprimida me pidió que le ayudara en su puesto pero esta vez no bajando cosas ni cajas de vegetales sino que atendiendo a la gente que llega a comprar.

Sabía que lo hacía para darme un ingreso que no era mucho pero para no morirme de hambre y comprar las vitaminas prenatales me alcanzaba y yo se lo agradecía infinitamente, además me enseñó a hacer chambritas para la llegada del bebé.

Todo marchaba de maravilla mi vientre se empezaba a abultar y ahora podría sentir pequeños movimientos en mi interior que me llenaban de alegría.

Hasta que un día íbamos saliendo de la clínica y doña Irma me hizo una pregunta.

_ ¿Ya sabes qué nombre le vas a poner tú bebé?._

_ ¿¡Estas embarazada maldita bruja!?._

Escuchamos como la voz de un hombre me dice enojado.

Inmediatamente las dos volteamos a ver de quién se trataba y me encontré con una cara conocida a la que no había visto hace un tiempo. Sujete mi vientre y dí dos pasos atrás cuando miré que éste hombre intentaba acercarse a mí.

_ ¿Qué le pasa Santiago?._ Le pregunta doña Irma confundida mientras se para frente a mí.

_ No pasa nada._ Le dice mientras me lanza una mirada fulminante que me hace temblar de miedo.

Después de eso se fue furioso mientras murmura cosas.

_ ¿Pasó algo entre ustedes?._ Me pregunta doña Irma con el ceño fruncido.

Lo menos que quiero es que doña Irma desconfíe de mí o que se haga ideas que no son, por eso le conté todo lo que había pasado con el señor Santiago. Ella se miraba molesta y no podía creer lo que le estaba diciendo pero finalmente me creyó.

Esa misma tarde iba de regreso a la cabaña cuando por el sendero me encontré a mi peor pesadilla nuevamente.

_ ¿Así que vas a tener un engendro?._ Me pregunta furioso.

_ Por.. por favor…_

Me iba a pedir que me dejara en paz pero antes de qué terminara él me tomo bruscamente de las mejillas haciendo mucha presión en ellas.

_ ¿Te divertiste con ese infeliz?, ya no le he visto en el pueblo, ¿dónde está?._ Me dice furioso.

_ Por favor suélteme._ Le pido llena de lágrimas mientras abrazo mi vientre.

Él me mira de arriba a bajo y después me dice con una cara depravada.

_ Sabes no me importa que lleves ese engendro en tú vientre, ¡hoy serás mía!._

Al escucharlo comencé a forcejear para librarme de él, pero él me dió una fuerte bofetada que me tiró al piso. Inmediatamente abrace mi vientre protegiendo a mi bebé mientras sentía como este hombre se acercaba hacia mí.

_ Por favor… por favor no me haga nada… yo voy a tener un hijo._ Le implore mientras me arrastraba por el piso pero solo recibí otro golpe de su parte.

_ DÉJALA INFELIZ._ Escuche el grito de doña Irma y comencé a llorar desconsolada.

_ Ella se calló sola, yo no hice nada._ Dice el señor Santiago mientras da varios pasos atrás.

_ Ayúdeme doña Irma, él me golpeó._ Le digo llorando mientras intento levantarme.

_ ¡Eres un desgraciado!._ Le dice doña Irma mientras toma un palo del piso._ Te voy a denunciar por lo que le hiciste._ Le dice enojada.

El señor Santiago se queda callado por varios segundos y después comienza a reírse como loco.

_ ¡Hágalo!… es la palabra de esta bruja contra la mía, veremos que dice la gente del pueblo al saber que aún está viva y además preñada de sabe quien._ Nos dice mientras nos ve furioso._ ¿Usted que cree que hagan cuando les cuente que trato de seducirme y como no lo logro se enredo con alguien más?, Posiblemente hasta la linchen al pensar que el padre de ese engendro es algún padre de familia del pueblo._ Nos dice con una gran sonrisa mientras se va.

Debido a mi temor por ese hombre doña Irma me llevó a su casa y ahí limpió mis heridas y me dió una habitación para que durmiera. Ella es viuda y tiene dos hijas, una de ellas está casada y vive con su marido, así que en la casa solo vive ella y la otra de sus hijas.

_ Madre no la puedes dejar que se quede aquí, si la gente del pueblo se entera nos van a odiar._ Escucho como le dice la chica a doña Irma.

_ Cállate que te puede escuchar._ La regaña sin saber que las he escuchado._ Ella es una buena persona y se quedará aquí el tiempo que sea necesario._

_ Pero madre.._ Intenta reprochar.

_ Pero nada, ella está sola en el mundo y necesita ayuda, así que ve a su habitación y llévale esto._

Un par de minutos después una chica muy bonita de unos catorce años entró a la habitación.

_ Mi madre te manda esto._ Me dice con la mirada abajo mientras me entrega un plato con fruta picada.

_ Gracias._ Le tomó el plato y ella de inmediato se da la media vuelta para salir._ Perdóname por incomodar._ Le digo antes de que salga.

Ella se da media vuelta y suelta un suspiro pesado.

_ La verdad es que no me caes mal, pero la gente del pueblo parece que vive en años prehistóricos y tienen unas ideas de locos._ Me dice volteando los ojos.

_ Eso es verdad, yo también lo creo._ Le digo casi en un susurro.

_ Por eso estoy esperando a ser mayor de edad e irme de este mugroso pueblo, sabes yo quiero ir a la Universidad a la Capital._ Me dice con una gran sonrisa.

_ Espero que lo logres, yo también quisiera irme pero no tengo a dónde ir y ahora me es más difícil._ Le digo bajando la mirada.

Esa noche Isabel se quedó a conversar conmigo hasta muy tarde, ella estaba tan asombrada por mis ojos que me ponía nerviosa que me mirara tanto.

Al otro día las tres fuímos a la cabaña a recoger mis cosas, ya que doña Irma no me permitió que viviera ahí sola en mi estado. Después de recoger un poco de ropa entre ellas el vestido que me regaló Anthony y la caja de las pertenencias de mi madre regresamos a casa de doña Irma.

Cada día ayudaba a doña Irma en el puesto del mercado como agradecimiento por darme alojo en su casa. Pero a diario nos encontrábamos al señor Santiago quien nos miraba con una sonrisa de triunfo, doña Irma trató de hablar con él para que dejara de acosarnos pero él no hizo caso a ninguno de sus pedidos.

Era tanto su acoso que cuando tenía cita en la clínica con la doctora él iba tras de nosotras, eso fue hasta que un día harto a doña Irma y le grito en plena clínica que nos dejara en paz y que ya no nos acosara. Él como el cobarde que es se fue sin decir nada mientras las personas del pueblo que estaban ahí murmuraban.

Sin embargo lejos de dejar de acosarnos las cosas se complicaron mucho más.

^^^Continuará…^^^

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