Al escuchar lo que la tía de César me dice no lo puedo creer y le pregunto con una mezcla de muchos sentimientos.
_ ¿A la capital?._
_ Sí niña, y como podrás saber eso queda muy lejos de aquí, así que olvídate de él que no volverá, y ahora vete y no regreses más, que no quiero que la gente del pueblo me vea contigo._ Me dice enojada mientras me empuja.
La señora no espero a que le preguntara nada más cuando me cerró la puerta prácticamente en la cara.
Regrese corriendo a la cabaña mientras mis lágrimas salían sin parar, ahora sí estaba completamente sola en este lugar.
Los días pasaron y yo aún tenía la esperanza de que César regresara pero eso nunca pasó. El frío invierno llegó y yo apenas sobreviví comiendo brotes y algunas frutas secas que encontraba en el bosque.
Al no encontrar nada más que comer y sentir un gran dolor en mi estómago provocado por el hambre, llegué a la conclusión de que debía disfrazarme de niño y bajar al pueblo para conseguir trabajo en el mercado como lo había echo César anteriormente.
Así que a la mañana siguiente me levanté muy temprano y con unas viejas tijeras corte mi pelo al ras de mi cuello, con una venda me cubrí un ojo y me puse una gorra para que no se me fuera a caer y las personas del pueblo se dieran cuenta de que era yo.
Bajé hasta el mercado e inmediatamente mire a un señor mayor tratando de cargar una caja que contenía zanahorias.
_ Disculpe señor si quiere puedo ayudarle a bajar las cajas por una moneda._ Le digo acercandome rápido a él.
Él señor se volteó a verme y lo primero que llamó su atención fue el vendaje en mi ojo.
_ Perdón por esto, lo que pasa es que tuve un accidente en el ojo y me siento mejor cuando no lo veo._ Le miento desviando la mirada.
Él se me queda viendo por un momento y después suelta un suspiro y me dice.
_ Esta bien, mi nombre es Martín y ¿el tuyo?._ Me pregunta curioso.
_ Soy... soy Luca._ Le digo nerviosa.
_ Bien Luca, ahora baja esto y por el pago lo hablamos luego._Me dice caminando hacia su puesto en el mercado.
Le dí las gracias e inmediatamente bajé todas las cajas y las lleve hasta su puesto una a una. Al terminar don Martín me pago más de lo que esperaba y me dijo que al otro día podía regresar y ayudarle nuevamente. Con el dinero que me dio compré un poco de comida y regresé a la cabaña feliz.
Los días fueron pasando y yo cada día por las mañanas regresaba al mercado, don Martín me recomendó con varias señoras que tenían sus puestos junto a él y yo más que feliz las ayudaba, algunas no podían pagarme con dinero y me daban a cambio alimentos por mi ayuda.
Cada día antes de regresar a la cabaña pasaba por casa de la tía de César pero muchas veces ni siquiera me abría la puerta y cuando lo hacía me decía de mala gana que no sabía nada de él y que no regresara más.
Una vez el señor Santiago quiso decirme algo pero la señora no lo dejó y desde ese día siempre que iba a preguntar por César ya nunca más me abrieron la puerta.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, los meses en años y el ritmo de mí vida siguió siendo el mismo, cuando menos lo pensé ya casi era mi cumpleaños número diecinueve.
Aun seguía usando ropa de hombre y cada vez se me hacía más difícil ocultar mis curvas y ni hablar de mis pechos que no dejaban de crecer. También se me hacía un tormento cada que tenía que comprar productos higiénicos para mujer cada mes, ya que la señora que me los vendía siempre me miraba raro.
Un día como cualquier otro iba de regreso a la cabaña cuando termine de trabajar en el mercado, iba caminando por el sendero cuando escuché como las hojas detrás de mí se rompían, inmediatamente volteé un poco asusta al sentir que alguien me había seguido.
_ ¿Quién eres?._ Pregunto temerosa tomando un palo del piso.
De pronto salió de atrás de un árbol el señor Santiago.
_ Perdón por asustarte Luna no fue mi intención._ Me dice levantando un poco las manos para que no lo golpee.
El señor Santiago así como su esposa sabían que me vestía de hombre, ya que todos los días iba a su casa para preguntar por César.
_ Señor Santiago ¿qué hace aquí?._ Le pregunto confundida._ ¿A caso sabe algo de César?¿Él va a volver?._ Le pregunto esperanzada acercandome un poco a él.
_ No, yo no sé nada._ Me dice en un tono frío.
_ ¿Entonces..?_
_ Solo vine aquí para saber si te encontrabas bien._ Me dice tomándome de los brazos antes de que le pregunte algo más.
No puedo describir el sentimiento que tuve en ese momento, solo sé que me lleno de temor cuando ví sus ojos, rápidamente me zafe de su agarre y retrocedi varios metros.
_ Eh...yo... estoy bien, ahora me tengo que ir._ Le dije nerviosa y salí de ahí casi corriendo.
A partir de ese día en adelante a diario me lo encontraba, en las calles del pueblo, en el mercado, en el sendero de regreso a la cabaña y eso realmente me estaba poniendo nerviosa por la forma en que me veía, tanto así que por las noches no podía casi dormir pensando que tal vez él me vigilaba.
Pero derrepente un día ya no lo ví más y eso me quitó un gran peso de encima.
Esa tarde regresé a la cabaña, después de un agotador día de trabajo y si le sumas andar en tus días es como si fuera el mismo infierno. Lo que quería era llegar y acostarme todo lo que quedaba de día y no despertar hasta la mañana siguiente, pero cuando abrí la puerta de la cabaña me llevé una sorpresa.
^^^Continuará...^^^
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Comments
Estrella Guadalupe Martinez Vera
hay nooooo que no sea el viejo
2024-04-21
0
Lesly Argumelo
viejo baboso que no abuse de ella
2023-09-18
1
Auribeth
y ahora que querrá este degenerado
2023-08-28
0