6. Celos

Llegué a casa sumergido en la ilusión de verme junto a ella, suspirando y sonriendo como esos estúpidos en la preparatoria.

- ¡A ver si a la próxima me avisas que sales y que te vas en mi camioneta! - gritó Ulises desde la cocina.

Ya sabía que algo así me esperaba porque no dejé de recibir mensajes en todo el tiempo que no estuve.

- No exageres, ya te había dicho que era el cumpleaños de Lucía, y además tú también sales sin decir nada y te llevas el coche - le contesté listo para pelear.

- ¡No exagero Jacobo, qué tal si te sientes mal y yo no sé ni dónde estás! - gritó, azotando los trastes que estaba lavando.

- ¡Pero no estaba solo! Además me estaba divirtiendo, hace mucho que no la pasaba bien - respondí tratando de que entendiera lo feliz que estaba.

- Bueno ¡Haz lo que quieras! Después no estés llorando, ya no quiero saber nada - dijo alejándose mientras yo trataba de entender por qué estaba tan enojado.

Esa noche no logré conciliar el sueño. Por un lado recordaba a Lucía y se me apretaba el estómago. También me rondaba en la cabeza la idea de que mi hermano tuviera razón y el asunto terminara mal, después de todo apenas la conocía y podría no ser lo que yo imaginaba.

Llegué a la conclusión de que Ulises solo trataba de protegerme, pues era la única familia que tenía; él me había cuidado como lo hubieran hecho nuestros padres y entendía su preocupación por que yo sufriera más de lo que ya lo había hecho.

Quería pensar que al final él aceptaría y apoyaría mis decisiones, y que con el tiempo podría tener el panorama más claro respecto a ella.

Al día siguiente salí con Martín, el amigo de la universidad que más frecuentaba.

Fuimos al partido de fútbol de su hermanito Pablo y luego lo llevamos a comer pizza para celebrar que su equipo había ganado.

- ¿Tú qué opinas? - le pregunté a Martin después de contarle detalladamente la historia.

- Primero ...- dijo metiéndose la rebanada casi entera de pizza a la boca. - ¿Ya le mandaste mensaje a tu novia? - preguntó mientras masticaba.

Me reí mirando la cara de Pablo que estaba escuchando atento con la sonrisa que no se le había borrado desde su triunfo.

- No, todavía no le mando nada, no sé qué escribirle.

- A ver ponle ... ¡Saca tu celular te voy a dictar! - dijo con el tonito payaso que me hacía reír desde que lo conocí.

- Acaba de comer y ya luego me dices - le contesté para que no siguiera hablando con la boca llena.

- Ya hablando en serio - dijo cambiando el tono- yo creo que Ulises está celoso, me imagino que es porque no quiere que te pase nada, eres todo lo que tiene, pero exagera, hasta parece tu esposo.