Capítulo 10

En la ciudad de Antares, se espera con ansias un evento anual: la gran migración y captura de los peces voladores.

Estas criaturas suelen residir en los hemisferios más fríos del mundo, embarcándose en viajes hacia climas más cálidos para reproducirse. La casualidad dicta que su ruta migratoria se cruza con nuestra ciudad.

Lo que los hace distintos es su preferencia por rutas no repetitivas tanto para los vuelos de ida como de vuelta, convirtiendo este fenómeno en un acontecimiento singular.

Ante nosotros, la maestra del gremio Lulu extiende sus brazos.

"El momento que todos hemos estado esperando ha llegado. Según la tradición, hemos preparado corrales para los peces. Tu tarea es atraparlos y asegurarlos dentro. El personal del gremio contará tu captura y te compensará en consecuencia".

Este es el aspecto más lucrativo del festival, dada la habitual disminución en las ventas de las tiendas. Presenta una oportunidad para revitalizar nuestras finanzas.

No solo participo, sino que la señora Heliet y Vivia también se involucran, aunque están en constante debate. No son miembros del gremio, pero se les permite participar y disfrutar del pescado fresco, aunque tienen prohibido venderlo.

"Me quedo con Aksa, lejos de una hechicera coqueta como tú, me preocupo por él".

"Eres tú la coqueta, Vivia. Mi querido alumno y yo hemos vivido en pacífica convivencia hasta que llegaste a perturbar nuestras vidas, una verdadera destructora de hogares".

"¿Qué?"

Ambas luchan entre sí, su caída por el césped sugiere una familiaridad lejos de ser reciente.

A medida que aparece el banco de peces, estallan los vítores. Los peces, que se parecen a atunes de tamaño estándar, se diferencian principalmente por sus aletas aladas que les permiten volar.

"¡Comienza el evento de los peces voladores!"

Siguiendo las indicaciones de Lulu, todos participamos en el proceso de captura. Las capturas vivas son más valiosas que las muertas, aunque considerablemente más difíciles de lograr.

Algunos intentan la captura en vivo, pero en su lugar, se encuentran volando en medio de la bandada.

"¡Ayuda, ayúdenme!"

El que está a la deriva es Kazel, quien pronto desaparecerá durante varios días.

La cantidad de peces es formidable, probablemente cientos.

Utilizo magia del viento para derribarlos en masa, mientras mi maestra y Vivia aún están enredadas, nadie lo suficientemente tonto como para intervenir.

Al final, recae en mí intervenir.

Las mujeres son adversarias temibles, su cabello alborotado y sus ropas desgarradas son testamento de su lucha.

"Es culpa de ella, Aksa".

"Ella comenzó".

Su disputa hace que me pierda este próspero evento, aunque logro enviar algunos peces al gremio para su venta, guardando el resto para una cena comunal.

En la orilla de un río, algunas distancias de la ciudad, preparo una sopa de pescado con nuestra captura.

La señora Heliet y Vivia se apartan petulantemente el uno del otro, provocando una sonrisa melancólica en mí.

"Espero que en el futuro puedan llevarse bien las dos".

"No es posible".

Solo se unen en la contradicción.

"Estoy tratando de protegerte, Aksa. Puede que estés desprevenido, pero esta mujer no se puede confiar".

"¿A quién no se puede confiar, cuando tú eres la que tiene hábitos poco recomendables? Sí, te vistes conservadoramente en público, pero en casa ni siquiera te molestas en usar sostén", le responde la señora Heliet.

"Eso es perfectamente normal".

"Nada normal".

En realidad, son muy parecidas.

Por ahora, simplemente disfrutemos juntos de esta comida.

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