Lo veo retroceder hasta salir del baño, camino lentamente hacia él y ambos nos encontramos en la habitación, lleva su mano hacia su espalda y eso me preocupa, ahora tiene una pistola en su mano derecha y deja de mirarme, piensa sus opciones. Lanza la pistola al piso y se gira ligeramente antes de volver a llevar su mano a su espalda, maldigo ruidosamente al ver unas esposas en su mano.
- Si quieres pelear, lo voy a hacer. – empieza a decir. – te dije que te daría lo que quisieras, Dulzura. – me dice.
- Pensé que no querías pelear – le digo tratando de ganar algo de tiempo, necesito pensar, no puedo vencer a Paul, no puedo.
-Hablas demasiado. – dice sorprendiéndome.
Camina hacia mí y no retrocedo ¿Qué es esto? ¿Cómo terminamos aquí? Esto no es como debe ser, se supone que somos un equipo, no quiero pelear en su contra. No creo poder golpearlo ¿o sí? lanzo mi primer golpe y no lo evita, se detiene a pocos centímetros de mi al recibir el golpe, veo su mejilla sonrojada, ni siquiera fue un buen golpe.
Vuelve a mirarme y lanzo otro golpe, sujeta mi puño a centímetros de su rostro, lo miro sorprendida ¿qué es esto?
-Detente. – vuelve a pedirme.
Alejo mi puño de su mano y retrocedo de nuevo, lo veo negar con molestia.
- Te dije que no debes retroceder ¿recuerdas? – pregunta, vuelvo a levantar mis puños. – si tanto quieres esto, debes enviarme al piso y te dejaré ir, me quedaré aquí ¿bien? Envíame al piso, nena. – me pide.
Observo la habitación en busca de algo, miro la pistola en el piso y alejo esa idea de mi mente de inmediato, vuelvo a mirarlo y no me ataca, él solo espera. Doy un paso hacia él y todavía no se mueve ¿Qué hace? ¿Por qué no pelea? Muerdo mi labio inferior y me preparo a mí misma para lanzar otro golpe, vuelvo a hacerlo y se mueve antes de que pueda tocarlo, me mira con prepotencia al hacerlo.
- ¿No vas a pelear? – pregunto.
-Lo estoy haciendo, pero no voy a tocarte. – responde con seguridad.
-Necesito que lo hagas. – digo.
- ¿Por qué? – pregunta.
Retrocede y toma asiento en el borde de la cama, me mira expectante.
Me molesta su paciencia, su tranquilidad, quiero sentir al menos un poco de odio hacia él o enojo, pero no lo hago, mi enojo hacia él no dura lo suficiente ¿eso es tener una pareja? Al ver su rostro solo puedo ver a mi hijo, cuando lo golpeé me lastimo a mi misma y él lo sabe, no puedo enviarlo al piso porque sería humillarlo y no puedo.
- Es injusto. – digo molesta.
-No estoy haciendo nada. – me dice.
-Estás usando mis sentimientos por ti en mi contra, eso es un golpe bajo. – digo molesta.
-Tú haces lo mismo ¿crees que no lo noto? Sabes que no puedo lastimarte y me pides que pelee contigo, sabes que voy a perder. – me dice con molestia.
Por unos segundos, por solo unos segundos veo el rostro de Nadia en mi mente y eso me destroza, por años ella me advirtió lo que significaba tener una pareja, querer a alguien, me enseñó que querer te hace vulnerable, débil y a pesar de que quererlo me haga ser feliz, me hace sentir débil y ese fue un precio que estuve feliz de pagar, no me importo, pero ahora lo veo, amarlo me hace pensar demasiado y no actuar.
Levanto mis puños de nuevo y antes de que pueda hablar, camino hacia él y lo veo ponerse de pie, lanzo un golpe y lo esquiva de inmediato, llevo una de mis manos hacia su cuello antes de dar un pequeño salto haciendo que caigamos encima de la cama, trato de golpearlo, pero en el fondo sé que cada golpe no va dirigido a su rostro. Caemos al piso cuando Paul trata de alejarme de él y sujeto su tshirt evitando que se aleje, con sus dos manos trata de sujetar mis brazos.
-¡Detente! – grita molesto.
Él no pelea, solo esquiva mis golpes y me sujeta, pero no puede detenerme o ¿no quiere? No lo sé y no creo saberlo pronto, sigo tratando de golpear su rostro o al menos algo, veo la calma abandonar su cuerpo rápidamente, su mano sujeta mi blusa y grita antes girarse con rapidez, estoy debajo de él, se sitúa encima de mi cuerpo y trato de no gritar.
-Por favor. – me ruega, me detengo de inmediato, me encuentro jadeando. – no quiero pelear contigo, no puedo. – me dice.
- Déjame ir. – le pido, sujeta mis brazos. – ahora. – le ordeno.
-No lo haré, debes calmarte. – dice.
Trato de mover mi cuerpo, pero sitúa más peso encima de mi evitando que pueda moverme.
-Me estás lastimando, muévete. – miento.
- Sentimos lo mismo. – dice con molestia.
Escucho aplausos y eso me sorprende ¿Qué demonios? no puedo ver quien aplaude desde la posición en la que estoy, pero Paul mira hacia la puerta y suspira con cansancio ¿Qué sucede? trato de que se aleje de mi cuerpo y me mira de inmediato, veo enojo en su rostro.
- Kaleani. – dice mi nombre.
-¿Terminaron? – escucho preguntar a Evelyn.
Siento vergüenza, esto es patético, mi posición lo es. Paul se levanta y trato de ponerme de pie de inmediato, tarde unos segundos en hacerlo y miro a Evelyn con molestia y está nos mira con curiosidad.
- Pensé que el juguete era mejor en combate, pero eso es patético. – empieza a decir. – sin mencionar a mi querida hermanita ¿Qué fue eso? – pregunta.
- Cierra la boca. – digo con molestia, todavía estoy jadeando.
Veo a Paul tomar su pistola y cuando lo hace por unos segundos casi cae al piso por culpa de su pierna, trato de que mi rostro no cambie, no quiero que note como eso me afecta. Miro a Evelyn y ella lo ve también, cuando me mira puedo verlo en sus ojos y por unos segundos me alegra que mi hermana entienda mi miedo, ella puede verlo ahora.
- Tengo una idea. – dice Evelyn. – los lugares que he marcado en el mapa pueden ser incorrectos y quizás necesites algo de ayuda extra Paul. – dice.
La miro confundida.
-Cierra la boca, vete. – le pide Paul molesto. – estoy cansado, quiero dormir. – le dice.
- No. – le dice con molestia.
Se acerca a él y lo apunta con su dedo, eso me hace sonreír.
-Vas a escucharme. – dice sin dudar. – estamos perdiendo tiempo útil, sabes que la necesitas, no puedes confiar en nadie ahí, ella conoce cada parte de la ciudad y puede hacer cosas que tus hombres dudarían hacer, es la persona más calificada para esto y lo sabes. – dice.
¿Qué acaba de decir? No entiendo, pensé que ella no quería que yo fuera, ¿Por qué cambia de opinión? Eso es extraño. Paul me mira y ya sé cuál es su decisión, no me gusta, pero prefiero ir y estar a su lado, tengo miedo de que lo lastimen y no pueda llegar a nuestra meta, ambos son importantes, para mi lo son, son mi familia.
- Scott…- Evelyn lo interrumpe.
- Tú hijo es mío ahora. – empieza a decir. – si pude cuidar a Kaleani cuando era una niña, puedo cuidar a un bebe. – dice sin dudar.
- No me gusta esto. – dice Paul sin poder evitarlo.
Antes de que Evelyn pueda seguir con su sermón, Paul sale corriendo de la habitación y nos abandona, miro a Evelyn sin poder entender porque ahora cambio de opinión, hace unos minutos quería que me quedara y ahora quiere que este en NY.
- ¿Por qué cambiaste de opinión? – le pregunto.
Me mira de inmediato.
- Ustedes pelean sobre quien debe ir y eso me dice que se aman demasiado para aceptar que el otro este en riesgo, es la primera vez que veo eso. – empieza a decir. – quiero que seas feliz hermanita y algo me dice que él es tu felicidad, debes protegerlo. – me dice.
Asiento de inmediato.
- Cuida a mi hijo. – le pido.
-Con mi vida. – me asegura.
La abrazo de inmediato y la escucho reírse.
- Por cierto ¿a quién llamaste? Eres muy impulsiva. – la escucho decir.
Mi sonrisa se borra y maldigo ruidosamente ¿ahora qué? ¿Qué debo hacer? ¿Qué hice? Esto no va a ser algo bueno cuando ellos lo sepan.
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