Leonell recibió un llamado de la revista durante la mañana, la habían convocado a una reunión en la cual comunicarían los nuevos cambios de la empresa y presentarían a nuevos trabajadores incluidos en varios proyectos. Pero como ella no era parte importante de la corporación solo recibió unas felicitaciones de parte del jefe y un sincero: “esfuérzate”.
La reunión duró tres horas, aprovechó de pasar a un café cerca de la revista e intentó trabajar en la novela, necesitaba avanzar casi de forma desesperada pero, curiosamente cada vez que intentaba escribir frente al computador, las palabras de Yuuki le rebotaban en la cabeza. -¿sentir algo por mi? Es solo un niño escolar, yo no debería siquiera aceptar tales elogios...Ha sido bueno conmigo en todo momento, incluso me cargó ¿habrá abusado de mi cuando estuve ebria?- se sonrojó mientras se sentía inmersa en un mar de dudas. Finalmente logró enfocarse en su historia y así pudo avanzar en el Capítulo 22: "No pain no gain":
"Demian abrumado por el frenesí del momento se detuvo un instante frente a una pileta, su reflejo mostraba a un hombre bestial cubierto de sangre. La pequeña niña que llevaba en su brazo yacía desmayada, y a su alrededor, incluidos los sirvientes, el gordo y Teresa ya habían perdido la vida, nada quedaba en aquella mansión, solo sangre y venganza, una cruel y despiadada. Pero las cosas no quedarían así, ya que se llevaba con él a aquella pequeña niña que le devolvería todo el amor que había perdido ya que, estaba seguro que era su hija, tomó el paño con fuego y lo lanzó por la ventana, la mansión empezó a arder rápidamente, él caminaba cada vez alejándose más y más de aquel destellante territorio."
"click" hizo el computador cuando cerró la tapa, ordenó sus cosas y se dispuso a salir. Mientras caminaba rumbo a casa pensaba en como haría para seguir escribiendo, había comenzado a llover y un fuerte viento se había apoderado de la ciudad. A decir verdad no tenía deseos de empeorar su resfrío por ende había acelerado el paso, al menos ya estaba en Shibuya y llegaría pronto a acostarse, no le gustaban los Tifones, y prefería volver pronto. Pero mientras caminaba rápido y se aguantaba el frío, se tropezó con algo y cayó al suelo. Quedando empapada y sucia. Mientras estaba en el suelo, miró hacia atrás para advertir con qué se había cruzado, se fijó que a sus pies yacía una botella de sake vacía, se levantó la lanzó con rabia a un basurero cercano.
Advirtió que estaba caminando por un paseo público y que quizás algún tipo se habría puesto a beber ahí. Se podía ver entre la oscuridad que daban los árboles y la noche que empezaba a caer, que había un tipo esparcido en la banca. A los pocos segundos notó ese cabello rubio familiar y por la complextura del muchacho pudo identificar que se trataba de Naoki Rito. Sintió unas profundas ganas de golpearlo.
- OYE!- gritó. Pero no respondió ni se inmutó- me pude haber matado con esa botella, ten más cuidado donde dejas tus desperdicios.- se dispuso a caminar para volver a su casa y así lo hizo, dejando atrás al engreído muchacho.
A pesar de haber seguido con su camino, llevaba varios minutos intentando reconstruir la escena en la cual se había tropezado y había visto a Naoki. - ¿y si no era? Fui demasiado impulsiva- pensó, de todas maneras el muchacho le había ofrecido su paraguas anteriormente. Al rato llegó al departamento y se cambió de ropa, preparó algo rápido para comer y se quedó viendo televisión un momento, en la mayoría de los canales se hablaba del Tifón y reiteraban que durante la noche se haría más fuerte por lo cual recomendaban no salir de casa.
Mientras degustaba de unas tostadas comenzó a sentir cargo de conciencia al no haber ayudado a ese muchacho. No hizo mucho caso y se recostó, pero el sueño no llegaba y en su mente permanecía la incertidumbre respecto a Naoki. ¿Qué motivos tendría alguien como él para emborracharse tan irresponsablemente? Se avergonzó de pensar en ello, pues no hace mucho ella había caído en algo similar. – pero yo recibí ayuda- pensó.
Al cabo de unos minutos se levantó de la cómoda cama, se puso zapatillas y se abrigó, cogió sus llaves, salió del departamento y esperó un taxi. Se sentía impulsada y mal consigo misma por no haber aprovechado ese momento para ayudarle.
A decir verdad, no solía ayudar gente, y mucho menos gastar el poco dinero que le quedaba en taxis pero tenía un presentimiento extraño, debía llegar a esa plaza y verificar si Naoki Rito se encontraba ahí.
Mientras miraba por la ventana del taxi buscando el lugar en dónde creyó haber visto al muchacho, a su derecha observó al chofer del taxi, yacía impaciente por regresar a resguardarse, miraba reiteradas veces a la muchacha esperando finalizar pronto el recorrido, al final divisó un bulto en el suelo.
- espere aquí por favor, vuelvo enseguida- suplicó.
- Está bien, por favor apresúrese.-
Leonell bajó rápidamente y corrió hacia el que posiblemente sería el muchacho que le había prestado ayuda anteriormente. El espectáculo era sorprendente:
La banca en dónde se había sentado, se encontraba cubierta de vomito. Bajo ella había 3 botellas en el suelo, Naoki yacía completamente empapado junto a una mochila.
- despierta- intentó levantarle.
- La vida…es –
- Vamos ponte de pié Naoki-kun-
- Es una mierda…-
Ella intentó ayudarle a levantarse, pero el muchacho le golpeó la mano – déjame- gruñó.
- no ahora- respondió desafiante- un taxi nos está esperando.-
- ¿Quieres beber junto a mí?-
- Bien pero levántate-
- Okey- se apoyó en el suelo mientras se tambaleaba.- en mi bolso aún queda algo para que festejemos.-
Leonell aprovechaba de hacerlo caminar hacia el taxi, se dirigían hacia allá, mientras Naoki sujetaba con fuerza su mochila.
- bien, festejaremos, pero en otro lugar, aquí se está poniendo feo.-
- como quieras- se decidió a decir a medida que se tambaleaba.
Ambos llegaron al taxi que esperaba impaciente.
El chofer miró a Leonell y con descontento dijo: no puedo llevar a alguien en esas condiciones, señorita.
- Por favor se lo ruego, permítame llevarlo a casa, prometo que no ensuciará el asiento- se quitó el chaleco y cubrió el respaldo del asiento.- siéntate Naoki por favor.-
El muchacho cayó de lleno al asiento y se durmió durante el trayecto. Corría viento y las calles estaban vacías. Era extraño observar tanta tranquilidad, a pesar de la lluvia y el ruido de los árboles chocar contra el viento. Era maravilloso sentirse única en un paisaje tan salvaje.
Pagó el taxi y se llevó a Naoki al departamento. Mientras subían las escaleras, el muchacho se tropezó muchas veces hasta terminar en el suelo.
- vamos falta muy poco.-
- me quedó aquí, estoy demasiado borracho, no puedo levantarme.-
Ella le tomó del brazo y le ayudó a ponerse de pié. El departamento estaba cerca pronto descansarían. Se imaginó lo mal que debió haberlo pasado Yuuki, al verla similar. Ambos ingresaron al departamento.
Naoki se derrumbó sobre el gran sofá futon mientras ella buscaba toallas. Cuando se las llevó, el muchacho estaba bebiendo sake con la mirada perdida.
- ¿Qué es lo que estás celebrando?- atinó a preguntar.
- Lo imbecil que soy- fingió una sonrisa, mientras recibía la toalla y se intentaba secar el rostro.
- Bien, vamos a festejar, pero antes vas a comer algo.- le arrebató la botella y sirvió un poco de papas fritas sobre la mesita de madera.
El muchacho lucía atractivo y una sonrisa maquiavélica se dibujaba en su rostro, como si en sus pensamientos solo transcurriera venganza y sangre.
- tienes razón- añadió después de unos minutos- tomó un puñado de papas y comenzó a comer. Se quitó el chaleco que llevaba puesto, dejando a la vista una polera con mangas largas.-esto pesa mucho.-
- no te preocupes, pondré el calefactor para que se seque.-
Al cabo de unos minutos Naoki se olvidó del trago y se relajó junto al calefactor. Leonell le observaba.
- asíque tu también traes borrachos a tu departamento.-
- así parece.-
- ¿vamos a festejar?.-
- Amm si.-
- Entonces trae esa botella.-
- Bien, ahí la tienes.- él la tomó en sus manos y bebió un sorbo grande.
- ¿Y porqué eres imbecil?.-
- Porque…no soy capaz de asimilar- se acomodó y miró seriamente a la muchacha- todo lo que ha sucedido en este tiempo….-
- ¿Y que te ha sucedido?.-
- Me he quedado solo…-
- Tienes a tu hermano y a tu familia.-
- ¿Qué sabes tú?.-
- Perdón.-
- Mañana…debo correr en una competencia, y no quiero hacerlo.- se cubrió el rostro con ambas manos mientras se fregaba los ojos. De pronto tomó la botella y bebió un sorbo que se escurría de su boca, pasando por su cuello hasta perderse en su pecho.
Aquella imagen resaltaba la belleza del muchacho, se quedó atontada unos segundos, observandolo de lleno. Al cabo de un instante, la botella con sake dejó de ser consumida y Rito se encontraba con los ojos cerrados apoyándose en el respaldo del sofá.
Leonell fue hasta su habitación en búsqueda de algún cobertor.
Mientras buscaba en su closet el ventanal del balcón, comenzaba a zumbar a causa del fuerte viento. Los árboles se movían arduamente y el fuerte ruido de latas y basura, le asustaba.
Logró tomar en sus manos una manta suficientemente grande para cubrir al joven muchacho, cuando se disponía a avanzar, la luz parpadeó un instante, y al otro, se cortó, dejando a oscuras el departamento.
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