-llegué!- dijo animado Yuuki pero no era su madre la que estaba sirviendo el almuerzo, sino su hermano Naoki.
- bienvenido- dijo él, sin ninguna expresión.
- y mamá?-
- en camino-
- es raro verte en la cocina- se lanzó en el sofá y prendió la televisión.
- papá tuvo una nueva recaída-
- ¿qué dices?- se levantó de un salto.
- tiene diabetes y sufrió una crisis, mamá deberá viajar a Osaka-
- pobre papá…- se dejó caer nuevamente en el sofá.
- por cierto… ¿Qué haces a estas horas en la casa?-
- hoy y mañana saldremos temprano, porque hay alerta de tifón según dijeron en las noticias-
- entiendo-
- te ayudo un poco- Yuuki se animó y arregló la mesa de una forma más elegante.
Al rato llegó su madre y comieron juntos, ella les explicó que todo estaba bien y que viajaría de inmediato. Volvería el martes a Tokyo. Dejó dinero para gastos y encargó a Naoki de cuidar a Yuuki, junto con las responsabilidades de la casa. Él de mala gana aceptó y se despidió de su madre. Yuuki la encaminó al Terminal.
Por mientras Naoki se quedó limpiando la cocina y repasando algunas materias.
A eso de las 17:00hrs alguien toca el timbre.
Sé dispuso a atender, estaba algo resentido con el impacto recién acontecido, su Padre era su ejemplo a seguir, a pesar de no verle hace mucho tiempo, seguía considerándole un hombre ejemplar que mantenía a su familia a pesar de vivir en otra ciudad. Caminó sin interés hacia la puerta, abrió y dedujo que podría ser Rukawa con la motocicleta reparada. Se quedó sin decir nada. Cuando la vio… sintió que el pasado estaba intentando colarse nuevamente.
Por otro lado, Leonell estaba llegando donde la familia Rito, llevaba el pastel y el paraguas del muchacho, se dio cuenta que había alguien tocando el timbre de la casa, un muchacho alto con una motocicleta muy mona. Tenía arreglos por todos lados y la pintura era muy llamativa. Era una motocicleta de carrera. Al menos eso parecía.
El muchacho Rubio miró desconcertado al otro, y le gritó; ella intentó acercarse un poco más, tenía curiosidad por escuchar el motivo por el cual, el muchacho se encontraba tan molesto.
- esa porquería mató a Satoshi, ¿no entiendes?!!-
- no es tu culpa, son fallos en base a probabilidades Naoki-san, anímate!-
- no lo haré-
- debes correr, el sábado es la carrera!-
- no lo haré!-
- estás inscrito Naoki! Vas a perder 10mil yens si no asistes-
- Rukawa..-
- No soy Satoshi, y jamás me estimarás como a él, pero tienes mi apoyo y mi trabajo fue devolverte lo que te mantenía feliz, ahora me marcho, ahí tienes las llaves- las dejó sobre el asiento de la motocicleta- cuídate y nos vemos el sábado en la noche-
Sin permitirle hablar Rukawa se fue caminando, dobló en la esquina y desapareció de su vista.
Leonell no sabía que hacer, se dio media vuelta para retirarse, pues no había llegado en un buen momento, sin embargo el muchacho le había descubierto.
- ¿Qué haces aquí…?- se le acercó un poco.
- Lo siento, en realidad yo…venía a-
- Devolverme el paraguas-
- Así es, gracias, también quise traerte esto en agradecimiento- le extendió el pastel.
- Gracias- recibió el pastel mientras miraba la motocicleta con cierto énfasis.
- ¿Es tuya?-
- Si..-
- Es muy linda-
- ¿La quieres?-
- Eh?? No no.. yo no sé conducir…además se ve muy pesada-
- Lo es…-
Su voz denotaba desánimo, suspiraba a ratos y se notaba confundido.
- bien yo...solo venía a eso.
- ¿Por qué no entras un rato?, así comemos pastel- tomó las llaves que se encontraban sobre la montura e invitó a pasar a Leonell.
-¿Eh? No te preocupes, es un regalo-
- Hazme compañía unos minutos, estoy algo triste-
- Está bien, te acompañare unos minutos- dudó.
Ambos entraron a la casa. Ella se quedó de pie en la entrada, pero Naoki le pidió que tomase asiento en el sofá. Él la acompañó llevando dos trozos con pastel.
- ¿cómo te llamas?- preguntó Naoki
- Leonell ¿y tú?-
- Naoki…¿de que parte eres?-
- América …-
- No somos muy gentiles con los extranjeros según me dí cuenta-
- Ustedes han sido muy buenos conmigo…-
- Lo vi entrar a la casa, cargando a una persona, y resulta que era una mujer mayor que él. ¿Qué te tramas con él?-
- ¿Tramar?- se molestó.
- No es bien visto que salgas con un niño ¿Qué edad tienes?-
- Veintidós y no es lo que crees..-
- Y ¿Qué es?, ¿te acuestas con niños por una noche y luego te vas de sus casas sin siquiera dar las gracias?-
- Parece que tu tristeza se transformó en rabia hacia mí…-
- Quizás…-
- Okay, pues gracias por invitarme a tu casa, para decirme tanta tontería- se levantó y se dio media vuelta.-
- No me sirves…- dijo apenado.
- ¿Qué mierda te pasa?-
- Eres como yo, no encaras, escapas…-
- A veces es lo mejor-
Yuuki abrió la puerta y se topó con Leonell, se quedó inmóvil de felicidad.
- Yuuki-kun- dijo ella en voz baja.
- Leonell- san!! Que alegría verte ¿Cómo estás? Siéntate! Ponte cómoda!-
- Pues ya me iba Yuuki-kun…-
- ¿De qué me perdí?-
- De nada- dijo Naoki- vino a dejarnos un pastel para disculparse por haber dormido en nuestra casa sin consentimiento de nuestra madre.
- Fue culpa mía Nao- elevó la voz- ella no me pidió venir hasta aquí, yo la traje sin preguntarle.
- ¿Cómo es posible eso?- dijo Naoki intentando parecer cínico.
- Estaba ebria- añadió ella cortante y con voz triste.
- No te preocupes Leonell- san, está todo bien, gracias por el pastel, soy muy feliz que hayas venido. Por cierto, Naoki, guarda tu motocicleta, que está corriendo mucho viento y lloverá.-
- Yo me voy, gracias por la hospitalidad.-
- Iré a encaminarte Leonell-san-
- No te preocupes, hay alerta de Tifón, quédate en casa-
- Con mayor razón no dejaré que te vayas sola-
- …Está bien.-
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