Habían cosas que Nao no estaba acostumbrado a ver; su carácter más bien conservador y respetuoso, le estaba aburriendo del todo, solía ser el primero en la Universidad, distinguía notablemente al ser uno de los chicos mas codiciados y populares, pero hasta hace poco había perdido las ganas de seguir con esa farsa.
La pérdida de su mejor amigo Satoshi le había marcado, quizás para el resto de su vida. Él había sido su gran apoyo y desde la primaria que habían permanecido juntos como si fueran hermanos.
En la universidad ambos eran llamados “Los Lobos”, Satoshi el lobo de cabello negro y ojos grises, y Naoki el lobo de cabello rubio y ojos miel.
Ambos corrían en motocicleta y eran muy populares por llevar ese estilo durante años. Pero Nao había dejado el apodo de Lobo a un lado, junto con su pasatiempo favorito: correr.
Antes de que Rito llegase a casa, el se había quedado mirando televisión, estaba desanimado y triste. Satoshi había muerto hace 2 semanas y no lograba reponerse aún, le extrañaba y no sabía que hacer para animarse. Por ende pasaba acostado leyendo, o se iba al living a ver televisión.
No había nada interesante y ya era tarde, su madre se había ido a acostar, le había comentado que Yuuki iría a la casa de su compañero Mitsui-kun por ende llegaría algo tarde.
Recordó que tenía examen al día siguiente por consiguiente se internó a estudiar sobre la materia, así se pasó un buen rato y un fuerte dolor de cabeza se apoderó de él.
Abrumado por la situación, su interior se moría y su cabeza estallaba, decidió apagar las luces y la televisión, y se arrojó sobre el gran sofá.
Llovía.
Esa lluvia le estaba haciendo bien, era ese sonido el que le estaba calmando de una manera extraña, se relajó y logró dormir un par de minutos.
Se despertó con el sonido de las llaves de Yuuki, pensó en reprocharlo por la hora, pero no quiso levantarse, se demoraba mucho en abrir la puerta y Naoki estaba obviando el hecho de que su hermano pequeño estuviera ebrio. Se levantó en silencio y avanzó hacia las escaleras, pero al ver a su hermano abrir la puerta con un bulto en sus brazos, prefirió hacerse a un lado.
- vamos zapatillas, sálganse…-
Yuuki estuvo luchando un buen rato mientras intentaba quitarse las zapatillas, cuando lo logró subió rápidamente por las escaleras, respiraba agitado y estaba nervioso.
Intentó ponerse en aquella situación y prefirió no intervenir. Y se fue a acostar con una gran curiosidad de saber en que lío se había metido su hermano pequeño.
Lo descubrió en la mañana y se enrabió suficiente, una chica casi de su edad, ¿durmiendo en la misma habitación que su hermanito? Era inconcebible, no estaba bien, al menos debía aconsejar a su hermano, tal y como su padre lo haría.
Pero Rito parecía sumergido en un algún hechizo que le impedía escuchar a su hermano, en esos momentos, solo importaba que ella no le olvidara.
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