No será un adiós.

...LEIOT...

—a mi también me gustaría saber, por el por qué de esos nombres.

Fulminé a mi hermano con la mirada, estaba empezando a cansarme que se tomara todo esto a risa, él sabía la razón de sus nombres pero quería seguir avergonzándome delante de ella.

—solo pensé que quedarían bien—dije cruzándome de brazos, sin añadir nada más.

—creo que… esos nombres les queda perfecto—añadió Aliah.

Asentí, conteniendo la emoción de saber que a ella también les gustaba, la verdad es que, el nombre Eli y Lía, ambos derivaban del suyo.

Ya que el nombre de Lía, era la abreviación de Aliah y lo mismo pasaba con Eli, que sería Eliah, tan solo le quité la primera vocal.

Quizás solo sea una tontería, un simple capricho mío de querer tenerla presente, y hacer saber que estos hijos que tuvimos no fueron un error.

Todavía no podía tenerlo en mis brazos, por que lloraban al mínimo contacto, ¿será que ellos también me odiaban por lo que le hice a su madre? se que eso era imposible, pero de alguna forma sentía como si fuera así.

Mis esperanzas también subieron un poco, Aliah se ofreció a amantarlos, cosa que a todos nos sorprendió y a ella le hizo enojar, diciendo que no era un monstruo y no dejaria morir a los niños de hambre, solo por su re sentimiento hacia mi.

Se que en el fondo, ella amaba a nuestros hijos, recuerdo lo feliz que estuvo al saber del embarazo, lo atenta y preocupada que se puso. Independientemente de que tuviera sus recuerdos sellados, ese amor era real, yo lo sentí.

Después de varios días, la dieron de alta en el hospital, el tiempo se me pasó volando, incluso esperaba que se pudiera atrasar más, pero supongo que todo lo bueno siempre tiene un fin, mi creciente ansiedad se intensificó a niveles indescriptibles.

Ahora nos encontrábamos en las puertas del hospital, despidiéndonos.

Lionel intentó convencerla que se quedara aunque fuera un tiempo mientras buscaba que hacer con su vida, incluso le prometió que no me acercaría en ese tiempo que estuviera con él, pero se lo cabezota que podía llegar a ser y se negó rotundamente a quedarse.

—sabes que no tienes que hacer esto—le dijo Lionel, tomándola del brazo mirándola afligido.

Ella inspiró hondo y le mostró una débil sonrisa.

—necesito hacerlo, han pasado tantas cosas en un trascurro tan corto que no tuve tiempo de asimilar casi nada.

—lo entiendo, solo te pido que no desaparezcas.

No respondió y miro en nuestra dirección, yo cargaba a cada bebé en cada brazo.

Podía ver la lucha interna que estaba dando lugar en su mente, a través de sus ojos, sin saber si acercarse o no.

Al final decidió acercarse, les sonrió con tristeza, dando un beso en la frente a cada uno, acariciando sus frentes con suavidad, para luego alejarse rápidamente.

—esto…cuida de ellos—dijo con torpeza y yo solo me limité a asentir.

Sentía que si pronunciaba alguna palabra, podría derrumbarme, y necesitaba mantenerme fuerte.

—adiós—soltó, dando una última mirada, subiendo al coche, alejándose por la carretera.

—no se qué demonios harás para que te perdone, incluso si tienes que gastar toda tu fortuna para ello, pero haz que vuelva—dijo Lionel con la voz contenida.

—no te la mereces, pero ellos no tienen la culpa, no es justo que pasen por la misma infancia de mierda que nosotros—dijo, señalando a mís hijos.

—¿crees que no lo sé?

—no me importa que lo sepas o no, solo hazlo, ella no estará a salvo allí fuera.

Él inspiró hondo, tomando a Eliah en brazos.

—vamos, te llevo a casa.

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