Ardiente Tentación

Ardiente Tentación

Prólogo

Dos años atrás

En ocasiones pienso que una casa demasiado grande es algo que te hace sentir mil veces más sola. Entrar en cada una de las habitaciones y sentir la ausencia de propiedad, provoca melancolía en mí haciendo a mis entrañas retorcerse. Jenny dice que soy sensible y puede que tenga razón.

Miro las paredes vacías de mi casa y suelto un suspiro. Mañana nos mudaremos Mike y yo a una nueva ciudad, así que me he dedicado a limpiar y empacar de arriba a abajo con la ayuda de Jenny y ahora que hemos terminado puedo notar mil veces más mi soledad. Mi esposo trabaja demasiado desde que empezó a meterse en la política, así que solo soy yo en esta familia de dos.

— ¿Por qué esa mirada tan melancólica, señorita Briseida? —La voz de Jenny hace que me sobresalte un poco.

— ¿Es melancólica?

—Sí, lo cual es extraño, ya que siempre ha odiado esta casa —ladea la cabeza estudiándome — ¿Va a extrañarla?

Sonrío levemente y miro la habitación vacía.

¿Cómo le explico que mi mirada melancólica no es porque la extrañaré, si no porque es la más fuerte evidencia de mi vida tan patética?

—Que la odiara no quiere decir que no piense en ella —miro a la mujer frente a mí —Aunque quiera irme, seguirán habitando recuerdos que se vivieron aquí.

Asiente lentamente.

—Entiendo, a pesar de todo, fue la primera casa del Joven Mike y suya, ya como esposos.

—Así es —asiento sonriente —Ese es un lindo recuerdo de este lugar —suelto un suspiro y la miro —Vamos por algo de comer.

Pedimos algo de comida China y nos sentamos en el solitario comedor. Los muebles empezaron a ser movidos el día de hoy en la mañana, así que solo nos quedamos con lo indispensable para una noche más.

—Me emociona que conoceré la ciudad —murmura emocionada —Gracias por llevarme.

—No tienes que agradecerme nada —sonrío —No confío en nadie más para que se pasee en mi casa libremente. Mike opina lo mismo.

—El joven Mike debe estar mucho más emocionado al ser ascendido en su puesto.

—Lo está —asiento mientras termino la comida que tengo en la boca —Es muy feliz.

—Usted no parece estarlo tanto —susurra —He notado que ha estado cabizbaja desde hace un tiempo.

—Bueno —Muevo la comida con mis palillos —Es un hombre ocupado, ahora creo que estará mucho más ocupado —La miro —Yo... lo extraño.

—Oh, señorita —Toma mi mano y la aprieta —Debe hablar con él.

—Estoy bien —sonrío —Si él es feliz, también lo soy.

—Pero no debe de ser así, usted debe...

—Estoy bien Jenny —sonrío para tranquilizarla —Además, ahora tengo entrada VIP a muchas partes.

Una sonrisa emocionada aparece en su rostro dejando olvidada por completo su reciente angustia. Sé muy bien lo que las personas esperan escuchar de mí, como esposa de alguien de poder, he aprendido el oficio.

*

— ¿Por qué no le habla al joven Mike para ver si llegará para la cena?

Miro a Jenny parada en la entrada de mi habitación.

—Claro, enseguida le marco, así contemplas la cantidad de comida.

—Bien —asiente sonriente y se aleja.

Busco su número en mi marcación rápida y espero a que empiece a timbrar.

— ¿Si cariño? —contesta al tercer timbrazo.

—Hola amor, ¿aun estás muy ocupado? —contemplo el techo blanco con la lámpara colgante que nunca termino de gustarme.

—Estoy de salida —escucho las voces al fondo y cosas siendo removidas —Solo encuentro mis llaves entre estas cajas y voy —lo escucho soltar un suspiro —Es agotador dejar todo en orden, pero he terminado.

—Qué bueno amor, ¿Deseas algo para cenar? Será nuestra última cena en esta casa.

—Puede ser lo que tú quieras.

Sonrío emocionada.

—Bien, maneja con cuidado, ¿escuchaste?

—Escuche.

—De acuerdo. Te veo en un rato. Te quiero.

—Te quiero.

Cuelgo con mi humor de felicidad por las nubes, así que me apresuro a correr escaleras abajo.

—Vendrá a cenar —encuentro a Jenny en la cocina con algunos ingredientes en la barrita —Preparemos algo rico.

Sonríe contenta.

—Manos a la obra.

Cuando llega Mike me apresuro a esperarlo en la entrada de la puerta y brinco a sus brazos nada más cruzar el umbral.

—Te extrañe —susurro contra su cuello.

—Yo también —me abraza fuertemente y empieza a caminar hacia la cocina.

Esa noche hacemos el amor por última vez en la habitación que nos miró por dos años como esposos. Mike me trata con tanta delicadeza, con tanto cariño y devoción que mi corazón se acelera por tenerlo en mis brazos.

Es el hombre que llevo conociendo toda mi vida que no puedo imaginar una vida sin él.

Espero a que se quede dormido para desenredarme de su abrazo y voy al baño. Observo mi pequeño cuerpo en el espejo y me ruborizo al notar el chupete que me ha hecho en el cuello. Mis labios están tan hinchados que me avergüenzo un poco. Me limpio y vuelvo a su lado. Sonrío cuando abraza mejor la almohada y hace un puchero de niño. Suelto un suspiro y me dispongo a dormir después de tan largo día.

*

—Cariño, estaba pensando que para este año nuevo podemos traer a mi padre y a su esposa a la nueva casa —Miro a Mike junto a mi mientras el chofer nos lleva a la nueva ciudad.

Son solo tres horas de camino, pero de igual forma por la nueva posición que tomo Mike en su trabajo, debemos movernos con un chofer siempre, es un poco incómodo, pero puedo acostumbrarme si es necesario.

— ¿Crees que quiera? —Me mira rápidamente despegando sus ojos de su celular —No le gusta viajar mucho.

—Bueno... puedo convencerlo —digo esperanzada. Jamás hemos pasado una navidad separados, pero ahora qué estaré en otra ciudad, no puedo evitar preocuparme.

—Como quieras, cariño —sonríe rápidamente y regresa la vista al aparato.

Suelto un suspiro y veo a través de la ventana. Mis ojos empiezan a pesar cuando siento a Mike acercarse.

— ¿Duermes?

— ¿Uh? No —me río —Pero si empezaba a hacerlo.

—Bien, hazlo. Aún queda camino —se acerca y me da un rápido beso.

—Deberías dormir igual.

—No puedo —mueve su celular mientras me lo muestra —Reviso unos correos. Pero está bien, solo duerme —mueve el pelo de mi frente y se acerca más a mí —Puedes usar mi hombro.

—Gracias —sonrío y me inclino hacia él para recargarme. No pasa mucho tiempo cuando pierdo la conciencia por el sueño.

—Cariño —siento que me mueven levemente —Cariño, hemos llegado, despierta —Miro a Mike sonreír mientras me da un beso en la frente —Estás en tú nueva casa.

Me enderezo lentamente y miro a través de la ventana. La casa de estilo toscano de color gris con blanco, es bastante hermosa y definitivamente es más grande que la anterior. Observo el amplio jardín y puedo visualizar las futuras flores que pondré ahí.

— ¿Te gusta? —pregunta cerca de mi oído.

—Sí —lo miro rápidamente mientras sonrío —Es muy bonita.

Sonríe.

—El jardín te encantó, ¿no?

—Lo hizo —mi corazón se hincha en mi pecho. Amo que sepa que es lo que me gusta.

—Bien, vamos —Abre la puerta y espera a que lo siga.

Miro a dos hombres vestidos de negro vigilando los alrededores y me hace sentir intimidada, pero el fuerte apretón en mi mano por parte de Mike me reconforta. El chofer se inclina levemente en muestra de respeto y cierra la puerta por nosotros.

— ¿Dónde está Jenny?

—Llegó en la mañana con el camión de mudanzas —mira a los hombres que al parecer son nuestros guardaespaldas, pero al escuchar mi voz se gira a mí —Debe estar adentro.

Cuando llegamos al umbral de la puerta, me dispongo a abrirla, pero esta es abierta por una sonriente Jenny.

—Bienvenidos —se inclina para nosotros.

—Hola —le sonrío.

—Hola señorita Briseida, hola joven Mike —a este último le sonríe más respetuosamente —Espero no se hayan cansado tanto en el camino.

—Me dormí —me río —El hombro de Mike es cómodo.

Mike se ríe levemente, pero sin llegar a olvidar la compostura. Nunca ha entrado en demasiada confianza con alguien del personal, no me prohíbe que mi mejor amiga sea la chica que nos ayuda en la casa, pero eso no quiere decir que él lo haga igual.

—Es bueno escuchar eso, señorita —sonríe Jenny —la comida estará lista en unos minutos, serviré en cuanto lo deseen.

—Gracias, pero prefiero que Mike duerma un poco primero.

—No Briseida, no puedo, debo atender unos asuntos —Me mira con el entrecejo fruncido esperando mi reacción.

—Pero... pero acabamos de llagar —susurro y por el rabillo de mi ojo miro a Jenny alejarse —Debes descansar.

—No puedo, hay cosas que atender. Más ahora con este puesto —me abraza —Mis responsabilidades han crecido, cariño.

— ¿A qué hora te irás?

—Tengo como 40 minutos para una reunión.

Eso es tan poco.

— ¿Al menos comerás? Debes hacerlo —lo regaño alejándome para mirar su rostro.

—Bien —sonríe y besa mi frente —Puedo comer algo rápido.

—Iré a buscar a Jenny —asiente mientras vuelve a revisar su celular.

Camino hacia dónde miré a la chica desaparecer y me encuentro con una enorme cocina rústica. Me encanta. Observo a Jenny bailar levemente mientras tararea una canción y acomoda cosas en los cajones.

— ¿Jenny?

Se gira y puedo notar su rostro preocupado.

— ¿Todo bien Briseida? ¿El joven Mike debe irse?

Suelto un suspiro lastimero mientras asiento.

—Sí, pero dijo que comerá —sonrío levemente porque eso es algo bueno —Así que, por favor, sirve para nosotros.

—Oh, claro —sonríe —La mesa está puesta ya, tenía la esperanza de que comieran juntos.

—Gracias —sonrío — ¿Te ayudo?

—No, está bien. Todo está cubierto.

—Bien.

— ¿Por qué no se enamora del comedor? —sonríe mientras me indica el camino.

Es bastante grande igual, así como rústico a juego con la cocina. Observo los sitios en la mesa acomodados y me decido a caminar más allá para encontrar el jardín trasero. Definitivamente me gusta este diseño, pero no sé si voy a llegar a amarla.

— ¿Te ha gustado el diseño de interiores? —escucho a Mike detrás de mí.

—Sí —asiento.

—Eso es bueno —besa mi nuca.

—Ven, la comida debe estar lista —tomo su mano y lo llevo hasta el gran comedor.

Es tarde cuando Mike regresa a casa, por lo que me encuentra acostada leyendo un libro.

— ¿Por qué no duermes aun? —pregunta mientras se quita el saco y va al walking closet. Esta habitación es más grande que la anterior, así como de las cuatro con las que cuenta la casa.

—Te esperaba —cierro el libro y lo pongo en la mesita de noche.

—No debiste, no sabías qué tan tarde llegaría —Habla desde lo lejos.

—No importa, no es como que vaya a trabajar mañana —frunzo el ceño al imaginar lo que tendré qué hacer, mi lista implica ordenar todo en casa.

—No me gusta que te desveles, lo sabes —sale del closet con su pijama y camina hacia mí, así que sonrío para que deje de regañarme.

—Solo ven aquí y dame un beso.

Sonríe.

—Bien, soy un idiota en ocasiones.

—Lo eres —asiento mientras lo tomo del cuello y lo acerco a mí —Pero así te quiero.

—Yo también —me besa rápidamente y después se aleja —Y ya que hablaste de mañana, el jueves habrá una cena y tengo que asistir, es importante que lo haga, ya que conoceré a las personas con las que debo relacionarme y que implican influencia en mi nuevo puesto como alcalde.

—Me dices esto porque... —Levanto las cejas esperando lo que temo.

—Debes ir conmigo, todos saben que soy un hombre casado y se espera que vaya con mi pareja.

Reprimo una queja y sonrío. Nunca me ha gustado ir a las reuniones de Mike, pero puedo hacerlo, si es importante para él, puedo hacerlo.

—Bien. ¿A qué hora?

—A las 6:00 p.m. —suelta un suspiro mientras se recuesta mejor en la cama —Solo será un par de horas.

—Está bien —Lo observo mientras sus ojos empiezan a cerrarse —Descansa.

—Igual, cariño —No abre los ojos mientras sus palabras son apenas un susurro.

—Te amo —Pero no responde, porque el leve ronquido del fondo de su garganta es la indicación de que se ha quedado dormido.

Apago la luz de la lamparita y me acuesto cerca de él. Observo su rostro relajado y sonrío para mis adentros. A pesar de que mi día fue de solo acomodar su estudio, la habitación, la estancia y la cocina con la compañía de Jenny, sé qué él está mucho más cansado que yo, por lo que puedo esperar para escucharlo decir "Te amo también"

Al día siguiente, miércoles, descubro el pequeño invernadero en el jardín trasero, definitivamente no está en muy buen estado, pero me emociona la idea de repáralo con mis manos para convertirlo en mi pequeño estudio alrededor de la naturaleza y así a su vez, traer a la vida muchas flores, amo la jardinería y leer un buen libro. Ese invernadero es mi escondite perfecto. Paso el día entero arreglando el lugar, no sin antes ir a la ferretería para comprar herramientas, así como materiales, lo único incomodo es que fue con el chofer y dos guardaespaldas. Pensé que solo eran dos los que vigilaban la casa, pero realmente son cuatro.

—Quedará hermoso —Exclama Jenny mientras lijo las paredes de madera para comenzar a pintarlas.

—Eso espero —sonrío —Pienso comprar una mesita con sillas y un sillón, blancos, para que hagan juego con la pintura.

— ¿También espacio para las plantas?

—Sí, en aquel extremo —señalo la otra mitad del lugar.

—Me encanta —asiente emocionada.

—Esperemos que esos tutoriales de YouTube sirvan de algo —señalo mi MacBook en la silla plegable.

Se ríe y empieza a barrer de nuevo.

Al día siguiente después de comer subo a mi habitación y busco algo lindo para ponerme, así que termino eligiendo un vestido gris que compré el año anterior. Lo he usado poco, por lo que está como nuevo, ya que no soy de vestidos, sino de playeras y tenis.

Miro mi reflejo en el espejo de cuerpo completo en el walking closet y me gusta lo que veo.

—Te miras hermosa —Mike se acerca por mi espalda y besa un lado de mi frente.

—Gracias, igual tú —Lo miro a través del espejo.

—Estoy igual que siempre —se ríe.

—Bueno, siempre estás hermoso.

—Gracias. ¿Así que nos vamos?

—Sí.

—Bien —toma mi mano entre la suya y caminamos a la planta baja.

Miro a Jenny sonreír cuando me observa bajar las escaleras, por lo que le regreso la mirada.

—Vendremos en un par de horas.

—Claro, joven Mike.

—Adiós, Jenny —le digo cuando me da mi gabardina.

—Adiós, señorita Briseida.

El camino al lugar de la cena, es corto, pero definitivamente es una residencial de casas impresionantes. Mi nueva casa es grande, pero a la que llegamos es el doble y de un estilo completamente moderno. Miro el montón de autos aparcados en todas partes que me sorprende que no sea toda la ciudad entera.

—Dijiste una cena —digo en voz alta para que me escuche Mike, pero no dejo de mirar la casa.

—Es una cena, pero no era consciente de la cantidad de personas.

—Cena es su manera de llamarle a esta fiesta. Esto es un maldito baile —lo miro fruncir el ceño y recuerdo que no le gusta que diga groserías, al menos no enfrente de empleados y el chofer está adelante.

—Esto será así Briseida, debes acostumbrarte —Toma mi mano, así que suelto un suspiro.

Cuándo estacionamos enfrente de la gran entrada un hombre se acerca a abrirnos la puerta.

—Bienvenido, señor Benavent —el hombre se inclina ante nosotros y cierra la puerta.

—Gracias —contesta Mike y me jala para que empiece a caminar junto con el otro montón de invitados que se bajan de sus autos.

Al ingresar a la casa un leve jadeo escapa de mí garganta al mirar la gran escultura de hielo en el centro, así como todo el montón de arreglos de hermosas flores alrededor de la casa. Solo de mirar puedo notar que todo este evento ha salido una gran fortuna y todas las personas aquí irradian dinero y me intimida como el carajo. Antes había ido a un montón de eventos de Mike, pero nunca uno tan grande.

— ¿De quién es está casa? —Le susurro mientras se adentra en la ella y entre las personas.

—Sé qué es uno de los hombres más ricos del país, creo que cuenta con su línea hoteleras por todo el mundo, su nomb...

— ¡Señor Benavent! —exclama un hombre mientras se nos acerca sonriente con copa en mano —Que bueno es verlo de nuevo después del desayuno en la mañana.

—Señor Quiroga, un placer —se estrechan la mano firmemente, entonces el hombre ligeramente moreno me mira —Ella es mi esposa, Briseida Llamas.

—Un placer —Tiendo mi mano hacia él.

—El placer es mío, soy Sergio Quiroga.

—Es el jefe de seguridad —Dice Mike junto a mí.

—Oh, claro.

—Veo que tienes buen ojo —Sergio le sonríe a Mike, lo cual me hace fruncir el ceño ligeramente —Bien, vamos, acompáñame. Quiero que conozcas al anfitrión. Desea conocerte.

—Claro, vamos.

Sigo a Mike sin soltarle la mano mientras miro a muchas personas hablar y reír a nuestro alrededor, en tanto cientos de meseros pasan con charolas de bocadillos y copas para que ellos no dejen de consumir. Noto cuándo nos acercamos a tres hombres que tienen una plática muy amena. Uno va vestido de beige, un traje bastante bonito; otro de un azul rey, también es lindo y, por último, está el hombre vestido de negro, un chico alto y de complexión delgada.

—Hola jóvenes, miren a quién me encontré —Anuncia en voz alta Sergio cuándo nos acercamos a ellos —Es el señor Mike Benavent, nuestro nuevo alcalde, en compañía de su hermosa esposa, Briseida Llamas —Me pregunto si "hermosa" era necesario.

—Hola, un gusto —saluda Mike mientras me suelta lentamente y estrecha la mano de traje beige.

—Hola, mi nombre es Pablo Olivera —Se gira hacía mí y lo saludo estrechando su mano.

—Un placer —le sonrío.

—Hola, soy Mateo Mendoza —Saluda traje azul rey a Mike y después a mí.

Por último, observo cuándo mi esposo se gira al chico de negro, así que hago lo mismo, entonces puedo notar cuando mi respiración se traba levemente por lo hermoso que es. No lo había visto de frente. Todos ellos son guapos, pero él en particular tiene un porte varonil y elegante que te deja sin respiración.

—Hola, Damián Leiva, un placer tenerlo en la fiesta.

— ¿Eres Damián Leiva? —Pregunta asombrado Mike —He escuchado mucho de ti.

—Cosas buenas, espero —sonríe de lado.

—Claro —ríe Mike —Tenía curiosidad por conocer al anfitrión de este lindo evento.

¿Es el jodido dueño de esto? Carajo, con razón su porte de hombre imponente.

—Bueno, ese soy yo —lo mira una última vez y entonces se gira hacía mi —Hola, Briseida Llamas —creo que mi mano tiene una sacudida mientras la estiro para dársela. No esperaba que dijera mi nombre —Un placer.

—El placer es mío —sonrío levemente y me felicito mentalmente porque mi voz salió sin complicaciones.

—Espero estén disfrutando del evento —Dice sin despegar los ojos de mi rostro, pero dirigiendo sus palabras también para Mike, después de unos segundos deja ir mi mano y voltea a mi marido —Si necesitan algo, solo deben decirme —Me mira de nuevo rápidamente antes de girarse por completo a él.

—Claro, te mantendremos informado —Mike suena casual, como si no hubiese visto a un hombre muy guapo observarme más de la cuenta o tal vez solo fue un segundo, pero a mí me parecieron minutos.

Giro mi rostro un poco hacia un lado fingiendo observar a las personas y aprovecho para tomar un gran respiro y tranquilizarme. Soy una mujer casada y amo a Mike, pero eso no impide que sepa distinguir a hombres guapos y Damián Leiva en definitiva lo es.

Después de unos minutos de conversación entre ellos, llega otro hombre que lleva a Mike para conocer a más personas y finalmente nos aleja de ese cuarteto de hombres; que no tenía problema con todos, solo con uno, porque en todo momento sentí su mirada en mí, pero cuando me giraba a mirarlo, lo encontraba charlando y mirando con alguno de los otros. Me cansé, imaginar que alguien te observa ya no es normal.

En algún punto Mike se aleja a platicar con un hombre y me deja cerca de la mesa de los bocadillos y las bebidas, así que me acerco y pruebo unos quesos.

— ¿Te gustan? —Pregunta una voz a mi espalda y sé perfectamente quién es, porque después de escucharlo hablar por varios minutos mientras imaginaba que me observaba me llevó a aprenderme el sonido de su voz.

—Son muy buenos —me giro lentamente para encontrarlo observándome con su mano izquierda en el bolsillo del pantalón, mientras en la derecha sostiene una copa de vino.

—Bien, porque costaron una fortuna, deberían ser malditamente deliciosos —sonríe de lado.

—Claro, lo imagino —No sé qué decir, el hombre acaba de maldecir.

— ¿No quieres un poco de vino? —Toma una de las copas de la charola de uno de los meseros.

— ¿También es un vino que debe ser malditamente delicioso? —en cuanto las palabras salen de mi boca quiero golpearlas adentro, así que abro demasiado mis ojos al darme cuenta de lo que hice. Pero en cambio la sonrisa de Damián se vuelve genuina y más pronunciada mientras estira su brazo izquierdo para dármela.

—Definitivamente es malditamente delicioso —Me incita a tomar la copa, así que lo hago.

—Perdón por mi lenguaje —Tomo un sorbo y enseguida entiendo de lo que habla.

—No te disculpes, el momento lo amerita —señala la copa — ¿Acaso me equivoco?

Sonrío.

—Es muy bueno.

—No es muy bueno, es malditamente bueno —levanta su ceja derecha esperando a que discuta y carajo si no es aún más caliente cuándo hace eso.

—Lo es —asiento —En definitiva, lo es.

—Hola, ¿Me pierdo de algo? —Mike se acerca a mí.

—No, solo hablaba del vino con... tú esposa, Briseida —Damián me mira directo a los ojos —Llegamos a la conclusión mutua de que es delicioso.

Sentir su mirada en mí me hace dudar de si realmente habla del vino, pero ni siquiera despega sus ojos de mi rostro y puedo jurar que es igual a la sensación a cuándo te observan de arriba abajo.

Estoy muy mal.

—Claro —asiente Mike.

—Bien, los dejo disfrutar de la noche. Los veo por ahí —Con una última mirada por parte de él hacia nosotros, se gira y desaparece entre la multitud.

Necesito más vino, mucho más vino para esta noche larga.

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Comments

Maryelin Leon

Maryelin Leon

empezó buenísima

2023-12-16

0

Elsa Elena Isasa

Elsa Elena Isasa

Perdón. Perdí el hilo y el interés debido al prólogo largo. Creo que este prólogo debe dividirse por lo menos en tres capítulos. Éxitos! 💖

2023-10-01

0

Cori Shoes

Cori Shoes

Espero que la Jenny no le esté comiendo al Marido

2023-04-20

1

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