CAUTIVADO POR TU BELLEZA

Ya en la la lujosa fuente de soda, pedimos unas ricas tartas de mora y jugo especial de arándanos, yo estaba muy nerviosa sólo comía sin decir palabra alguna.

-Señorita Bella, muchas gracias por acompañarme.

Con la boca llena de comida sólo fingí una sonrisa .

-No es nada .

-Lamento haberla lastimado, no sabía que era tan parecido a su difunto novio, veo que usted lo amó mucho.

Al escuchar eso no pude evitar las lágrimas, mi corazón se rompía en mil pedazos al recordar a Jonna a la ves viéndolo a través de aquél hombre.

-Oh lo lamento mucho, no debí mencionar eso.-dijo muy agobiado-.

Pronto se acercó con un pañuelo, tomó mi mano y me lo dió. Sentí que mi corazón estaba por salirse de mi pecho al sentir sus bellas y cálidas manos, y ese perfume exquisito que me ponían la piel de gallina.

-Yo, no es nada son unas gotitas de agua que lubrican mis ojos de ves en cuando. -respondí con una suave sonrisa, secando mis lágrimas con ese suave y elegante pañuelo-.

-Perdón por se impertinente.

-Descuide Director, más bien cuénteme como está su esposa, como es su estadía en EE.UU. ¿Les gusta?.

El sonrió tan dulce como solía hacerlo Jonna.

-Daliza todavía no es mi esposa, pero ya que lo pregunta ella está muy bien, se quedó en el hotel descansado. Bueno no hemos tenido la oportunidad de conocer la ciudad a cavalidad, pero a simple vista es muy acogedor y elegante, en lo personal me encanta.

-Es bueno oir eso.

-Sin abusar de tu amabilidad, nos encantaría que nos muestres la ciudad, claro si tienes tiempo y estas de acuerdo.

No me negué, aunque por dentro me moría, estar junto a el era muy doloroso como quemarme en vida al rojo vivo.

-Claro porque no, me llaman cuando gusten, este es mi número.

Le acerque mi tarjeta y lo recibió.

-Lo tendré presente. Muchas gracias.

Ni bien terminamos de comer, me despedí muy respetuosa. Quise caminar por un momento para distraerme, caminé 3 cuadras cuando algo me detuvo. Era Daliza sentada en un lujoso auto, me aproximé con la intención de saludarla, pero me detuve en seco al escuchar una misteriosa conversación.

-¡Papi estoy muy asustada! mi peor temor se hizo realidad, por eso yo no quería que él pise EE.UU, pero no me hiciste caso.- dijo ella entre lágrimas-.

Todo era muy extraño últimamente, había otro misterio más, estaba vagando en mis pensamientos cuando de pronto ella volteó y me vió, colgó al instante y disimuló.

-Hola querida ¿como estas?, un gusto volver a verte.

-Ah Hola Señorita Daliza, estoy bien gracias ¿y usted como está? la noto un poco nerviosa y angustiada.

-No es nada querida, estaba hablando con mi padre, uno de nuestros asistentes tuvo un pasado traumático en este país, pero insistió en venir él es como un hermano para mí y no puedo evitar sentir tristeza viéndolo sufrir.

-Ahh entiendo, bueno yo sigo mi camino. Bye.

Me apresuré en irme, muy confundida, cuando de repente mi celular soñó, era la bestia. De mala gana respondí.

-Dime James.

-Cariño olvidé comentarte pero hoy tenemos una cena con los Shuarkson, a las 8 en el restautant "GoustóInternacional" se puntual.

-Ok. Bye.

Me apresuré a guardar mi teléfono, tomé un taxi y me dirigí a "FOREVER 21", otra de mis tiendas favoritas.

La cena de hoy era el motivo perfecto para comprarme muchas prendas hermosas. Pronto llegué y me dirigí a probarme todo tipo de prendas, entre vestidos de gala, casuales, tacones, carteras y más.

Demoré 4 horas probándome de todo, me costó mucho decidirme todas eran hermosas, tanto que compré toda la tienda, llamé al chofer para que me recoja y al cabo de 15 minutos llegó, le pedí llevar mis compras y pronto estábamos de vuelta.

Llegué a casa agotada, ordené que dejaran las compras en mi habitación luego pasé a beber un poco de jugo de pera, gustosa una empleada me sirvió, estaba nerviosa que derramó el jugo manchando mi ropa, ella estaba muy asustada con la voz entrecortada dijo perdón yo la miré con una sonrisa y le dije que no pasaba nada, ella estaba con la boca abierta tanto que una mosca se le iba a entrar, debió de sorprenderle mi amabilidad, no la culpo en el pasado era una diablilla malhumorada.

Me dirigí a mi habitación para darme una ducha y descansar un poco, antes de ir a la gran cena. Me duché, me puse una mascarilla facial y encendí la tv para ver uno de mis doramas favoritos, me quedé enganchada viendo 300 años de amor, que olvidé la hora. Sino fuera por James quien me llamó recordándome la hora, me habría quedado pegada a la tv.

Me apresuré a tomar el primer vestido de un tono negro muy sexy, con unos tacones altos con plataforma pues estaba sobre la hora y no tenía tiempo para probarme otros.

Me maquillé muy hermosa, me miré al espejo y me dije: Muá mamacita, que bella que soy. Salí a prisa, me subí a una de las limosinas y pedí al chofer que me lleve. Poco después llegué, era un restautant muy lujoso, me aproximé a la mesa modelando muy elegante desbordando hermosura y sensualidad, todos los presentes voltearon a verme, estaban deslumbrados por mi belleza, mis ojos deslumbran mirando fijamente a Edduard quien se quedó con la boca abierto.

-Cariño llegaste que guapa estás, eres la mujer más bella del planeta, ven toma asiento.

-Gracias James. Hola a los dos buenas noches, lamento la demora me demoré, trabajando en casa.

💭resulté ser una gran mentirosa, uuuuuy si supieran que soy un vicio con los doramas.

-Desuide señorita Bella. Ordenemos.

-Si cariño estoy ansiosa por probar los platillos exclusivos de esta gran ciudad. -dijo Daliza muy melosa-.

Yo sólo apreté los puños con mucha fuerza, me dolia ver que otra mujer tocara a mi hombre, pero a quien iba engañar él no era Jonna.

-¿Bella cariño en que piensas?

-En nada sólo ordenemos ¿si?tengo hambre.

Pronto ordenamos muchos platillos finos, a base de filete, caviar, mariscos y el mejor vino por supuesto. Me mantuve callada toda la cena, mientras ellos discutían sobre el gran y famoso negocio. De reojo observé que Edduard me miraba disimuladamente, por lo que Daliza se dio cuenta.

-Querida ¿me puedes servir una copa de vino?.

-Claro Daliza encantada.

Me aproximé a su lado con botella en mano sin imaginar que ella movería ágilmente su silla de ruedas, no pude evitar resbalar y caer al piso junto con el vino que se estrelló en el piso...

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