CAPÍTULO 17: EL COLLAR

Estuvieron observando collar por collar y las pulseras también, él se sentía confuso, mientras veían vio que Tere se había quedado observando más tiempo una pulsera muy bonita, se veía sencilla, era de plata con una piedra azul en el centro, pero estaba  muy bonita, él también la observó pero no pudo imaginársela en la muñeca de Berenice, más bien pensó que se le vería muy bien a Teresa, iba más con ella. Siguieron viendo hasta que llegaron a una gargantilla de oro, era delgada con incrustaciones de esmeralda. Sintió que esa era la adecuada, después de que se las mostraran, pidió que se la pusieran en una caja de regalo y pago.

Le agradeció mucho a Tere por haberle acompañado a escoger, aunque él fue el que escogió, ella le dio el tip de cómo hacer para que escogiera la mejor, sin que Tere se diera cuenta pidió le pusieran a parte la pulsera que había visto que le gustó a Tere, o sabía porque lo hizo, no pensó antes de pedirlo.

Fueron a comer al restaurant de Teresa y mientras esperaban le dijo Miguel que quería agradecerle mucho por haberlo ayudado.

Miguel: quiero agradecerte por tu gran ayuda.

Tere: pero si yo no escogí, al final fuiste tú el que tomo la decisión, estoy segura a tu esposa le va a encantar, esta divino el collar.

Miguel: sí, yo también estoy seguro que le gustará y gracias a tus consejos pude escoger, por eso quiero me permitas darte esto como agradecimiento.

Saco de la bolsa una cajita que ella no vio que pusieran quedo asombrada al verlo abrir la caja, era la pulsera que tanto le había gustado, pero no podía aceptar, a la que le iba a comprar el regalo era a su esposa, no a ella, no podía aceptarlo.

Teresa: no puedo aceptar, eso es mucho, no debiste comprarla, decía negando aún con las manos.

Miguel: por favor, es solo un detalle por la ayuda que me has dado, además de que el otro día te hice salir en la noche a un lugar no muy adecuado para ti, por favor déjame dártelo como agradecimiento.

Teresa: pero esto no puedo aceptarlo, será mejor que lo regreses.

Miguel: si desprecias mi regalo y no lo aceptas me sentiré muy triste y no podré dormir pensado…

Tere: está bien, pero por favor no vuelvas a darme otro regalo, si yo fuera tu esposa me sentiría  ofendida de saber que mi esposo está dándole regalos a otra mujeres, por favor no lo vuelvas a hacer.

Miguel: está bien, pero ahora permíteme ponerte la pulsera, estoy seguro se te vera muy bien.

Tere: muchas gracias Miguel.

Teresa estiro su mano para permitirle que colocará la pulsera, mientras lo observaba y pensaba que su esposo nunca fue detallista con ella, cuando mucho una rosa o un pequeño ramo, algún peluche o chocolates cuando fueron novios, pero después de casados todo eso se perdió y jamás volvió a ser detallista con ella, sintió un poco de envía de Berenice, por tener un esposo preocupado por recuperar su amor, detallista, que siempre estaba preocupado por ella, pensaba que ojalá y su esposo hubiera sido un poco más como él, pero para terminar de completar su suegra fue una piedra en el zapato que nunca se pudo quitar durante su matrimonio, ella había sido la causa de su mayor sufrimiento durante ese tiempo.

Mientras estaban platicado recibió una llamada del celular de su esposa, ella raro le marcaba, siempre le enviaba mensaje cuando requería informarle algo y marcarle solo que fuera algo urgente, por lo que le dijo a Teresa que necesitaba contestar, se levantó y se alejó un poco para hablar, Tere había visto el nombre que aparecía en la pantalla y sabía que era Berenice la que le marcó.

Miguel: sucede algo amor.

Berenice: sí, tuve un percance en el camino y choqué con un coche, necesito que vengas a ayudarme, ya le hable al del seguro, le escuchaba que su voz le temblaba.

Marcos: tranquila amor, tú ¿estás bien?, te pasó algo, trataba de hablar tranquilo mientras le decía, pero en realidad estaba muy preocupado.

Berenice: sí, solo un poco asustada.

Miguel: ¿Dónde estás?, mándame tu ubicación voy de inmediato contigo.

Berenice: sí, apúrate.

Tan pronto colgaron Berenice le mando la ubicación, mientras él entraba a despedirse de Teresa.

Miguel: Tere, tengo que irme, mi esposa tuvo un accidente de tránsito y debo ir a ayudarla.

Teresa: pero ellas ¿está bien?

Miguel: sí, me dijo que solo está asustada, pero necesito ir a verla para asegurarme que así sea.

Teresa: vez, corre, ella te necesita ahora, no la hagas esperar, le decía con una sonrisa aunque por dentro sentía un dolor fuerte en el pecho.

Miguel salió tan rápido como pudo hacia el lugar que le marcaba la ubicación que le había enviado su esposa, cuando llegó la vio abrazándose a ella misma mientras los del segura hacían su trabajo para verificar los daños, afortunadamente no había sido grave para ninguno de los pasajeros de ambos autos y solo se había sido el susto y el golpe de los coches.

Al llegar donde estaba su esposa, Miguel abrazo a su esposa y le dio un beso en la frente mientras la pegaba a su pecho, le dijo que todo estaría bien, que él estaba con ella, ella se dejó acurrucar en su pecho sintiéndose segura al ya no sentirse sola ante esa situación, después de verificar lo que les dijo el perito y ver que necesitaban hacer, llevo a su esposa a casa, ya no la dejo conducir, pidieron llevaran el coche al taller donde sería arreglado por lo que pidieron una grúa y se fueron en el coche de Miguel, al llegar a casa le ayudo a bajar y de la mano la llevo a su recamara a descansar, le sugirió darse un baño en lo que le hacía un té para que se relajará. Ese día durmió abrazada a su esposo, tenía tiempo que no dormían así.

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