MI DULCE TORMENTO
ERICK
Estoy cansado y de mal humor, llevo toda la mañana, visitando a todos los propietarios de la plaza que demolere, para crear un nuevo centro y moderno centro comercial. Algunos ya aceptaron el trato, otros están en proceso. Pero mi dolor de cabeza, es un taller mecánico que está justo en medio de la cuadra. Es viejo y anticuado. El dueño, un tal Sam, se ha negado a verme en toda la semana. Nunca lo encuentran mis abogados o simplemente, se niega a salir.
Mi gente, está intentando convencerle, por cualquier medio, pero no es nada sencillo, si no conoces a quien tienes que convencer.
Entró molesto a un gimnasio, el dueño de este, ya ha aceptado vender y rentar un lugar, que será mucho más vistoso y moderno.
Lo busco con la mirada, ya he hablado con el, en otras ocasiones, al pasear la mirada por el lugar, mi mirada se queda clavada en una chica de cuerpo increíble, está golpeando con mucha fuerza un saco de box, al parecer está muy enojada con alguien. Nunca vi a una mujer y menos una como ella, golpear de esa manera. Tiene curvas en las zonas adecuadas, su cabello largo y castaño, está sujeto en dos trenzas a los lados de su cabeza. El traje deportivo que trae, me permite admirar su hermosa figura. Sigo viéndola como hipnotizado, hasta que veo que el dueño del lugar, un hombre grande y fornido, se acerca a ella tendiendole una toalla. Ella voltea y se la arrebata, se da media vuelta dejándolo ahí parado, intentando detenerla. Pasa a mi lado y no pude dejar de notar sus hermosos ojos verdes y esa linda cara aniñada, ve muy joven, aunque yo también lo soy. Ni siquiera noto mi presencia, y eso es algo raro.
Tan solo tengo 20 años y soy un niño prodigio. Demasiado inteligente, es lo que dice mi madre. Llevo el negocio familiar desde que mi padre falleció y debo decir que si antes era una gran negocio, ahora es lo doble de bueno.
Dejo de pensar en esa chiquilla malhumorada y me concentro en los negocios.
Entramos a su oficina y me hablamos al rededor de 1 hora, salgo de ahí y voy a comer algo. Pasa otra media hora y me levanto pensando que tal vez, si voy yo personalmente a buscar al tal Sam, el no tendrá otra alternativa que recibirme y escuchar mi propuesta. Solo el nos está deteniendo.
La comida era algo pasable, tengo un gusto bastante exigente. Lo cual aplica para todo, incluyendo las mujeres.
Llegó con mi mejor sonrisa al taller y me recibe un joven.
- Buenas tardes, señor. ¿Tiene algún problema con su coche?-
- Buenas tardes, no, soy Erick Covarrubias. El dueño de está plaza y quiero hablar con Sam. Tengo una propuesta que no puede dejar escapar.-
Se me acerca un hombre mayor, que me ve con recelo.
- Señor Sam. Un placer conocerlo al fin. ¿Sabe usted que todos en está plaza están vendiendo y buscando un lugar en la nueva plaza que vamos a construir justo aquí.-
Lo sé, hablo como un comercial de televisión, pero no puedo dejarles ver qué me molesta y mucho que no quieran recibirme.
- Sam está en la oficina.- Dice sin mucho interés.- A ver si puede hacer que lo escuché.-
Se fue riendo y el muchacho también. Me quedé perplejo pero bueno, era un avance.
Camine con cuidado, había muchas manchas de aceite y no quería que mis zapatos italianos, se arruinaran.
Cuando llegue a la puerta y toque, Sam estaba de espaldas, llevaba un overol azul marino y una gorra en la cabeza. Estaba revisando unos papeles. Era algo extraño, por qué parecía un niño, era bajo de estatura y muy delgado. No hice mucho caso y volví a tocar, por qué al parecer me estaba ignorando.
Suspiro pesadamente, con impaciencia y se dio la vuelta.
- ¡¿Que ?!-
Me quedé en shock, era la linda niña malhumorada. Me le quede viendo, estúpidamente.
- Va a decir algo, o seguirá con la boca abierta.-
- Yo... yo, soy Erick y... Tengo dinero.-
- Y eso es importante para mí, ¿por qué?-
No podía articular palabras coherentes. Suspiré y me concentre. Tenía que decir algo con sentido, no podía hacer más el ridículo.
Me acerque con la mano estirada y me presenté.
- Disculpa. Soy Erick Covarrubias. Soy el dueño de está plaza y tengo una propuesta muy buena para tu negocio.-
- Vaya, puede hablar. Soy Samantha Durán. Se quien es usted, es un junior que quiere "modernizar"- Dijo haciendo señas con las manos.- Y no me interesa su propuesta.-
Se dio la vuelta y pronto tuve al muchacho y al otro sujeto a cada lado de mi.
- Sam ha hablado, tiene que irse.-
Me escoltaron a la puerta y yo no pude hacer nada. Cuando me di cuenta, estaba en la banqueta casi sin saber que demonios había pasado ahí.
Todo estaba de cabeza. Pensé mientras me dirigía a mi coche. ¿Cuando se ha visto que una mujer tenga un taller mecánico?
No siquiera me dejó hablar. Estaba tan frustrado que tenía que hacer algo para desfogarme. Así que regrese al gimnasio, y rente la piscina durante una hora, solo para mí. No me gustaba compartir mi tiempo con nadie.
Nadé hasta que mis brazos se quedaron sin fuerza. Estaba cansado, pero aún estaba molesto por la actitud de esa niña grosera.
Más aún me molestaba el ridículo que hice al quedar sorprendido al saber quién era Sam.
Cuando salí, ya era bastante tarde y la realidad era que no era un barrio muy seguro. Apenas iba a abrir mi auto, un deportivo de lujo, negro, que ha decir verdad, en estos precisos momentos, lo veía bastante llamativo. Unos tipos salieron no se de dónde y me pidieron todo lo de valor que llevaba.
Como un buen chico prodigio, fui víctima de bullyng, así que tuve que tomar clases de defensa personal. Apenas estaba contando cuántos tipos eran y si había otros más escondidos cuando una Harley llegó de repente, se bajó una chica pequeña con un casco rosa y empezó a dar patadas y puñetazos a todos lados. Era tan pequeña como ágil.
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Comments
Maris Benitez
Jajaja jajaja 😂😂🤣🤣🤣 jajajaja queda anonadado con Samantha UPS 🤭🤭🤭 y ahora lo está ayudando a que no lo roben
2024-05-20
1
Misdalia Canchila Ortega
Jejejeje 🤗😚❤️
2023-08-23
0
Chuina Mtz
interesante la historia vamos por más capítulos intenso con el protagonista
2023-08-04
1