...~ꕥ~...
Ya no puedo más, siento que mis fuerzas se vuelven nulas. He corrido tanto que siento como mis pulmones piden a gritos que pare, los ignoro porque sé que si él me atrapa todo será peor.
No quiero que vuelva a tocarme, es horrible, no entiendo la razón de hacerme tal cosa. Ni siquiera traigo un vestido o algo que haya provocado que llamara su atención y eso lo hace aún más repulsivo.
El miedo que estaba conteniendo explota cuando me doy cuenta de que estoy atrapada, de repente me encuentro en un callejón y mi temor se vuelve palpable. Me paralizó hasta que siento como me abraza por detrás, me pega a él y yo soy incapaz de reaccionar.
—Dije que te haría mía y lo cumpliré —susurra con una voz tétrica que hace que mis nervios se eleven.
Y arranca mi blusa.
Despierto de golpe, con el corazón tan acelerado que puedo sentir como quiere escapar de mi pecho.
«Solo fue una pesadilla, la peor de todas».
Estoy tan alterada y asustada que apenas presto atención, no estoy en mi habitación es evidente por las paredes blancas y vacías, el olor a alcohol con desinfectante se mete en mi nariz.
Un hospital.
Estoy en el hospital, ahora entiendo que no ha sido una pesadilla. Es un recuerdo.
Alguien intento abusar de mí, solo que en esta realidad si escape aunque el precio ha sido terminar aquí.
Cuando intento moverme el dolor recorre cada fibra de mi ser, todo duele.
Busco el botón para pedir ayuda, Dios cuanto detesto pedir ayuda y entonces me percató de que mi mamá está en la habitación solo que duerme en el sofá que está a lado de mi camilla.
—Mamá. —La llamo con dificultad, tengo seca la garganta y el dolor no ayuda a que vocalice de una manera decente.
Sin embargo, es suficiente para que ella me escuche. Mi mamá y su oído super desarrollado, ahora lo agradezco. Lo suelo detestar porque de no ser por esa habilidad varias de las travesuras con mi hermano no hubieran sido descubiertas.
—Cariño —dice y se levanta de golpe, cuando me ve despierta parece que sus ojos comienzan a humedecerse.
—¿Qué haces aquí? —pregunto con incredulidad.
Sé que es algo obvio, pero mamá es diseñadora de modas y se supone que estaba en París coordinando la pasarela de su nueva línea de ropa, no esperaba verla aquí.
No quiero ser la causante de arruinar su trabajo.
Ella frunce el ceño.
—Eres mi hija, tengo que estar aquí —dice y su tono muestra lo ofendida que está.
Genial, no la he visto en dos semanas y ahora estoy arruinando nuestro primer encuentro con mis dudas.
—Lo sé, pero la pasarela. Es la más importante de tu carrera y ...
—Nada es más importante que tú, Lucia. Además confío en Brandon, yo no me iba a quedar en París sabiendo que tú estabas en el hospital. —Su voz quebrada muestra cuan afectada está.
—Estoy bien. —Intento tranquilizarla aunque es evidente que mi estado es fatal, sé que si me veo en un espejo lo único que me encontraré es a una chica con la cara hinchada y cortes.
—Créeme cuando te digo que la peor imagen que he tenido de ti es llegar y verte en esa camilla con el rostro lleno de heridas, tuve miedo cuando vi como los días pasaban y tú no despertabas.
«¿Días?» De acuerdo no negaré que esa revelación hace que el dolor que siento en la cabeza se incremente.
—¿Por qué cruzaste? —El dolor que emana de su pregunta junto con el de su rostro cansado me advierte algo.
—No quería suicidarme si es lo que piensas —me apresuró a decir.
—Entonces por qué lo hiciste. Yo pensé, todos lo hicieron.
—Pues no es así —respondo y ahora la que habla con pesar soy yo.
Es cierto que paso mucho tiempo sola y que no suelo salir como la mayoría de las chicas de mi edad, pero eso no significa que considere la muerte como una opción. Me ofende demasiado.
—Es que, te hemos dejado mucho tiempo sola y yo... Solo dime la razón por la que cruzaste.
—Porque alguien quería abusar de mí, no tenia opción era cruzar o esperar que ese tipo me atrapará.
Mi razón la hace sentir peor y puedo verlo con claridad en su rostro porque mi madre es así de transparente.
Cuando el médico entra nuestra charla se ve interrumpida, me hace unas preguntas de rutina y una revisión. Afortunadamente solo fue algo superficial, el dolor es porque tengo fracturas en las costillas y en la cabeza porque tuve una contusión. Pero una enfermera traerá el medicamento y volveré a sentirme mejor.
Después de todos los procesos médicos, mi mamá y yo nos quedamos solas otra vez. No quiero retomar esa charla pendiente, por lo que pido que los efectos del sedante hagan con rapidez su efecto.
—Descansa, cariño. Sé que debes estar cansada, yo siento dejarte mucho tiempo sola, también por suponer que quisiste suicidarte. —Su ceño se frunce y toma mi mano—, debo admitir que no te conozco de lo contrario sabría que nunca serías capaz de algo así.
—Bueno en ese caso yo también lo siento, porque yo tampoco te conozco como para no dudar que estarías a pesar de lo importante que es tu trabajo.
Ella ríe.
—Cielo, yo vendría incluso si tuvieras una gripe.
Ahora nos reímos ambas porque es cierto, recuerdo cuando mi hermano y yo éramos pequeños, y enfermabamos se quedaba toda la noche hasta que nos sentíamos mejor.
¿Cómo pude dudar de su amor?
Siento como nuestra relación cobra un sentido diferente, nunca fue mala, pero tampoco es de esas en la que la considerará como a una amiga.
Así como la que Sarah tiene con su madre, sin embargo este pequeño momento que parece insignificante se vuelve realmente crucial.
—Necesitamos conocernos —digo y ella asiente.
—Ya verás que cuando salgas de aquí así será.
Besa mi frente y me pide que descanse, aunque quiero seguir conversando con ella el sueño me vence y duermo profundamente.
...•...
Al despertar me encuentro con mamá leyendo un libro, su aspecto ha mejorado mucho. Vuelve a ser esa mujer que le gusta verse espectacular, su edad no es impedimento para verse divina.
—Ya despertaste —dice cuando me ve. Se acerca sonríe—. ¿Tienes hambre?
Asiento.
—Bien, ahora pediré que te traigan algo de comer.
De repente su ceño se frunce y noto que mira la mesita que está a lado.
—¿Qué pasa?
—¿Quién ha traído eso? —pregunta y veo que hay un pequeño sobre color negro.
Confundida leo la pequeña nota y un sudor frío me recorre, cada palabra se clava en mi mente como un puñal.
Es aterrador.
No es agradable ser rechazado por la persona que amas, sin embargo, te perdono.
Debes saber que no me daré vencido, serás mía como yo soy tuyo.
—Lucia, cariño ¿qué pasa? —Escucho tan lejana la voz de mamá que si no es porque comienza a sacudirme puedo jurar que me hundo en el trance.
—Mamá ¿quién hizo esto?, ¿por qué? —Mis nervios me traicionan y la voz se me quiebra, por qué alguien se aferra a hacerme daño.
Mi madre termina tan horrorizada como yo cuando lee la nota y sale corriendo de la habitación, me dejó caer en la cama y me esfuerzo por pensar que solo es una broma de mal gusto.
Sí, solo es una broma. No pasa nada, yo puedo cuidarme sola y no hay motivos para sentir miedo.
Porque el miedo te paraliza y eso no lo puedo permitir seré vulnerable si es que existe una persona que me quiere lastimar.
Salgo de mi estado ensimismado cuando papá entra hecho una furia, ni siquiera sabía que él también está aquí. Al igual que mi madre se encontraba en un viaje de negocios.
—Ese maldito, lo encontraré y le haré pagar —dice entre dientes mientras camina de un lado.
—No entiendo en qué momento entro —se pregunta mi madre.
—Debió ser cuando fuiste a ducharte o yo qué sé, no me importa. De que sirve pagar miles de dólares en este maldito hospital si no pueden proteger a mi hija.
Por primera vez me mira y le sonrió, se acerca para abrazarme con delicadeza.
—Hola, papá —lo saludo.
—Siento tanto que después de un largo tiempo me veas de esa manera, princesa —Se disculpa y besa mi coronilla para después sostener mis mejillas entre sus manos—. Escúchame, nadie te hará daño otra vez. No lo permitiré.
—Lo sé.
Creo en su palabra, puede que él esté algo alejado de nosotros. Pero eso deja de importar porque siempre nos ha mantenido seguros, por lo que también el miedo no tiene la fuerza necesaria para hundirme en una habitación.
—Tendrás un guardaespaldas —afirma.
«¿QUÉ?»
—Eso jamás, no lo necesito. Yo siempre he estado sola, no entiendo.
Su ceño se frunce y me reprende con una sola mirada, sé que se aproxima una pelea. Pero no puedo aceptarlo, sería depender de alguien y no dependo de nadie. Mucho menos mi seguridad.
—No voy a discutir contigo por una decisión que ya tomé.
—Eso es injusto —me quejo.
—Lucia, hija es por tu bien. No sabemos la intención de ese tipo —coincide mi madre y me siento como una idiota.
Cómo una niña pequeña que no puede cuidarse sola a sus diecinueve años.
—Lo trataré mal para que renuncie —amenazo.
—Estoy cansado de esa actitud Luciana.
—No me llames Luciana, solo me dices así cuando estás enojado.
—Pues los estoy ahora, estoy cansado de que seas tan autosuficiente. Me molesta porque si hubieras aceptado el maldito auto que te compramos no estarías en esa situación.
Pensar que mi padre lo había olvidado era estúpido, en mi cumpleaños número diecinueve me regalaron un automóvil que me negué a tomar porque yo quería comprarme uno con mis ahorros del trabajo que tengo como mesera en una cafetería.
—Se acabó, Luciana. No más trabajo, no más ahorros para comprar tu auto, nada. Tendrás un guardaespaldas y punto.
Respiró profundamente para evitar soltarme a llorar de coraje, odio al maldito bromista. Sí porque quiero creer es una broma, lo odiaba con el alma por arruinar mi vida.
Pero sobre todo odiaré aún más al tipo que sea mi guardaespaldas, pobre de él. No sabe lo que le espera, se arrepentirá de haber aceptado trabajar para mí.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 51 Episodes
Comments
Maris Benitez
No acepta guardaespalda , que la cuidén y culpa de eso casi la violan
2024-03-09
1
Liliana Barros
Esta prota es bien estúpida
2023-12-07
1
Jess
me va gustando la historia
2023-04-27
0