Capítulo 20

Esperando su respuesta, los dos pequeños ojos brillantes aguardaban. Eloísa sabía que en realidad Hope quería preguntaría acerca de Peter, su padre, pero tenía miedo de herir los sentimientos de ella.

"Sí, es él. Puedes llamarlo papá", le dijo Eloísa a su hija, demostrando así su humildad al ver la mirada llena de esperanza de su hija.

"¡¿En serio?!", Hope parecía tan feliz que su rostro se volvía más adorable.

"Sí", dijo Eloísa asintiendo.

Llena de emoción y alegría, Hope gritó y empezó a aplaudir.

"¡Qué genial, ahora puedo ser recogida después de la escuela como mis amigas!", dijo, lo que hizo que Eloísa lo doliera aun más el corazón.

Resultaba que Hope necesitaba la figura de Peter, pero nunca había pedido ni preguntado nada hasta ahora, por lo que se había hecho a la idea de que ella estaría bien.

Cansada, miró a Peter y le pidió que se acercara a Hope, con gran corazón le dio tiempo para que ambos estuvieran juntos. Mientras tanto, Eloísa salió de la habitación para calmarse.

Antes de que Peter se acercara a la cama de Hope, Alex fue a su encuentro y le susurró ruidosamente unas palabras en su oído.

"Tómalo con calma, no la agobies", dijo siendo ignorado por Peter.

Por otro lado, cuando la mano de Eloísa estaba a punto de alcanzar la manija de la puerta, la voz de su hija la detuvo.

"¿A dónde vas, mamá?".

“Mamá fue llamada por el médico amor, pero mamá volverá, ¿sí?”, respondió Eloísa para que Hope no llorara.

No miró a su hija, si hubiera visto una sola lágrima después de haberla detenido todo este tiempo, sus mejillas se hubieran mojado y Eloísa no quería que pareciera débil ante los demás, incluyendo ante los pequeños ojos de su hija. Ya que, en realidad, una gran madre es un ejemplo a seguir para su hijo.

Aunque ella se creía débil, en realidad el contener sus lágrimas era uno de los actos que más le requerían fuerza; sin embargo, necesitaba que su alma se curara y solo podía hacerlo llorando.

Si bien sabía que tarde o temprano su hija anhelaría el amor de un padre, en realidad no estaba celosa de Peter, solo sentía que había fallado como madre al no poder darle toda la felicidad a su hija.

Detuvo sus pasos cuando llegó al techo del hospital. Miró el cielo oscuro de la noche, cruzó los brazos sobre su pecho y dejó que sus lágrimas salieran libres sin tener que contenerlas.

“Eloísa” llamó Luna, Eloísa no se había dado cuenta de que Luna la estaba siguiendo al estar sumida en sus pensamientos.

“¿Estás bien?”.

Luna sabía cuál era la situación de la mujer frente a ella. ¡No estaba bien! Pero ella tenía que preguntar, para no ofender a su amiga.

“Como puedes ver, no estoy bien”, respondió Eloísa. Se secó las mejillas con ambas manos y luego sonrió a Luna.

“¿Entonces por qué luchas sola?”, preguntó Luna nuevamente.

Las comisuras de los labios de Eloísa se elevaron aun más antes de pensar en una respuesta para su querida amiga.

“Cinco años no es un tiempo corto, muchas cosas han pasado en los últimos años, ya sean buenas o malas. He vivido todas esas cosas de manera diferente, y nuestros lugares también son diferentes. Tú estás aquí y yo estoy lejos, sin nadie a quien pueda recurrir para apoyarme. Si la sensación de opresión llena mi pecho, necesito un lugar como este para esperar que la sensación de opresión disminuya", dijo al borde del llanto.

Eloísa tuvo que detenerse y respirar profundamente, antes de poder continuar desahogando su dolor con Luna.

"Esta es mi manera positiva de autosugestionarme", continúa Eloísa.

"¡Gracias a Dios! Pensé que ibas a hacer algo peligroso", sus palabras provocaron que Eloísa riera.

"¿Te refieres a suicidarme?¿Soy tan débil?".

"No".

"¿Entonces?".

"Solo tengo miedo de perderte de nuevo", respondió Luna.

"Estás exagerando, vete primero y te alcanzaré", Pidió Eloísa, necesitaba estar sola, a lo que solo Luna asintió.

"No te tardes demasiado, Hope estará buscándote".

"Sí, lo sé, es una niña parlanchina".

Quince minutos después, Eloísa se dispuso a regresar a la habitación de su hija. En el camino se terminó topando con Peter, el cual estaba recién saliendo de la habitación.

"Por favor, entra, tengo que contestar el teléfono", dijo Peter mientras le mostraba su pantalla.

"¡Espera!", detuvo a Peter cuando intentaba alejarse. "No te emociones, solo dije eso por Hope y no quiero que parezca mal en los ojos de mi hijo en un futuro", continuó Eloísa con una mirada penetrante.

"¡Ya, ya, ya! Cualquiera que sea tu excusa, estoy muy agradecido, cariño. Realmente es el día más feliz para mí después de que nos separamos", respondió Peter.

Eloísa, quien seguía en un actitud reservada y egoísta, ignoró sus palabras y continuó caminando sin siquiera mirar hacia atrás para ver la cara de Peter.

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A las cinco de la mañana Eloísa se despertó. Desde que tenía a Hope en su vida, ella se había acostumbrado a levantarse temprano. Eloísa arregló el sofá en el que durmió antes de ir al baño para limpiarse. Después de terminar su ritual matutino, la joven madre revisó la temperatura de Hope, viendo que su hija todavía estaba profundamente dormida y que su fiebre había bajado.

"¡Mami!", llamó Emily.

Eloísa no sabía desde cuándo la hija de su amiga había despertado.

"Hola, cariño, ¿Ya te has despertado?", dijo Eloísa mientras se acercaba a Emily.

La pequeña al ver a Eloísa alzó sus manitas para que la mujer la cargara.

"Eloísa, deja que yo me ocupe de Emily. Debes ver a tu hija", dijo Luna, quien ya se había levantado.

"¿Ya te levantaste?" Preguntó Eloísa.

"Tú que solo tienes un hijo puedes levantarte temprano, aun más yo que tengo tres hijos", explicó Luna, haciendo reír a Eloísa.

"¿No es tu marido rico? ¿Por qué tienes que hacer todo eso? Podrías contratar a una niñera".

"No quiero que mis hijos estén más cerca de otra persona que de mí", respondió Luna honestamente. "Mira, Hope ya se despertó", dijo Luna, dando una señal con sus ojos.

Al escuchar las palabras de su amiga, Eloísa se dio la vuelta y se acercó a su hija.

"¡Hola, cariño! ¿Has dormido bien?", preguntó Eloísa mientras Hope asentía con la cabeza. La niña miró el rostro de Peter y se frotó los ojos.

"¿Por qué lo miras así?", preguntó Eloísa de nuevo.

Hope solo negó con la cabeza, mientras que Luna, la cual había estado viendo la interacción entre madre e hija, se rio viendo el comportamiento de la niña.

"¿Puedo ir a dar un paseo?", esta vez, fue Hope quien preguntó.

"¡Por supuesto que sí! Si el médico permite que Hope vaya a casa."

"¿Cuándo será eso, mami?"

"Esperaremos a que Hope se recupere."

"¿Por qué no ahora, mami?", la niña pequeña intentó negociar con Eloísa.

"¿Estás segura de que quieres ir así?", señaló el suero conectado a Hope. Al final, su hija se terminó rindiendo. "Es hora de que te limpies antes de que llegue tu desayuno, cariño". Continuó Eloísa.

La mujer detuvo el goteo del suero antes de levantar a Hope con cuidado para no despertar a Peter, el cual todavía estaba dormido.

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¡Continuará!

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