Capítulo 6

Cuando la llamada terminó, Peter se frotó la cara con ambas manos de manera brusca. Se notaba claramente en su rostro el cansancio y la falta de sueño.

Observó con la mirada fija el ardiente sol que brillaba ahí afuera a través de la ventana que se encontraba a la misma altura que la puerta.

De repente, su mente se llenó de los hermosos recuerdos con Eloísa. Tal vez para otras personas, esos no eran momentos maravillosos, ya que en sus encuentros no hubo nada dulce que pudiera hacer que alguien desarrollara diabetes de lo dulce que era, pero si los recordaba, podía hacer que cualquiera que los recordara se mantuviera jovial para siempre.

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Algunos años antes.

En la cafetería de una de las universidades más importantes de la ciudad de Jacksonville, estaban cinco jóvenes sentados, disfrutando de sus bebidas mientras planeaban continuar sus estudios en otra ciudad, específicamente en la Universidad de Oxford. Siendo que el próximo mes se graduarían de la Licenciatura. Los cinco jóvenes no eran otros que Peter, Oliver, Lucas, William y Alex.

Para el heredero de una empresa prominente, la Licenciatura por sí sola no era suficiente para liderar una gran empresa que había sido gestionada por sus padres. Además de una experiencia adecuada, también era esencial tener conocimientos amplios para ocupar su puesto, ya que la competencia en los negocios era cada vez más difícil y había muchos otros empresarios allá afuera que ya habían innovado en sus empresas.

Mientras Peter estaba hablando con sus amigos, de repente unas manos rodearon sus hombros seguidas de una dulce y tierna voz de una mujer que estaba de pie justo detrás de la silla en la que estaba sentado.

"Cariño, ¿Puedes prestarme algo de dinero? Mi amiga y yo queremos comer en el puesto de comida delante del campus", sin preguntar dos veces, Peter sacó una de sus tarjetas para la mujer.

Así era Peter, él no dudaba en gastar su dinero en su novia o en cualquier mujer que quiera mimar a su hermana.

"Cariño, ¿Cómo vamos a pagar con esto si queremos comer delante del campus?", dijo la mujer con los labios fruncidos y un poco golpeando sus pies como un niño pequeño que se enfadaba porque no se cumplía su deseo.

"No tengo cambio en mi billetera", respondió Peter rascándose la sien.

"Bueno, entonces acompáñame a sacar dinero en el cajero automático cerca de nuestro campus", dijo la mujer mientras tomaba la muñeca de Peter, obligando al hombre a seguirla.

Mientras tanto, sus cuatro amigos solo podían sacudir sus cabezas.

Cuando llegaron al cajero automático, entraron y Peter sacó dinero para la mujer. Cuando terminó de sacar varias hojas de efectivo, Peter se lo entregó a la mujer y besó sus labios, lo que comenzó como un beso se convirtió en un beso apasionado tan abrumador que se olvidaron de dónde estaban.

Un toque desde fuera los hizo despertar. La mujer arregló su apariencia rápidamente mientras Peter salió de allí adentro. Con una expresión enojada por haber sido interrumpido en su placer.

Al abrir la puerta transparente, inmediatamente recibió críticas del individuo que interrumpió su placer.

"¿No tienes vergüenza? Si quieres tener sexo, no lo hagas aquí", dijo a Peter con desprecio.

"¿Me estás diciendo sin vergüenza?", preguntó Peter mientras se señalaba a sí mismo.

"¡Sí, a ti!", le respondió a Peter con una sonrisa falsa.

"¡Oh! ¿Qué pasa? ¿Quieres tener sexo también?", Peter deliberadamente provocó a la chica, incluso ignorando la presencia de la mujer que estaba con él.

"¿Contigo? ¡Jamás!", una de las cejas de la mujer se levantó, estaba mirando a Peter como si fuera su enemigo.

"Eloísa Smith", Peter dijo en voz baja el nombre en la etiqueta del uniforme gris y blanco de Eloísa, ignorando el claro enojo de esta. "¿Quieres saber cómo se siente ser una mujer?"

"¡Vete al diablo!", Eloísa cortó de inmediato la conversación con Peter mientras se tocaba la cabeza y se agachaba para golpear el suelo. "¡¿No tienes vergüenza?! ¿Es apropiado hablarle así a una mujer?", continuó, lo que hizo que Peter mirara a Eloísa de arriba abajo y viceversa.

"¿Qué parte es la que mujer?", la mirada de Peter se detuvo en el pecho de Eloísa.

"¡Pervertido!", gritó Eloísa mientras abofeteaba la mejilla de Peter sin ningún temor, el cual estaba desprevenido, para terminar sorprendiéndose por la actitud del camarera con uniforme blanco y gris. "¡Te lo mereces por ser tan desvergonzado! " Eloísa empujó el cuerpo de Peter y luego se alejó de él.

Eloísa entró corriendo y sacó el dinero de la beca, luego salió y se encontró con que Peter y la mujer seguían esperándola. Eloísa salió caminando con confianza y cuando estuvo cerca de Peter le pisó el pie.

Aquello hizo que Peter inmediatamente gritara de dolor

"¡Lo lamento!", después de eso Eloísa hizo un gesto con el dedo medio de su mano antes de irse.

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El sonido de celular sonar indicaba una llamada entrante, por lo que de inmediato hizo que dejará de pensar en aquellos buenos recuerdos. Peter miró el celular para darse cuenta de que era su madre quien lo estaba llamando.

No queriendo crear una nueva discusión entre ellos, Peter respondió a la llamada de su madre.

"¡La operación ha ido bien, tu mujer y tu hija te esperan ahora!", después de decir eso, sin esperar la respuesta de su hijo, la mujer había terminado su llamada.

Peter volvió a dejar el teléfono sobre la mesa y miró el reloj que llevaba en la muñeca.

"¡Maldita sea! ¡¿Por qué siempre soy despistado con el tiempo?! Incluso soy así cuando no está ella a mi lado", Peter maldijo mientras pasaba casi dos horas perdido en sus recuerdos con Eloísa.

¿Cómo puede seguir adelante si su corazón y su mente seguían en el mismo lugar? Todo se sentía tan complicado para él en este momento.

Mientras Peter estaba preocupado por Eloísa, un mensaje de texto interrumpió sus pensamientos. Peter lo cogió y leyó el mensaje.

Madre

¿Qué nombre le vas a dar a tu hija?

Peter

Eloísa Collins. 

Madre

¡No estoy de acuerdo!

Peter

¡Ese será su nombre! Si no estás de acuerdo, no esperes que ella use el apellido Collins porque no la voy a reconocer como mi hija.

Después de escribir eso, Peter apagó su teléfono.

Mientras tanto, en otro lugar, Eloísa estaba revisando el estado de su embarazo. El médico que estaba a cargo de examinar su estado, le explicó que la posición del niño era buena, que su ritmo cardíaco era normal y que todo estaba bien sin problemas. Eloísa estaba muy contenta de que su hijo estuviera bien dentro de ella.

Después de revisarse, Eloísa fue al minimercado para comprar alimentos, ya que su suministro de alimentos había disminuido y, en su estado actual, no sería posible que ella siguiera saliendo de casa con el aire en Manhattan tan frío, siendo ya mediados de mes.

Después de comprar, Eloísa regresó rápidamente a su apartamento. Su creciente embarazo hacía que se sintiera cansada con facilidad.

Cuando llegó a su apartamento, la futura madre organizó sus compras antes de estirar su cuerpo.

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¡Continuará!

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