Capítulo 17

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Natasha les mostró a los que estaban en la oficina del Director Ejecutivo un anillo de diamantes rosa con un corte de pera valorado en 35 mil millones. En su corazón, Natasha se rió al ver la reacción de Kania. Deliberadamente, se puso el anillo en uno de sus dedos anulares.

"¿Wow, puede quedar así?" La mirada de Natasha se dirigió a Kania, que todavía estaba boquiabierta. Los ojos de Kania siguieron a Natasha dondequiera que movía la mano.

"Tasha, no olvides agradecer al Joven Maestro", dijo Adipura, que parecía muy satisfecho con el regalo que recibió Natasha.

"Por supuesto. Gracias, Joven Maestro", dijo Natasha, que esta vez parecía amable.

"De nada, Nona", respondió Arjuna con indiferencia.

"Joven Maestro, ¿podría haber un regalo para mí también?", preguntó Kania, incapaz de evitar preguntar.

"Lo siento, Nona. Esta es nuestra primera reunión. Tal vez la próxima vez", respondió.

"Está bien, no importa. Espero que la próxima vez que nos veamos me des uno igual", dijo Kania, con el rabillo del ojo apuntando al dedo de Natasha.

"Kania", Joshua reprendió a Kania con un gesto y la hizo fruncir el ceño.

"Joven Maestro, Kania y yo tenemos que volver a nuestra oficina. Tenemos mucho trabajo que hacer. Encantado de conocerle", dijo Joshua mientras le tendía la mano.

"Por favor", respondió Arjuna, estrechando la mano de Joshua.

Joshua bajó la mano con disgusto. Apretó sus propios dedos y salió de la habitación con la mano cerrada en un puño.

A diferencia de Joshua, Arjuna aceptó la mano extendida de Kania. Por supuesto, esto hizo que Kania se alegrara mucho y sonriera con orgullo.

Kania miró a Natasha, y viceversa. Sus miradas parecían insinuar una guerra fría por ganarse el corazón de un joven maestro Al-Fatih.

Pero fue sólo un momento. Porque después de que Kania cerrara la puerta de la habitación, Natasha se quitó el anillo que le había regalado el Joven Maestro.

"Aquí tienes, te lo devuelvo. Gracias. Pero lo siento, no puedo aceptarlo", dijo Natasha mientras deslizaba la caja del anillo sobre la mesa.

"Tasha, ¿qué estás haciendo? ¿Te enseñé a comportarte así?", preguntó Adipura, que empezaba a parecer emocionado.

"Papá, él ya me hizo un regalo y lo acepté. ¿Pero otro regalo más? No puedo aceptar regalos de otro hombre continuamente sin el permiso de mi marido. ¿Qué se supone que debo decir si Arjuna pregunta después? Este anillo también es demasiado caro, no quiero que en el futuro espere algo a cambio de mí", dijo Natasha mientras miraba al Joven Maestro.

"Si pregunta, dile a tu inútil marido que entre en razón y se divorcie de ti lo antes posible. Esto es ridículo, Tasha. Prefieres llevar ese anillo que el que te regaló el Joven Maestro", dijo Adipura con desprecio, mirando el anillo que llevaba Natasha.

El anillo de la madre de Arjuna parecía clásico, hasta el punto de que sólo la gente con buen ojo se daba cuenta de que no era un anillo cualquiera.

"¿Qué tiene de malo? Aunque el anillo que llevo no sea comparable al que me ha regalado el Joven Maestro, juro que nunca me lo quitaré. Porque este anillo me lo regaló mi marido", dijo Natasha con expresión orgullosa, y salió de la habitación sin despedirse.

A Adipura le faltaban las palabras. Se sintió humillado por su propia hija, pero no podía reprender a Natasha delante del Joven Maestro.

Adipura se volvió hacia el Joven Maestro, que se rascaba la nuca mientras apartaba la mirada. Se acercó al Joven Maestro y cogió la caja del anillo de la mesa.

"Joven Maestro, no se preocupe. Me aseguraré de que Natasha acepte este anillo", dijo.

Arjuna le hizo un gesto a Sani para que cogiera el anillo de la mano de Adipura. Con expresión inexpresiva, Arjuna dijo: "Un regalo debe ser aceptado con alegría, no por la fuerza".

"Perdone a Natasha, Joven Maestro. Ella es así. Pero sepa que Natasha se divorciará pronto de ese lamentable hombre. He notado que usted se siente atraído por Natasha. Podría convertirla en su nuera si usted quisiera. ¿Qué le parece, Joven Maestro? Sólo tiene que tener un poco de paciencia", dijo Adipura intentando persuadirle.

"Natasha me atrae. Mmm, ¿así que su nuera? Vaya, Natasha no parece interesada en mí", dijo Arjuna sin expresión.

"Déjemelo a mí, Joven Maestro. Natasha es muy obediente, como su difunta madre. Así que no se preocupe".

Arjuna asintió lentamente con la cabeza. No sólo era arrogante y despreciaba a los demás, sino que esta vez también podía ver la codicia en los ojos de Adipura.

Arjuna se despidió y dejó Adipura Land con el corazón contento. En el coche, Sani y Rahul se miraron extrañados al ver a su joven maestro sonriendo para sí mismo mientras miraba la caja del anillo que tenía en la mano.

"Es una mujer increíble", murmuró Arjuna.

El día empezaba a declinar cuando Arjuna regresó a la residencia Adipura en su vieja motocicleta. El garaje, todavía vacío, indicaba que los ocupantes de la casa aún no habían regresado de sus actividades.

Arjuna caminó hacia su habitación con el corazón en un puño. Antes de volver, Ahmed le había informado de los resultados de la investigación provisional sobre la implicación de Joshua. No sólo eso, sino que también había recibido fotos de Irwan y Joshua almorzando juntos en un restaurante.

Arjuna se detuvo frente a la puerta de la habitación de Joshua. Miró fijamente la puerta y murmuró: "Esta vez no te dejaré". Y siguió caminando hacia su habitación.

Arjuna estaba decidido a limpiar el nombre de Natasha en la próxima junta de accionistas. Pensaría en la forma de reunir pruebas de la inocencia de Natasha.

Arjuna sacó la caja del anillo del bolsillo y la metió en el último cajón de la mesa de Natasha. Luego llamó a Rahul.

"¿Ya lo has hecho?".

"Sí, señor. Como usted ordenó", respondió Rahul.

"Bien, hazlo durante los próximos días. Yo me ocuparé del resto", dijo Arjuna.

"Sí, señor".

Arjuna colgó el teléfono. Entonces se sobresaltó al darse cuenta de que Natasha volvería pronto.

Unos instantes después...

"¡Arjuna!", se oyó gritar a Natasha llamando a su marido.

"Tasha, ¿hasta cuándo vas a seguir así? Divórciate de él y acepta la buena voluntad del Joven Maestro Al-Fatih. ¿Tan difícil es para ti?", preguntó Adipura con desprecio.

Natasha se detuvo y se volvió hacia su padre. Al ver a Arjuna acercarse apresuradamente, Natasha sonrió con suficiencia y dijo: "Si papá puede casarse con una mujer lamentable que sólo sabe derrochar dinero con sus dos inútiles hijos, ¿por qué yo no? ¿No es agradable ver sus estúpidas expresiones todos los días?".

Natasha se volvió hacia Inge, que se acercaba a Adipura con unas cuantas bolsas de la compra en la mano.

"¡Mira! Ni siquiera te ha esperado a que llegaras a casa. Qué asco", dijo Natasha con desprecio.

Natasha dejó atrás a Adipura, que fulminó a Inge con la mirada. Luego, el hombre de mediana edad miró inexpresivamente a Arjuna, que se dirigió a la cocina para prepararle un té a Natasha.

"¿Es que no puedes ser un poco útil como él?", preguntó Adipura a Inge, mirando a Arjuna.

"Por supuesto, cariño. Y-yo también te prepararé un té". Inge dejó las bolsas que llevaba y se dirigió a la cocina a toda prisa.

Por un instante, Adipura vio la imagen de Ayunda, que siempre le recibía cada vez que volvía del trabajo. La difunta madre de Natasha siempre se apresuraba a prepararle el té y la ropa de cambio.

Adipura suspiró para sí mismo. Esperar que Inge fuera como Ayunda era inútil. Nadie era tan bueno como Ayunda. Ni siquiera el carácter de Natasha era tan dulce como el de su madre.

"¡Arjuna, date prisa!". El agudo tono de Natasha sacó a Adipura de su ensimismamiento. De reojo, Adipura captó los apresurados pasos de Arjuna.

"Realmente repugnante", murmuró Adipura mientras dejaba escapar un fuerte suspiro.

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