Capítulo 3

Con pasos vacilantes, Manda, convertida en Sheila, intentó salir. Se notaba una marca amoratada en su muñeca. Esto se debía a que, antes de que ella entrara en el cuerpo de Sheila, la dueña del cuerpo estaba atada en un almacén.

Pero, desafortunadamente, un fragmento de vidrio usado por Sheila terminó cortando su propia muñeca. Incluso la cicatriz aún era visible y abierta en la mano derecha de Manda. Ahora Manda todavía estaba tratando de respirar aire fresco, pero de repente se detuvo al sentir algo extraño.

"¿Eh, puedo respirar bien?"

Manda pensó que moriría porque su asma había regresado y no podía respirar aire fresco.

"Vaya, esto no está bien. Todo aquí me parece extraño, de dónde salió este almacén. Que yo sepa, papá nunca ha tenido un almacén tan feo". Manda murmuró y logró salir del almacén.

"¡Auw!" Ella hizo una mueca de dolor cuando la herida en su mano accidentalmente golpeó el borde de la puerta.

"Dios mío, ¿cómo terminé con la mano herida?"

Una vez más, Manda se sorprendió, rápidamente rompió el borde de su camisa y ató el nudo de su herida para que la sangre dejara de salir.

"Ay, ¿qué me ha pasado? La ropa que llevo puesta ahora es diferente. Y no sé dónde estoy, es mejor que busque la casa más cercana aquí".

Cuando estaba a punto de salir del almacén, los recuerdos de la dueña del cuerpo se le mostraron a Manda. Sus ojos se abrieron después de ver a algunos extraños discutiendo con ella.

"¡Argh, quiénes son? ¡Por qué estoy así!" gritó un poco mareada.

De repente se escuchó el sonido de muchos pasos. Manda inmediatamente se puso de pie normalmente y buscó la fuente del sonido. Empezó a sentir palpitaciones de miedo, especialmente porque había mucha hierba que se arrastraba alta frente a ella. Los sonidos comenzaron a escucharse claramente.

"Es verdad, papá, Shei está en el almacén. ¡Realmente se suicidó!" dijo una joven acercándose.

"Papá no lo cree, ¡es imposible que Shei haga eso!" replicó un anciano que caminaba con su hija y su esposa. No se sabía cuál era el problema que los tres estaban discutiendo sobre Sheila.

Los ojos de Manda se abrieron al ver a tres extraños hablando entre sí. Manda entró en pánico y se asustó porque no sabía quiénes eran.

"¡Dios mío! ¡Vienen hacia aquí!" Manda inmediatamente se escondió debajo de un árbol de ciprés entre los arbustos. Esperaba que no la descubrieran. Estaba aterrorizada, especialmente porque sus rostros eran un poco feroces y feroces. Manda, convertida en Sheila, solo pudo cerrar los ojos.

"Dios, espero que no me encuentren". Pensó Manda con gran miedo.

La puerta del almacén fue abierta de par en par por el anciano. Los ojos de las dos mujeres que lo acompañaban parecían brillantes, pensando que Sheila había muerto como resultado de haber sido encerrada por ellos la noche anterior. Pero resultó que el almacén estaba vacío. Ambos se quedaron en silencio, especialmente el anciano.

"¡Mira, este almacén está vacío! Estoy seguro de que Sheila se fue ahora a la casa de su amiga. Ustedes dos no digan nada malo sobre ella, ¡especialmente tú, Delsi! Respeten un poco a su hermana, ¡especialmente que esta noche es su 20 cumpleaños! ¡Tienes que ser buena con ella!" El anciano señaló a su primera hija llamada Delsi Theresia.

"Pero papá, esta mañana vine aquí y vi a Shei tirada. Mira, papá, hay sangre allí". Delsi señaló una mancha de sangre en el suelo. El anciano, que no era otro que el padre de Sheila, se sorprendió mucho, había sangre en el suelo. Su padre comenzó a entrar en pánico.

"En ese caso, busquen por aquí, estoy seguro de que Shei debe estar aquí. Tenemos que llevarla al hospital".

Delsi y su madre se sobresaltaron, ambas comenzaron a molestarse porque pensaban que Sheila todavía estaba viva. Cuando el anciano quiso buscar a su segunda hija. Su oído izquierdo escuchó un pequeño sonido detrás de los arbustos. Delsi, que también escuchó, se acercó inmediatamente a los arbustos para ver qué había allí.