Capítulo 19

MALORY

Desperté confundida, en un lugar muy distinto en el cual me encontraba antes de caer en la oscuridad. Sentía el cuerpo entumecido y por alguna extraña razón no podía moverme, no sentía las piernas. Por más que trataba de levantarme, simplemente no podía. Lo primero que se me vino a la cabeza era que me habían disparado o algo así, pero al ver a la enfermera con un bebé en brazos todo empezó a cobrar sentido.

¿En qué momento había dado a luz, que yo no me di cuenta?.

Después de... después de ver el fantasma de mi hermano, que parecía ser tan real, me desmayé y no recuerdo absolutamente nada más. Su imagen, su rostro y su voz aún siguen en mi cabeza, pero es mejor no hablar de ello, no ahora que están tan felices con mi hija entre sus brazos. Si mi familia no lo ha mencionado, es porque solo fue parte de mi imaginación. Además de que llevaba días soñando con él y descansando muy poco. No quería preocupar a nadie, así que solo asumí que mis malestares se debían por el embarazo.

Me sorprendió muchísimo mi pequeña hija, no podía creer que se hubieran equivocado de sexo. Yo me esperaba un niño precioso e igual a mi esposo, pero la belleza de mi niña no tiene punto de comparación. Es sumamente hermosa, de tez blanca, con abundantes cabellos negros y un par de cachetes regordetes rosaditos. Sus ojitos aún no le veo un color descifrable. Me he enamorado de mi hija, hubiera dado todo por haberla visto nacer, pero lo más importante es que está sana y salva con nosotros.

El camino a una de la casas de seguridad fue en ambulancia, para no llamar la atención de las autoridades. En la calle y en el cielo había mucho revuelo. Aún no comprendo muchas cosas, tal vez se deba a la anestesia que me han dado y su efecto aún sigue en mí. No me siento en este mundo todavía.

—¿Qué fue lo que pasó en el bosque? ¿Alguien resultó herido? ¿Esa puta está muerta? — indague.

—Todos estamos perfectos, mi amor. Y Nikola no sé si aún siga viva — mi padre se encogió de hombros, desde que agarró a mi hija, no la ha soltado. Pero se me hace tan tierno verlo tan feliz y orgulloso de su nieta, como todo un macho alfa —. Ya tendremos noticias.

—Es que no me acuerdo de nada — reí estúpidamente —. Vi a André en el bosque... y después oscuridad.

Todos callaron, y fue donde mi risa nerviosa se esfumó.

—André no está muerto — por fin Gia habló. Su silencio me tenía inquieta —. Nos mintió — su voz se quebró.

—No nos mintió, mi amor.

—¿No lo hizo? — enarcó una ceja, dolida —. Sabes que yo misma le haré cantar absolutamente todo. Tu sabías, papá, y aún así preferiste vernos sufrir con su muerte.

—Asi no son las cosas...

—No peleen, la niña los está escuchando — interrumpió mi madre —. André en su momento nos dará una explicación. Lo importante y de no creer es que está con nosotros; está vivo. Mi hijo, su hermano está con vida. ¿No están felices?.

—Por supuesto que sí, mamá — Gia resopló, dándome una leve sonrisa.

Algo le sucede a mi hermana, ella no es de estar mucho tiempo en silencio y mucho menos perdida en sus pensamientos. Apenas si dejó un beso en la cabeza de la niña y la abrazó dándole la bienvenida al mundo. No es que sea tan dulzona, pero, creí que lloraría de emoción. En sus ojos solo veo miles de demonios opacar el brillo de ellos.

Rowan tomó mi mano y me sonrió. Siento un vacío en el estómago con cientos de mariposas que revoletean en el mismo. El llanto no lo puedo controlar, es que es imposible creer que André esté con vida. Pero a su vez siento mucho miedo, tengo miedo a lo que él llegue a hacer y que esta vez sí lo perdamos para siempre. El dolor se situó en la parte baja de mi vientre, y el doctor que vino con nosotros, me aplicó medicamento para poder descansar. Han sido muchas emociones en un solo día. Aun me siento impactada, quizás la razón aún no ha asimilado que mi hermano no está muerto. Porque, una cosa es que me digan que está con vida, y una muy diferente es el momento en que lo tenga en frente de mis ojos, y lo vea sonreírme y hablarme con esa maldad tan característica de él. No sé cuál sería mi reacción ante eso.

KENNETH

—¿Estás consciente de que has arruinado todo lo que has logrado y todo tu futuro, Kenneth? — seguí con la mirada fija en la ventana del avión de camino a Estados Unidos, incapaz de darle cara a los reclamos de mi padre —. No sé sí es lo más correcto, pero ya no podemos hacer nada ante lo ocurrido. Aunque... Tu tienes un futuro brillante, largo y valioso. Lo mejor es que dejes toda esta situación en mis manos, hijo.

—No, papá. Tu siempre me has dicho que debo hacerme cargo de mis errores. Y solo para aclarar, lo que hice no lo considero como un error — suspiré —. Ódiame, estás en todo tu derecho de hacerlo. Pero Nikola nos ha mentido por mucho tiempo, en especial a ti; tu qué la has querido como a una hija. Estoy seguro que su pensando era matarlos, después de todo sus intereses personales eran mucho más fuertes que el deber con la agencia. Ella es como ellos, igual de dañina para el mundo.

—Ya lo sé, hijo, y no sabes la rabia que siento conmigo mismo. Le brindé mi confianza a ojos cerrados...

—Sé que te duele, papá. Mira las cosas por otro lado; Rowan está con su esposa y su hijo; con su familia. Él merece una felicidad y nosotros no podemos ganarnos más él odio de quién lleva nuestra propia sangre. No soy capaz de arrebatar la felicidad de mi propio hermano.

—Él me odia, lo dejó bastante claro.

—Pero te salvó,. Él te ama.

—¿Lo haces por la chica? — después de varios minutos en silencio, volvió a hablar —. Te involucraste demasiado con ella, Kenneth.

Gia es mucho más de lo que mi mente quiere aceptar.

—No la puedo odiar, no puedo hacerle daño y eso que he tenido muchas oportunidades de acabar con ella — me sincero —. Simplemente algo me lo impide, y es lo que no entiendo.

—Es normal cuando amas a alguien que no te conviene. Yo te entiendo perfectamente, hijo — lo miré de reojo —. También me enamoré de quién no debía a tu edad, pero por cuestiones del destino ella murió. Supongo que no era la mujer adecuada para mí. Después conocí a tu madre y simplemente olvidé todo.

Me quedé en silencio, pensando en si podría llegar a olvidar a Gia definitivamente o no, como mi padre lo había hecho. Ella ha despertado un lado que nunca antes había visto de mí. No creo volver a verla y estoy seguro que con otra mujer no podría sentir lo mismo. Gia es el lado bestial que tanto me hacía falta para reventar de todas las formas existentes.

Ahora me espera una larga estadía en la cárcel, una en la cual no voy a poder verla. Solo me tendré que conformar con el recuerdo de sus preciosos ojos, imaginar la suavidad de su piel y de sus y tratar de encontrar en el aire su olor.

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