Capítulo 14- Amor y odio

Días después...

—Ya que todos estamos aquí, vamos a dar inicio a la reunión — comienza a hablar mi tía Emily —. Por años el consejo ha sido un pasaje para que cada líder proponga lo que mejor en su negocio le convenga, ¿me equivoco? — todos negaron —. Bien. Los lideres han ido cambiando a través de los años por x o y motivo sin importancia, pero los que de verdad merecen estar aquí somos cada uno de nosotros. Los ataques nos han afectado mucho la producción y la distribución de la droga, pero estamos entregándolo todo, como siempre lo hemos hecho, para que este negocio siga en funcionamiento y no caer más en pérdidas.

—Señora Emily, lo único que queremos es garantías con nuestra mercancía. Las quemas enteras en mis terrenos de coca han ido en aumento, y eso solo nos está generando perdida a todos, principalmente a mí, porque ustedes son los que compran todo el producto — todos lo apoyaron.

—Estamos trabajando para dar con los que están quemando la mercancía en sus terrenos. Solo les pedimos un poco de paciencia y tiempo, además de que su paga siempre se verá reflejada. Nosotros somos de palabra y hemos hecho un trato justo con cada uno de ustedes.

—Eso lo sabemos de sobra, Emily. Trabajar con ustedes ha sido siempre un gran placer. No le prestes atención a mi hermano, desde que… — calla, buscando las palabras adecuadas en su mente, pero sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas —. La paranoia se ha vuelto como una sombra, es todo.

Hubo un corto silencio en la sala, respetando la ausencia de quien mas presente se encuentra entre nosotros.

—¿Lo amabas? — mi tía Molly atacó directamente a Diana Giraldo, una de nuestras mejores cocineras y la que fue su novia —. Amabas a mi hijo, ¿tenían una relación ustedes dos?.

Nadie sabia que entre ellos sucedía algo mas que una buena conexión de negocios, a excepción de Dante y de mí.

—Mamá — Gia la interrumpe —. Estamos aquí para hablar con todo lo que está pasando y la decisión que vamos a tomar con el agente Beck y con Nikola Domanski.

—Tienes razón, mi amor — ella sonríe tristemente —. Sigan con lo suyo, tomaré un poco de aire. Permiso.

Mi tía Molly se levanta de su lugar, e instantes después Malory la sigue para hablar con ella. No sabíamos lo duro que iba a ser asumir la muerte de André, pero es solo su madre la que más dolor ha padecido, aunque he visto a mi tío Remi acabar con sus propias manos a quien sea que tenga al frente, solo para arrancar ese dolor de su corazón. Verlos sufriendo me hace sentir muy culpable, y lo soy, porque les he mentido y de la peor manera a mi familia.

GIA

La reunión transcurrió con normalidad después de que a mi madre le afectara la mención de mi hermano en ella, al igual que mi padre, quien se mantuvo en un silencio muy abrumador. Lo noto muy ansioso de acabar con esa mujer cuanto antes, pero a su vez, lo noto muy distraído, distante e inquieto. Todos estuvimos de acuerdo en que mañana seria la muerte de Nikola y la del agente Beck. Kenneth seguramente llegue a odiarme, pero le dije la verdad; pase lo que pase, su padre morirá y no hay quien detenga ese hecho.

Al salir de la bodega, intercepté a mi padre quien caminaba directamente al bosque.

—¿Pasa algo, papá? — dejó el cigarro a medio camino y negó —. No te creo nada, no es muy difícil darse cuenta que algo te sucede.

—Soy el menos indicado para decirte esto, mi vida, pero enamorarte de ese agente no es de ti — gruñe —. Puede usar tu amor en tu contra, aun mas sabiendo que vamos a matar a su padre.

Eso ya lo sé, y es un riesgo muy grande que estoy tomando.

—No estoy enamorada de él, papá, apenas si lo conozco — enarca una ceja, elevando la comisura de sus labios —. Pero no puedo negar lo bien que me hace sentir en el sexo.

—Mejor cállate antes de que cometa una estupidez — se sacude —. Mis niñas han abierto mucho sus alas, y eso no me agrada en lo absoluto.

—Es sexo, así es como nos trajiste al mundo, ¿no? — carraspea, incomodo. Mi padre es todo un caso cuando de estos temas se trata —. No es nada del otro mundo.

—Me siento muy orgulloso de que seas como yo, pero esto es algo de lo que no estoy listo para hablar — reímos —. El punto es que no voy a dejar que por una estupidez llegue a perderte. El amor nos convierte en una masa de fragilidad, tu punto de quiebre es ahora ese hijo de puta.

—Papá, tengo muy claro lo que tengo que hacer. Además de que Kenneth no es mi debilidad — miento —. Que me de buen sexo no quiere decir que ya me encuentre a sus pies.

—Voy a vomitar a como sigas con ese tema — me abraza —. No está de más decir que me puedo deshacer de él cuando tu me lo digas.

—No, por ahora.

—Bien, como tu digas, mi amor — suspira —. Iré a ver como se encuentra tu madre.

—Ve, ella te necesita — deja un beso en mi frente y se va aun con esa mirada de preocupación.

A la mañana siguiente me levanté muy temprano a entrenar, de algún modo me empezaba a sentir presionada, y relativamente mal por el día tan largo e interesante que me esperaba. Por otro lado, es difícil sacar de mi mente todas las atenciones que me ha dado Kenneth; la manera tan deliberada y pasional en la me toma está muy incrustada no solo en mis pensamientos, sino también en mi piel. No debí involucrarme ni sexual ni mucho menos sentimentalmente con él. No debí caer a esa insinuación y en esa manera tan burlesca y retadora en la que llamó mi atención, ahora es muy tarde, mi maldita impulsividad me llevó a sus brazos. Me provocó y aun lo sigue haciendo con esa mirada tan cargada que siempre me dedica. Me siento tan furiosa conmigo mismo, por haber dejado al descubierto mis debilidades.

Los secos y asertivos disparos que voy dejando en cada uno de los blancos, no son más que los ojos de ese hombre que me carcomen la cabeza a cada segundo. ¿Por qué no puedo matarlo u olvidarlo? ¿Por qué demonios tuve que fijarme en el enemigo? ¿Por qué me siento estar fallándole a mis padres? Nuestra pequeña charla el día de ayer solo me demostró esa decepción en su mirada, pero a la vez no me juzgó por haberme fijado en quien no debía, solo me dio un consejo por nuestro beneficio. Ellos nunca estarían en desacuerdo a nuestras decisiones, pues muy bien han dicho que somos adultos y debemos afrontar nuestros propios retos cuando estos mismos nos azotan.

Estaba sumida en los disparos, cargando el arma y descargándola con toda la furia que de mí salía, hasta que su olor se mezcló con el de la naturaleza. Kenneth me quita la concentración que siempre he poseído para con un objetivo, y eso me hace enfurecer aún más.

—Has fallado a uno — susurra, rozándome con sus labios el lóbulo de mi oreja —. ¿Qué te tiene tan enojada?.

—Tu, tú eres mi maldito problema — escupo, cargando el arma y enfocando la mira en el siguiente blanco —. Si tan solo pudiera partirte cada hueso, sería la mujer más feliz de este maldito mundo. Pero no, porque estas tan metido en mi mente, que hasta de mi capacidad de razonar te has adueñado.

Me gira suavemente y sin darme aviso a nada, sus labios apresan los míos en un beso totalmente rudo y exigente. Quisiera poder odiarlo con todas las fuerzas de mi alma, pero ¿qué me ha hecho aparte de ser mi enemigo? Absolutamente nada más. Profundiza el rico beso usando su lengua, y es donde todas mis defensas caen de un solo golpe al suelo, dándole paso a todo ese fuego que por dentro arde por salir.

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